Nuestra Fe | Alexis
Cifuentes
Jesús compasivo como el Padre
Ante la realidad que Jesús va descubriendo en la
vida de la gente, nunca aparece indiferente a su situación. Jesús está atento y
se compadece de ellos, actúa con gestos sencillos, cercanos y significativos,
que revelan su gran compasión.
Este aspecto es muy relevante para comprender el
ministerio de Jesús, porque la compasión es el estilo de Dios, como enfatiza el
papa Francisco en sus reflexiones. Él afirma: “El estilo de Dios es cercanía, compasión
y ternura. Cuántas veces, en el Evangelio, en la Biblia, encontramos esta
frase: “Tuvo compasión”.
Tener compasión, como la tuvo Jesús, es tarea de
sus seguidores, si realmente se consideran discípulos. “Conmovido, Jesús se
dedica a la gente y comienza a enseñar a la gente, pero tampoco se olvida luego
del cansancio y el hambre que tienen y reacciona compadecido.
En este sentido, Francisco reitera la necesidad de
estar atentos, de no tener prisa, así nos hacemos compasivos, como el Señor. “Parece
una contradicción, pero en realidad no lo es. De hecho, solo el corazón que no
se deja secuestrar por la prisa es capaz de conmoverse, es decir, de no dejarse
llevar por sí mismo y por las cosas que tiene que hacer, y de darse cuenta de
los demás, de sus heridas, de sus necesidades”, reflexiona Francisco.
Asimismo, el Papa nos hace comprender que la
compasión nace de la contemplación, no del activismo o la prisa. Meditemos sus
propias palabras, como las pronunció a propósito de la sugerencia de Jesús a sus
discípulos para que dieran de comer a la gente hambrienta.
“Si aprendemos a descansar de verdad, nos hacemos
capaces de compasión verdadera; si cultivamos una mirada contemplativa,
llevaremos adelante nuestras actividades sin la actitud rapaz de quien quiere
poseer y consumir todo; si nos mantenemos en contacto con el Señor y no
anestesiamos la parte más profunda de nuestro ser, las cosas que hemos de hacer
no tendrán el poder de dejarnos sin aliento y devorarnos. Necesitamos —escuchad
esto—, necesitamos una ‘ecología del corazón’ compuesta de descanso,
contemplación y compasión. ¡Aprovechemos el tiempo estivo para ello! Nos ayuda
mucho”.
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