Un santo para cada día | Ángel Gutiérrez Sanz/RD
San Pedro Poveda (Pedagogo, confesor y mártir de
nuestro tiempo)
Poveda: humanista y pedagogo
Él es el gran propulsor de Escuela Nueva y su
pedagogía va orientada a la educación personalizada, tan de moda hoy día. Éstos, sin duda, son los dos grandes tesoros
que nos ha dejado en herencia.
A partir de la revolución liberal del año 1868 se
nota un cambio en España que comienza a ser un país más cercano a Europa. En
estos años de aspiraciones reformistas vamos a asistir a acontecimientos
lastimosos, como puede ser el sentimiento generalizado de decepción
característico de la generación del 98, que coincide con la pérdida de Cuba,
Puerto Rico y Filipinas, la Primera guerra mundial, los desastres militares en
África. El campo andaluz mísero y
desatendido forma parte de una situación generalizada de anarquía política y
desorden social que hacen de la nación española un estado ingobernable sin
Dios, sin Estado y sin ley. En este delicado contexto político y social tuvo
que moverse Pedro Poveda, hasta ser asesinado por motivos religiosos
Había nacido el 3 de diciembre de 1874 en Linares,
siendo sus padres José Poveda Montes y María Linarejos. Después de haber
estudiado tres años en el instituto de Jaén surge en él la vocación de ser
sacerdote; a tal efecto ingresa en el Seminario de Jaén en el año 1888. En esta
ciudad tiene la oportunidad de conocer la obra educativa realizada por el P.
Manjón a favor de los niños y niñas más pobres y piensa que en un futuro le
gustaría a él poder hacer lo mismo. Seis
años más tarde ingresa en el seminario de Guadix (Granada), donde el obispo de
esta ciudad es Don Maximiano Fernández del Rincón, familiar suyo. Durante su
estancia en Granada va a tener oportunidad de conocer los barrios depauperados
y al concluir sus estudios es ordenado sacerdote el 17 de abril de 1897. Se
licencia en teología y ejerce como profesor en el Seminario de Guadix,
predicará y tratará de sensibilizar a la gente de la necesidad de acabar con
esas bolsas de pobreza existentes en la zona.
Convencido de que la mejor forma de acabar con la
pobreza es acabar con la ignorancia, comienza a acariciar la idea de llevar a
cabo un proyecto educativo innovador a favor de los más necesitados al estilo
del realizado por el P Manjón. Con este
propósito, en 1902 funda las Escuelas del Sagrado Corazón, pero se ve obligado
a abandonar su obra social en Guadix, debido a la presión por parte de fuerzas
burguesistas. Covadonga será su próximo destino en 1896 y en este rincón
asturiano seguirá fiel a su proyecto educativo, formando profesores cristianos,
escribiendo e investigando sobre temas de educación, llegando a crear una
Academia Pedagógica en Gijón para maestros y otra para mujeres estudiantes de
magisterio. 17 años más tarde volvemos a verle por tierras andaluzas, como canónigo en la catedral de Jaén y
profesor en el Seminario, pero su pasión sigue siendo llevar a la práctica su
proyecto educativo; vuelve a repetir la experiencia de Gijón y funda la
Academia de Sta. Teresa para jóvenes
estudiantes de la Normal; con este motivo conocería a Josefa Segovia Morón,
recién graduada en magisterio y que habría de ser pieza fundamental, no solo
para la marcha de la academia en cuestión, sino para la obra fundacional de la
Institución Teresiana, aprobada por Pio XI
y que habría de estar destinada a trabajar en favor de la realización
humana y cristiana por medio de la culturización.
Nombrado Capellán Real llega a Madrid el 18 de
enero de 1921 y aquí habría de permanecer hasta su muerte. Desde Madrid se le van a multiplicar las
posibilidades para trabajar en favor del proyecto educativo que el persigue,
colabora con la Comisión Nacional para la erradicación del analfabetismo, con
los sindicatos femeninos católicos, forma parte de la Hermandad para Niños
Pobres y Huérfanos, se relaciona con distintas asociaciones de maestros y
padres vinculados con la enseñanza, se pone en contacto con la Federación de
Amigos de la Enseñanza. En fin, extiende todos sus tentáculos por el complejo
universo educativo. Lo que se dice un hombre entregado por entero a un proyecto
educativo en el que siempre creyó.
Poveda en la España del 36 continuaba con su
actividad trepidante, pero siempre demostrando ser una persona tolerante, por
lo que solo un odio visceral contra lo religioso puede explicar su martirio. El
28 de julio de 1936 fue detenido en su casa de Madrid, en la Calle de la
Alameda Nº 8, para ser vilmente asesinado. Al día siguiente su cuerpo aparecía
en las tapias del cementerio de la Almudena.
Reflexión desde el contexto actual:
El Padre Poveda está actualmente reconocido por la
UNESCO como “humanista y pedagogo”. Él es el gran propulsor de Escuela Nueva y
su pedagogía va orientada a la educación personalizada, tan de moda hoy
día. Éstos, sin duda, son los dos
grandes tesoros que nos ha dejado en herencia; aparte del generoso
derramamiento de su sangre, vertida por Dios y que aún en nuestros días hay que
seguir viéndolo, como símbolo de reconciliación, porque como buen cristiano
murió perdonando. Después de más de
cien años de todo aquello, el laicismo se ha vuelto a enseñorear de la escuela
con un analfabetismo religioso alarmante. El hueco dejado por la ausencia de
Dios se intenta suplir con una “educación para la ciudadanía”, que en realidad
viene a ser la proyección de la ideología política vigente. En vista de que
nadie parece comprometerse en serio con lo que debiera ser una educación
integral y responsable, bueno sería que intentáramos resucitar la idea que
sobre la educación tenía este gran pedagogo cristiano.
Publicado en Religión Digital
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