Papa Francisco | Vatican News
El Papa: Deténganse fabricantes de armas, la guerra se come a
los hijos de la patria
Esta
mañana, conmemoración de todos los fieles difuntos, el Papa Francisco visitó el
Cementerio Militar francés de la capital italiana, al día siguiente de la
fiesta de Todos los Santos, para celebrar la anual misa por los difuntos. El
Santo Padre dedicó esta celebración eucarística por los fieles difuntos a las
víctimas de la guerra. No fue su primera visita a un Cementerio Militar: en
2017, visitó el Cementerio Americano de Nettuno y en 2014, el de Redipuglia,
con motivo del centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial.
Homilía
del Santo Padre
Hablando
espontáneamente el Papa Francisco dijo:
“¡Deténganse
hermanos y hermanas! ¡Deténganse fabricantes de armas! Estas tumbas hablan,
gritan por sí mismas, gritan por la paz”
El
llamamiento del Papa Francisco es un susurro, pero resuena con fuerza entre los
cipreses y los olivos del Cementerio Militar francés de Roma, un lugar de
historia y memoria que ha elegido este año para celebrar la Misa por todos los
fieles difuntos. En particular, como dijo ayer a la hora del Ángelus, por las
víctimas de la guerra. Las guerras mundiales, así como las guerras que se
libran "a pedazos" aún hoy, en todos los rincones del planeta.
Flores
blancas en las tumbas
El
Pontífice recorrió lentamente en procesión el largo pasillo que separa las
extensiones de verde, bajo la sombra de cipreses y olivos, donde se encuentran
las lápidas de los soldados franceses muertos durante la Segunda Guerra
mundial. Todas las lápidas son iguales: una cruz de mármol y las palabras
grabadas "Mort pour la France". En este histórico emplazamiento
romano encaramado en la colina de Monte Mario, desconocido para muchos
ciudadanos de la capital, pero de gran importancia para los franceses de Roma,
Francisco llegó con casi media hora de antelación, pasando por la entrada que
lleva la inscripción "Cimitière Militaire Français" - Campagne d'Italie
1943 - 1944".
Mientras
el coro entonaba un canto, el Papa caminaba solo, en silencio orante, entre las
lápidas. En primer lugar, recorrió un camino pavimentado con lápidas sobre las
que depositó rosas blancas, y luego se detuvo unos instantes en oración, con
las manos unidas y los ojos cerrados, frente a algunas de ellas. Al final de
este "camino", el Papa saludó a algunos de los presentes y a los
sacerdotes concelebrantes, y luego, tras ponerse los ornamentos, se dirigió
hacia el altar decorado con flores amarillas e instalado bajo una carpa blanca
que lo protegió del inusual sol, casi primaveral en este otoño romano. Las
lecturas se leyerin en francés y los himnos se entonaron en italiano. La Misa,
celebrada al aire libre, contó con la asistencia de numerosos fieles.
Todos
en el camino
El
Pontífice hizo su homilía hablando espontáneamente, como suele hacer cada año
en esta conmemoración. Francisco comenzó recordando una inscripción a la
entrada de un cementerio en un pueblo del norte de Italia:
“Tú
que caminas, detén tu paso, y piensa en tus pasos en el último escalón”
Una
invitación que caló hondo en el corazón del Papa, que ya la había mencionado en
una homilía en Santa Marta, en 2016, y que hoy le ofreció la ocasión para
recordar a todos los fieles que "la vida es un viaje" y que "todos
nosotros estamos en camino". "Si queremos hacer algo en la vida es un
camino, no un paseo, un camino".
Muchos
son los pasos que damos cada día, dijo, "ante tantos acontecimientos
históricos, tantas situaciones difíciles, tantos cementerios".
“Todos
tendremos un último paso. Alguien puede decir: 'Pero, padre, no sea tan
lúgubre, no sea tan trágico'. Lo importante es que ese último paso nos
encuentre en nuestro camino, no en un laberinto sin fin”
La
guerra se come a las víctimas
Mirando
las tumbas de los muertos en la guerra, el Papa Francisco expresó un segundo
pensamiento: "Estas personas son buenas, murieron en la guerra. Murieron
porque fueron llamadas a defender su país, a defender valores, ideales y muchas
otras veces a defender situaciones políticas tristes y lamentables".
“Son
las víctimas, las víctimas de la guerra que se come a los hijos de la Patria”
Dios
conoce el nombre de todos nosotros
El
Papa recordó los Cementerios Militares que visitó en el pasado, siempre con
motivo del 2 de noviembre: Anzio, en 2017, y Redipuglia, en 2014. A
continuación, dirigió su pensamiento a los caídos y desaparecidos en el río
Piave: "Muchos han quedado allí", dijo, así como a las víctimas del
desembarco de Normandía. Mirando nuevamente las lápidas del Cementerio francés
de Roma, Francisco dijo que le llamó la atención lo escrito en una de las
tumbas: "Inconnu", desconocido, "Mort pour la France",
muerto por Francia. Una tumba anónima, como otros miles en los cementerios de
guerra. "Ni siquiera el nombre...", observó el Papa. Y añadió:
"En
el corazón de Dios está el nombre de todos nosotros, pero ésta es la tragedia
de la guerra. Estoy seguro de que todos ellos están con el Señor. Pero nosotros
¿estamos en camino? ¿Luchamos lo suficiente para que no haya guerras, para que
no haya una economía de países fortificados por las industrias armamentísticas?
Las
tumbas, un mensaje de paz
“Hoy
– dijo el Obispo de Roma – el sermón debería ser mirar las tumbas". Tumbas
que "son un mensaje de paz". Es aquí donde el Papa hizo su
llamamiento:
“Deténganse
hermanos, hermanas. Deténganse fabricantes de armas", "estas tumbas
hablan, gritan por sí mismas, gritan por la paz”
El
cementerio militar francés de Roma
Encaramado
en lo alto de la colina de Monte Mario, en la orilla derecha del Tíber, el
cementerio militar francés domina la Ciudad Eterna desde hace casi 75 años. Y
este año ha sido el lugar elegido por el Papa Francisco para la celebración de
la misa con motivo de la conmemoración de todos los fieles difuntos. Se trata
de un lugar relativamente desconocido para los romanos y que es muy simbólico
para Francia. Se encuentra en la parte alta de la capital italiana, en Via dei
Casali di Santo Spirito, donde ya se han llevado a cabo en el pasado otras
conmemoraciones.
Un
poco de historia
Construido
e inaugurado por el gobierno italiano al final de la Segunda Guerra Mundial, el
cementerio militar francés rinde homenaje a los soldados que lucharon contra el
régimen nazi durante la Campaña de Italia, entre noviembre de 1943 y julio de
1944. El cementerio contiene las tumbas del Cuerpo Expedicionario Francés en
Italia (CEFI), un grupo de cuatro divisiones militares dirigidas por el general
Alphonse Juin, que se distinguió especialmente durante la batalla de
Montecasino, en mayo de 1944.
Lugar
estratégico de la Línea Gustav, Montecasino, sede de una importante abadía
benedictina, fue el escenario de una de las batallas más sangrientas del
conflicto, a veces denominada el "Verdún de la Segunda Guerra
Mundial". La victoria de las tropas francesas sobre el ejército nazi
permitió a los aliados reanudar su avance y entrar victoriosos en Roma el 4 de
junio de 1944.
Homenaje
al ejército colonial francés
De
los 6.200 soldados muertos durante la batalla de Montecasino, dos tercios eran
del Magreb, según las cifras proporcionadas por el periodista libanés René Laba
para el medio de comunicación Madaniya. De hecho, el Cuerpo Expedicionario
Francés estaba formado principalmente por soldados del ejército africano,
especialmente de Marruecos y Túnez.
De
los 1.888 soldados enterrados hoy en el cementerio militar francés de Roma,
1.142 son musulmanes, reconocibles por la media luna islámica grabada en cada
lápida. Entre las víctimas enterradas hay un gran número de
"Goumiers", soldados de nacionalidad marroquí que fueron llamados a
luchar en las tropas francesas durante unos 50 años.
El
11 de noviembre de 2018, la Embajada de Francia en Italia conmemoró el
centenario de la Gran Guerra de 1914-1918, con la presencia de alumnos del
Liceo Francés Chateaubriand, mientras el 11 de mayo de 2004, una delegación de
veteranos norteafricanos había celebrado también, en Monte Mario y en presencia
del embajador francés en Roma, el 60º aniversario de la victoria del Cuerpo
Expedicionario Francés en el lugar.
Publicado
por Vatican News
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