Temas de Salud | Isabel Molina Estrada/RM*
Marian Rojas Estapé: “Muchas enfermedades de hoy
están relacionadas con el ritmo de vida que llevamos”
Ansiedad,
depresión, trastornos… La psiquiatra Marian Rojas Estapé autora del libro "Cómo hacer que te pasen cosas buenas",
está convencida de que, incluso en el dolor, podemos sacar cosas positivas, si
sabemos cómo opera la mente ante los problemas.
Marian Rojas
Estapé logra poner complejos temas médicos al alcance de todos, e intenta, a
menos que se trate de pacientes con trastornos graves, ayudar a las personas a
que, poco a poco, puedan “enfrentarse a los grandes dramas de la vida y a
los pequeños sufrimientos del día” sin fármacos. Según indica, “la medicación
es útil, pero ante un drama, pasado un tiempo, debes aprender a vivir sin
medicación”.
El 20 por
ciento de la población “está medicada por problemas de ánimo”. ¿Es posible dar
un vuelco al uso de fármacos?
La vida tiene
un gran componente de dolor y sufrimiento, y nos cuesta aceptarlo. Tenemos que
distinguir entre las depresiones graves o las enfermedades psiquiátricas y
mentales, que requieren su medicación, y los trastornos menos graves. Hay
muchísima gente que toma antidepresivos y ansiolíticos para trastornos menos
graves, y su organismo se acostumbra a estar medicado. Les cuesta dejar la
medicación porque “me ayuda a no sufrir”, “a no tener ansiedad”, “a que las
cosas casi no me afecten”.
Aboga por
entrenar el cerebro para enfrentar los problemas, ¿por qué?
Porque si no,
tu cerebro se acostumbra a tener medicación para no sufrir, y el sufrimiento es
parte fundamental de la vida.
¿Es posible
mejorar el estado de ánimo en circunstancias adversas?
Estamos en un
momento de la historia donde hay una hiperestimulación. Vivimos
con unos elevados niveles de estrés y, cuando esto sucede, son las
circunstancias las que mandan. Dejamos de tener el control de nuestra vida y de
nuestras emociones. En momentos así lo importante es preguntarse: ¿estoy en
modo supervivencia o estoy en modo crecimiento?
¿Qué
diferencia hay?
El modo
supervivencia es de alerta: yo no me controlo, una circunstancia externa me
domina. Puede ser grave (una enfermedad, un problema económico…), o pequeñas
cosas que me saturan y me hacen incapaz de gestionarme. En modo crecimiento soy
capaz de frenar y empiezo a recuperarme física y psicológicamente; se refuerza
mi sistema inmunológico, tengo más capacidad creativa y descanso.
¿Cómo pasar de
un modo al otro?
Lo primero es
conectar con el instante presente, porque el 90 por ciento de las cosas
que nos preocupan jamás suceden; están en el pasado o en el futuro. Luego,
reconocer lo que me está afectando. El cuerpo da señales: dolor de cabeza, de
estómago, irritabilidad, falta de atención… Puedo preguntarme: ¿qué paso dar,
por pequeño que sea, para salir de esta situación? ¿Hacer ejercicio, volver a
quedar con mis amigos, perdonar o pedir perdón a alguien? Y pedir ayuda a
un familiar, a un amigo o a un terapeuta: “Me noto mal; ¿me puedes
ayudar?”.
¿Sigue siendo
tabú ir al psiquiatra?
Hemos mejorado
muchísimo. Cuando empecé a trabajar, había un perfil de gente que jamás acudía
a mi consulta, a menos que estuviera muy mal. Hoy muchos vienen para entender
qué les pasa. Si una persona entiende por qué le tiembla el párpado los días
que está tenso, por qué tiene contracturas cervicales, por qué esa sensación de
estar hinchado o inflamado… se logra gestionar. Nunca hemos tenido tanta
información al alcance de nuestra mano, y nunca antes hemos sido tan
vulnerables al engaño.
¿Qué es la
depresión?
Hay tantas
depresiones como personas. Las hay endógenas –bioquímicas– y exógenas: un
problema de trabajo, se muere un familiar, me arruino… Un problema me pone en
un sistema de alerta en mi organismo, se aumenta el cortisol y se acaba
produciendo en mi cerebro una inflamación o un cambio de los neurotransmisores
y, al final, acaba siendo un problema bioquímico.
¿Qué efecto
puede tener el estrés en la salud?
El cortisol
–la hormona del estrés– actúa cuando nos sentimos alerta. Este cortisol es
bueno porque nos ayuda a hacer frente a un desafío. Cuando se pone en marcha,
sube la tensión, saca el azúcar al organismo y refuerza el sistema inmunológico
para que yo pueda hacer frente a lo que viene. Pero ¿qué pasa si constantemente
me siento amenazado por “¿Y si tengo un cáncer, y si mi hijo se
droga…”? Mi mente y mi cuerpo no distinguen lo real de lo imaginario. Y
ante una amenaza, sea real o no, el sistema de alerta se activa, y
el cortisol, que es un potente antiinflamatorio, si está constantemente
activado, hace que el sistema inmunológico cambie y se dé una inflamación en el
organismo: gripes, amigdalitis, gastroenteritis…
¿Desencadena
enfermedades?
Empieza a
haber teorías de que los grandes booms de enfermedades de hoy, cuyas causas no
se conocen bien, están muy relacionadas con el ritmo de vida que llevamos. Hay
estudios que muestran la depresión como una enfermedad inflamatoria del cerebro
que afecta al estado de ánimo, y ya se trabaja con antiinflamatorios para
depresiones persistentes.
¿También
tienen que ver con el aumento de los casos de cáncer?
No digo que
las emociones causen cáncer. El cáncer es multifactorial. Tiene que ver con la
alimentación, con la genética, y hoy sabemos que las emociones son otro
componente que influye en su aparición. Ante un estado de estrés mantenido, el
sistema inflamatorio se altera y, si encima tengo predisposición –genética o
porque aleatoriamente empiezan a producirse células malignas en mi cuerpo–,
haber vivido una etapa de mucho estrés hace que el sistema inmunológico dañado
pueda potenciar su aparición.
Una de sus
claves consiste en recuperar el sentido de la vida. ¿Para qué?
En una
sociedad que sustituye el sentido por sensaciones –que en sí no tienen por qué
ser malas, pero que no dan sentido a la vida (comida, alcohol, redes
sociales…)–, el 90 por ciento de las personas han perdido la ilusión. Hay
que recuperar esa conciencia de que tus actos, por pequeños que sean, si se
hace con amor y delicadeza, valen la pena.
Publicado por Lafamilia.info:
(*Publicado originalmente en la Revista Misión)
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