Vida Humana | José Calderero de Aldecoa/A&O
Ana Ortiz, la joven que vende joyas para
comprarse una mano biónica
Una vez que consiga los 60.000 euros de la mano
biónica, esta joven valenciana seguirá con su negocio para ayudar a personas en
su misma situación
Hay veces que Ana Ortiz va andando por la calle y
la gente se le queda mirando. «De primeras, siempre pienso que iré mal
conjuntada o que llevo ropa horrible. Luego ya me doy cuenta de que es por la
mano». La anécdota revela hasta qué punto tiene asumido esta niña valenciana de
14 años, que estudia en los Escolapios y que va por la parroquia de San Pascual
Bailón, el hecho de haber nacido sin una mano. «Mis padres no lo supieron hasta
que nací y siempre me trataron igual que a mis hermanos», asegura.
De esta forma, Ortiz trata de hacer todo
exactamente igual que los demás y no quiere oír hablar, por ejemplo, de adaptar
la educación física en el colegio. «Todo lo que tenga que hacer, lo tengo que
hacer yo sola. No puedo estar todo el día dependiendo de los demás, ni que me
cambien las reglas del juego para mí», explica la joven, quien, sin embargo, sí
reconoce «que le cuesta cortar la comida o coger algo que sea muy fino».
Para llegar incluso hacer estas cosas, y seguir así
dando ejemplo de este extraordinario afán de superación, Ana se ha puesto a
diseñar y a vender joyas para recaudar los 60.000 euros que cuesta una mano
biónica. Las comercializa bajo la marca peroquebonitaeres, que opera a través de redes
sociales y en el número de WhatsApp 606 59 44 69. «Desde pequeñita mi madre
siempre me decía “pero qué bonita eres” y nos pareció que ese era el nombre que
tenía que llevar esta iniciativa», asegura Ortiz en conversación con Alfa y Omega.
La joven está convencida de que va a conseguir el
dinero. Y cuando alcance lo suficiente para su mano biónica, no se detendrá.
«El plan es seguir vendiendo joyas para así poder ayudar a personas que puedan
estar en una situación parecida a la mía», confiesa.
En realidad, ya está prestando esta ayuda. «A raíz de salir en prensa he recibido algunas llamadas de madres o abuelas que tienen hijos a los que también les falta una mano. Yo siempre les doy ánimo. Les digo que “las personas que tenemos una discapacidad, tenemos un afán de superación mucho más alto porque sabemos que nos va a costar más y por eso nos esforzamos más”», concluye.
Publicado
por Alfa & Omega
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