La Familia | Maricruz Howley/ADH
La
Casa Paterna
“La
familia es como las ramas de un árbol: cada uno crece en su propia dirección,
pero las raÃces son las mismas”.
Esta hermosa
frase de autor desconocido hasta ahora, es muy cierta y me ayudó a entender mejor
por qué a pesar de ser adultos y tener familias propias todos los hijos siempre
vuelven a la casa paterna.
Mi familia,
es una familia ensamblada hace casi 50 años, pues mi padre quedó viudo con dos
niñas y un niño siendo muy joven y tiempo después conoció a nuestra madre con
quien procreó también dos niñas y un niño, formando asà una familia ensamblada
de ocho personas con sus bajas y sus altas. Cuatro de nosotros formaron ya sus
familias y dos vivimos con nuestros padres.
Aunque todos
trabajamos y tenemos nuestras ocupaciones todos los fines de semana el punto de
reunión es la casa paterna, donde se celebran la navidad, las madres, los
padres, escuchamos música vieja de las
de cien canciones y un millón de recuerdos, celebramos cumpleaños con o sin
fiestas, se come, se rÃe, hacemos el karaoke más disparatado del mundo, se
echan las pavitas en el patio, se habla de todo lo que sucede en el paÃs, se
rememoran tiempos pasados, personas de la niñez, donde hablamos sobre malos
momentos y enfermedades, hemos llorado, recordamos a los que ya no están con
nosotros fÃsicamente, pero si en nuestros corazones y por supuesto se comparte
el presente con las nuevas generaciones, se da gracias a Dios por todo y se
hacen planes para el futuro.
En una que
otra ocasión me quejé del trajÃn familiar de los fines de semana, pues vivo con
mis padres, pero debo agradecer a la pandemia que me dejó como una de sus enseñanzas lo que podemos añorar esos fines de semana de locos con los hermanos, sus esposos,
esposas, sobrinos y personas apreciadas a pesar del cansancio que podamos tener
y como debemos aprovechar cada segundo para compartir con ellos.
Cuando mis
hermanos no aparecen o no llaman ahà estoy yo, preguntando dónde andan metidos,
por qué no llaman, qué pasa con ustedes.
Entendà que a pesar de todos ser mayores y tener familias y caminos propios, todos buscamos ese camino que nos conduce hacia nuestras raÃces, raÃces fuertes y gruesas de amor, de agradecimiento, de fraternidad, de entendimiento, de ánimo, de comprensión, de apoyo, de valor para enfrentar los malos momentos y de alegrÃa para los buenos, porque allà crecimos y encontramos su calor y a pesar de ser todos distintos, nos sentimos unidos y reconfortados unos con otros en armonÃa como las ramas de un gran árbol en la casa paterna.
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