Espiritualidad
del Corazón | Hans Kwakman,MSC/CorNovum
Espiritualidad y nuevas ofertas religiosas
En el año
2003, el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso publicó un documento
de debate titulado Jesucristo, el portador del Agua de la Vida. En el prólogo,
el Cardenal Poupard, presidente de este órgano, escribió “el éxito del
movimiento de la Nueva Era obedece al anhelo humano por la paz, la armonÃa y la
reconciliación con uno mismo, los semejantes y la naturaleza”. En el texto se
destacaba que el crecimiento del pensamiento y la práctica de este movimiento
suponÃan un desafÃo para la Iglesia.
“La
búsqueda que suele conducir hacia la Nueva Era representa un deseo auténtico de
una espiritualidad más profunda, de algo que transforme los corazones y de un
camino para comprender un mundo confuso y alienante” (Agua de Vida, nº 1.5,
véase también nº 3.3) Citado por Jim Quillinan, Shapin an Australian
Spirituality in Compass, vol. 46, no. 4, 2012).
Nuevos
movimientos religiosos
En
noviembre de 2011, el semanario estadounidense “National Catholic Reporter”
(NCR) publicó una encuesta que ofrecÃa un retrato de los católicos
estadounidenses en la segunda década del siglo XXI. Una de las conclusiones de
este estudio fue que los católicos estadounidenses “continúan manteniendo una
importante presencia en la Iglesia y participan de los sacramentos de manera habitual”,
al tiempo que adoptan con facilidad nuevos recursos espirituales. En ese mismo
número de NCR, en un artÃculo titulado “Recursos espirituales tradicionales y
modernos” Michelle Dillon concluÃa que “un gran número de católicos afirma
creer en diversos aspectos de la espiritualidad de la Nueva Era. El 42% dice
creer en la existencia de energÃa espiritual en objetos fÃsicos, como montañas,
árboles o cristales; alrededor de una tercera parte (37%) cree en la
reencarnación…”.
Linda
Woodhead, profesora del Departamento de PolÃtica, FilosofÃa y Religión de la
Universidad de Lancaster, de Inglaterra, apunta que la creencia en un “Dios
personal” se redujo aproximadamente a la mitad en el periodo comprendido entre
1961 y 2000 – de un 57% de la población británica al 26% - en el Reino Unido,
mientras la creencia en un “espÃritu de fuerza vital” se duplicó – pasando de
un 22% en 1961 a un 44% en 2000.
En muchas
regiones del planeta, los católicos tratan de saciar su apetito espiritual a
través de la búsqueda de recursos ajenos al culto dominical. Parece ser que
este deseo no se satisface con la asistencia habitual a la Misa y escuchando las
homilÃas. Continúan buscando algo más. Sin ser conscientes de ello, tienen
necesidad de alimento para sus corazones.
En el
mercado de muchas “ofertas” religiosas
Es
posible que salgan de compras a un mercado que les promete todo tipo de
“espiritualidades”. No obstante, debido a la enorme diversidad de
espiritualidades que se ofrecen – la búsqueda de “Espiritualidad Cristiana” en
Internet arroja miles de resultados – podrÃan tener dificultades para hacer una
elección acertada. Por eso, no resulta sorprendente que algunos de ellos estén
tentados de adoptar algunas espiritualidades y convicciones que no conducen a
la satisfacción espiritual desde nuestra concepción del cristianismo y que no
llegarán a aplacar el hambre espiritual.
Muchas personas, incluso algunos católicos convencidos, desconocen la existencia de recursos espirituales dadores de vida en el seno de nuestra propia tradición cristiana. Algunos asumen que tales recursos únicamente estarÃan disponibles para los hombres y mujeres consagrados que dedican un gran número de horas a la oración y la meditación. Desconocen que la mayorÃa de las espiritualidades cristianas, como las pertenecientes a la tradición católica, se encuentran al servicio de todos, incluso de aquellos con una apretada agenda diaria.
Estas
espiritualidades enriquecerán a los que anhelan una vida espiritual más
profunda. Como condición previa, deberÃan sentirse conmovidos y atraÃdos por
los caminos abiertos por grandes hombres y mujeres a lo largo de la historia
del cristianismo y, concretamente, de la Iglesia Católica.
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