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    miércoles, 8 de diciembre de 2021

    ¿María de Nazaret, la madre de Jesús, nació o no con el pecado, era o no Inmaculada?


    Espiritualidad | Benjamín Forcano/RD

     


    ¿María de Nazaret, la madre de Jesús, nació o no con el pecado, era o no Inmaculada?

    "¿Existe entonces un nuevo relato? Sí, y da lugar a una nueva comprensión de la Inmaculada"

     

    Desde hace más de 454 años, los nicaragüenses, estén donde estén, dentro o fuera de su país, cuando llega esta fecha, se reúnen y corean: ¿Quién causa tanta alegría? La concepción de María.

     

    El primer relato relacionado con la Inmaculada, aparece en la Biblia, escrito bastantes siglos antes de la venida del Cristo. Es ahí, donde los sabios de Israel tratan de dar una explicación a la existencia del mal existente en el mundo. Ese mal no pudo haberlo hecho Dios e inventan el relato de la creación de Adán y Eva, los cuales, viviendo en el paraíso, son tentados y seducidos desobedecen a Dios y cometen el primer pecado, el pecado original. Un pecado que contraerán todos sus descendientes y que les será transmitido por generación.

     

    ¿María de Nazaret, la madre de Jesús, nació o no con el pecado, era o no Inmaculada?

    Hacia el siglo XII la cuestión encendió la discusión entre los teólogos. Los dominicos decían que María no era inmaculada y los franciscanos y jesuitas decían que sí.

     

    La cuestión quedó zanjada en el año 1854 por el Papa Pio IX que definió: “La Virgen María fue preservada de toda mancha de culpa original en el primer instante de su concepción”. Y de ahí el nombre y la fiesta La Inmaculada.

     

    Para científicos, y sobre todo exegetas y teólogos actuales, esta definición necesita hoy ser debidamente reinterpretada. Porque el relato que la sustenta no existió, no es histórico sino mítico, inventado por la necesidad de dar una explicación al mal existente en el mundo.

     

    Tal explicación es ajena a la enseñanza de Jesús contenida en el Nuevo Testamento. Fue producto del maniqueísmo, que establecía la existencia del Bien y del Mal, como dos principios constitutivos de la vida humana.

     

    ¿Existe entonces un nuevo relato? Sí, y da lugar a una nueva comprensión de la Inmaculada. Dicha comprensión consiste en lo siguiente: Dios es creador del universo y, por supuesto, del ser humano, creado a su imagen y semejanza.


    Dios es bondad infinita, origen de todo bien, sin que nada de lo hecho por El esté poseído o corroído por el mal. La humanidad de cada persona es buena, constituida para hacer el bien, aunque sí es libre para optar por el Bien o por el Mal.

     

    En este sentido, todo ser humano lleva dentro de sí un núcleo divino de bondad y de amor, que lo hace puro, inmaculado. Por lo tanto, aunque no hay ningún texto en todo el Nuevo Testamento que llame a María Inmaculada, lo es.

     

    Lo es porque Dios, que es sumamente bueno, no pudo crear nada malo. Lo que hay de Dios en María y en nosotros, es purísimo, inmaculado. Nuestra realidad original conlleva esa donación divina, que es la que tenemos que desarrollar. De ella proviene todo lo bueno que podemos realizar.

     

    Sin duda, ésta es una valoración distinta a la que tantas veces se nos ha dado, una valoración nueva que nos hace ver que la verdadera grandeza de María reside en que llevó una vida normal, supo cumplir de maravilla sus obligaciones de madre y esposa. Su vida familiar no era un cuento de hadas, era una mujer de nuestra raza, de nuestra tierra, vecina de un pueblo como nosotros. Y en la sociedad judía le tocó experimentar lo que era una mentalidad fuertemente machista, que su hijo contradijo abierta y públicamente, provocando que una mujer, que le escuchaba, gritase: “Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron”.

     

    Ciertamente María fue Inmaculada, sin mancha, porque libremente aceptó la voluntad de Dios, de ser madre y portadora del Mesías. De esta anónima aldeana estuvo pendiente el futuro salvador de la humanidad. Ella por amor y con amor dijo que sí, que lo aceptaba: “Hágase en mí según tu palabra?

     

    María fue la primera seguidora de Jesús, la que hizo posible el anuncio y construcción del reino de Dios en este mundo, un reino abierto a todos para construir la única y gran familia de Dios, todos como hermanos, sin amos ni esclavos, en el que los últimos serán los primeros.

     

    Así, pues, María fue grande no porque fuera exenta de un previo pecado, llamado original, sino porque fue irreconciliable con el mal dentro de nuestra condición frágil y vulnerable, desplegó en su persona la función maternal de la misericordia de Dios y porque por ella ocurrió lo que nunca ocurrió con ningún otro: que su hijo, el condenado y crucificado, el enterrado y dado por fracasado, resucitó, venció a la muerte y mostró estar plenamente vivo.

     

    -Poema final:

    Mira a María como si fuera un espejo,

    Que te está recordando lo que eres.

    Si esa visión te asusta,

    es que no has descubierto tu interior.

    Eres la perla y tienes que tallarte.

    Pero tienes un modelo en quién fijarte (fray Marcos)

     

    Publicado por Religión Digital




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