Forjando Vivencias |
Juan F. Puello Herrera
El arte de vivir sin ilusiones
Cuando se vive agradecido con la vida una renovada
felicidad se instala cada dÃa por los dones recibidos desde lo alto, esto
cambia cuando se atraviesa el silencio oscuro de la vida haciéndola intolerable
a los oprobios del tiempo y a las iniquidades que se presentan en las fatigas
propias de la naturaleza humana.
En Fragmentos de un diario Ãntimo expresa Amiel
que el “único viático útil para el viaje de la vida es un deber grande y
afectos intensos”, sin embargo, cuando no se entiende que la vida temporal no
es más que un corto trayecto en esto que llaman existencia, salen a relucir
todas las miserias que reposan ocultas en el interior de la persona. El arte de
la vida se convierte en algo doloroso desde que se elige alejar el amor de la
cotidianidad, por esto una gran mayorÃa de los mortales carecen de aquella
ilusión que da la certeza de formar la conciencia en espÃritu y verdad.
Expresa José Ingenieros en el Hombre mediocre que
las “ilusiones tienen tanto valor como las verdades más exactas”, tiene sentido
porque la naturaleza es pródiga en aquellos que se abren a ellas.
Dos yerros a evitar en esto, instalarse
cómodamente en el diván del tiempo haciendo del “camino fin y de lo
provisional definitivo”, olvidando que no se puede comprometer la vida
eterna; y de que, es en la vida temporal donde hemos de definirnos para
aquélla donde se nos hará y habrá de producirse el examen individual sobre el
amor, o sea las obras, porque las acciones generosas fortalecen el espÃritu y
se hace expedito el camino a la eternidad.
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