Opinión | Martin Gelabert Ballester
Todo es política, y no toda es buena
La política es algo muy importante y laudable, si
por política entendemos el cuidado de la ciudad y la preocupación por el
bienestar de los ciudadanos. Aunque, a veces, no seamos conscientes, todos hacemos
política. Porque nuestras acciones tienen repercusiones en los demás, para bien
o para mal. Incluso el que dice que no hace política, la está haciendo, porque
su “no hacer” también tiene repercusiones y consecuencias. Cierto, la palabra
tiene un sentido más estricto cuando se reserva a la labor que hacen los
responsables máximos de la organización de las ciudades y de los estados. A
estas personas se las denomina “los políticos”.
Toda sociedad necesita organizarse. Y la
organización requiere personas responsables que orienten, dirijan y tomen
decisiones. Hoy la palabra política está desprestigiada, a causa de los
errores, la corrupción, la ineficiencia de algunos políticos. No es menos
cierto, como reconoce el Papa (Fratelli tutti, 176) que el mundo no puede
funcionar sin política, que no puede haber fraternidad universal y paz social
sin una buena política. Eso sí, el Papa lamenta que la política esté supeditada
a la economía y que, muchas veces, los políticos se queden en inmediatismos,
sobre todo cuando, en vez de pensar en el bien común a largo plazo, se guían
por las encuestas de intención de voto.
El político debe no sólo dar ejemplo, sino
sacrificarse en bien de los demás. Son pocos los que lo hacen
Desgraciadamente, en nuestro mundo, la política no
sólo está supeditada a la economía, sino que para algunos se ha convertido en
un negocio o, al menos, en un medio de vida, más que en un servicio al bien
común. En plena campaña electoral, en la que se jugaba la presidencia de una
comunidad autónoma española, uno de los candidatos prometió que, si ocupaba el
cargo, se reduciría el sueldo un 30%. Me informé de cuánto cobra este
presidente: más de 150.000 euros. Pienso: “150.000 euros al año, con todos los
gastos pagados, no es un mal sueldo, pero bueno, se comprende que algunos
tengan una alta remuneración”. Después de tanta ingenuidad me doy cuenta de que
los 150.000 euros son mensuales. Ya ni me preocupa si cobra por 12, por 14 o
por 15 mensualidades. En todo caso, parece poco presentable.
Algunos políticos no solo han convertido la
política en un medio de vida, sino en un camino para obtener privilegios que no
les corresponden. Lo que ha ocurrido con algunos alcaldes y otros altos cargos
(no me olvido de que también ahí se pueden incluir unos pocos eclesiásticos),
“colándose” para vacunarse contra el covid-19, no es muy ejemplar. El político
debe no sólo dar ejemplo, sino sacrificarse en bien de los demás. Son pocos los
que lo hacen. Comparado con otros abusos, este asunto de la vacuna me parece menor.
La corrupción llega a extremos escandalosos cuando está en juego el acumular
grandes sumas de dinero por procedimientos ilícitos e inmorales. Porque el
dinero nos vuelve locos a todos. Menos mal que, como al final todo se sabe,
unos y otros terminan denunciando las corruptelas ajenas.
Publicado en:
http://nihilobstat.dominicos.org/articulos/todo-es-politica-y-no-toda-es-buena/
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