Humanizar
|
Consuelo Santamaría
Las cajas de los sueños
Consciente
de la importancia de los sueños y de la cantidad de información que
proporcionan, fui recogiendo los diferentes tipos de sueños que expresaban.
Según la edad los sueños van cambiando y, en consecuencia, gran parte de sus
miedos van variando con ellos. Cuando los pequeños diferencian la fantasía de
la realidad, lejos de dejar de soñar, continúan haciéndolo, pero muchos sienten
una vergüenza en expresarlos, sobre todo si éstos son origen de sus miedos.
Para
trabajar los sueños, les digo que tienen que construir dos cajas que han de
tener con ellos durante todo el acompañamiento. Una la llamaron la caja de los
sueños “dormidos” y a la otra le pusieron el nombre de la caja de los sueños
“despiertos”.
Las cajas
de los sueños “dormidos” los niños pueden elegir la forma de expresarlos, bien
lo hacen dibujando, escribiendo o mezclando dibujo y narrativa. Sus escritos
mágicos no se leen cada semana, sino que cada niño los va almacenando en su
caja y una vez al mes se leen. Esto me ayuda a percibir la recurrencia de sus
sueños, lo que constituye un miedo, lo que puede derivar en una obsesión, lo
que pasa a ser pesadilla y lo que puede convertirse en terror nocturno.
En la
caja de los sueños “dormidos” los que más aparecen son los sueños con
monstruos, agua, caídas, animales, payasos, hombres malos, fuego, hadas,
hechizos y brujas. Están asociados a sus inseguridades, sentimientos de ser
perseguidos, ansiedades, rivalidades, envidias, luchas, deseos de cambios, acosos,
etc. Detrás de cada uno hay algo que preocupa al niño y que hay que trabajar.
Las cajas
de los sueños “despiertos” se van llenando de sueños y de fantasías que con
esfuerzo pueden ser alcanzables o pueden derivar en otras más ajustadas a cada
niño y se trabajan los 15 últimos minutos de cada sesión. Estos sueños están
llenos de esperanza, de deseos de bien, implican luchar por algo, despiertan la
motivación, animan a los niños a trabajar por conseguir lo que quieren. Son una
fuente de estimulación para el cambio y un medio maravilloso para abrirlos a la
vida.
Castrar
los sueños infantiles es asfixiar el alma infantil, es agarrotar la mente para
dirigirla solo en una dirección. Al abrir la caja de los “despiertos”
encontramos sueños fantásticos y sueños posibles. Ambos son maravillosos,
porque la fantasía “despierta” de los niños confronta con una realidad
“dormida” de los adultos. La fantasía “despierta” de Alba, (tal y como escribió
hace unos días) fue: “sueño que todas las personas sean buenas y que todos los
niños tengan comida”. Este sueño “despierto” de Alba y lleno de una aspiración
compasiva confronta con la realidad dormida de muchos adultos que se han dejado
atrapar por la comodidad, desconfianza y desesperanza. Podría ir analizando
sueño a sueño y veríamos el mundo maravilloso, ético, solidario, sorprendente y
responsable de los más pequeños.
Entender
los sueños como imposibles, utopías, quimeras o ensueños propios de locos, es
extirpar algo profundo y maravilloso del ser humano, nada menos que la
capacidad de anhelar y luchar por alcanzar los sueños. Esto le pasó a Leonardo
da Vinci que diseñó el ornitóptero, una aeronave capaz de mantenerse en el
aire. Cuando con la mente somos capaces de imaginar y concebir algo, podemos
alcanzarlo.
Al leer
cada niño su sueño entramos en procesos de “ayudar a pensar” y esto es lo
terapéutico y transformador. Yo los animo y estímulo
para que no dejen de soñar nunca, porque como dijo Eleanor Roosevelt: “El
futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños”.
Publicado
por Revista Humanizar
https://www.humanizar.es/publicaciones/revista-humanizar/sonar
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...