Para vivir mejor | Dra. Miguelina Justo
Un desafío para la familia de Nazaret
Lucas es
el único de los evangelistas quien revela un episodio interesante en la vida de
Jesús y de su familia. De acuerdo al relato ubicado en el capítulo 2, versículo
39 en adelante, María y José fijaron su residencia en la pequeña localidad de
Nazaret. El Evangelio dice que Jesús crecía, se hacía fuerte, sabio. La gracia
de Dios estaba sobre él.
Como
judíos piadosos, los padres de Jesús iban a Jerusalén todos los años para la
fiesta de Pascua. Cuando Jesús cumplió 12 años algo sacudió a la pequeña
familia. Mientras regresaban de Jerusalén, María y José notaron la ausencia de
Jesús, sin embargo, creyendo que se encontraba en la caravana, siguieron
caminando, al tiempo que lo buscaban entre sus familiares y conocidos. No lo
encontraron.
No habrá
que hacer mucho esfuerzo para imaginar la angustia en el corazón de María y de
José. Lucas afirma que decidieron regresar a Jerusalén.
Luego de
tres días de búsqueda, hallaron a Jesús en el templo, en medio de los maestros
de la Ley. El joven estaba conversando con ellos, los interrogaba, los
escuchaba y les hablaba con gran sabiduría, para la admiración de todos.
El evangelista se detiene en la reacción de María al verlo. «Hijo, ¿por qué nos
has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Así
le reclama la joven madre, quizás con una mezcla de alegría, decepción y
sorpresa. Jesús le contesta con preguntas: «Y ¿por qué me buscaban? ¿No saben
que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Lucas afirma que ellos no
comprendieron esta respuesta. Lucas establece que Jesús regresó junto a sus
padres a Nazaret, "y vivía sujeto a ellos". Comenta el evangelista
que María guardaba todas estas cosas en su corazón, con gran cuidado.
Jesús "progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante
los hombres".
Al leer
este relato muchos elementos pueden resultar perturbadores, como el hecho de
que Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran, por su lado,
estos emprendieron el viaje de regreso sin haberse asegurado de que Jesús
estaba en el grupo. Sin embargo, estos detalles, tal como indica Fitzmyer*,
están lejos de ser importantes. Lucas tiene un propósito y es el destacar
que el comportamiento de Jesús resulta incomprensible para sus padres.
María y José no logran entender a este hijo, a quien aman y procuran educar en
la fe que conocen. Jesús ha descubierto a Dios como padre y, por tanto, se
reconoce como hijo. Sigue un proceso interior que poco a poco alterará su
realidad externa. Jesús inicia un camino que, eventualmente, le
llevará lejos de casa, de lo conocido. Asumirá, hasta las últimas
consecuencias, esta identidad que empieza a construir, esta misión que comienza
a descubrir.
María y
José tienen el reto de ser padres para este joven Jesús que no comprenden, tal
como cualquier padre de hoy día. Se requiere mucho amor, silencio y
escucha para acompañar a un joven, que, al igual que Jesús, está buscándose a
sí mismo, en ocasiones en los mismos caminos recorridos por sus padres, en
otras ocasiones, atravesando senderos inexplorados.
Este
relato de Lucas normaliza las dificultades en el contexto familiar. María, José
y Jesús formaron una hermosa familia, sin duda, pero el amor que les unía no
impidió que enfrentaran dificultades. María y José amaban a Jesús, ahora les
tocaba entenderlo y reconocerlo. Les convenía aceptar que su modo de ver el
mundo era distinto al de ellos, que los intereses del joven sobrepasaban aquello
que hasta ahora conocían. ¡Qué gran desafío! La incertidumbre se apodera de las
noches. El silencio responde las preguntas que surgen ante una conducta
inusual, inesperada y desconcertante, que desborda la obediencia y la redefine.
El hijo que elige un modo diferente de ser en el mundo no desafía a sus padres,
se desafía a sí mismo. Espera, en este proceso, ser entendido. Jesús
parece reclamar esto: «Y ¿por qué me buscaban? ¿No saben que yo debía
estar en la casa de mi Padre?» Parecería preguntarles: «¿Es que no me
conocen?, ¿Es que aún no saben lo que es importante para mí?». Tal como Jesús,
todo joven, necesita ser acompañado, necesita regresar a la casa, es decir, a
un lugar seguro para seguir descubriendo el llamado de Dios, su misión y su
propósito en la vida. No sea el miedo de los padres un obstáculo para ello.
-----------
*Joseph
Augustine Fitzmyer fue un sacerdote católico jesuita, reconocido
biblista especialista en Nuevo Testamento, como también en los manuscritos del
Mar Muerto, en lenguas semíticas en general y en análisis de textos arameos en
particular.
ADH
861
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...