Meditaciones | Sandy Yanilda FermÃn
Marcar
la diferencia
Cuando era pequeña, mi mamá siempre decÃa el refrán: “Haz bien sin mirar
a quién”. Ese refrán, siempre me hace reflexionar, en cómo nosotros los seres
humanos, tenemos que marcar la
diferencia donde quiera que estamos y donde quiera que vamos, iniciando en casa.
Desde muy niña me ha gustado sembrar. En mi casa, durante la pandemia, me
motivé a rediseñar el patio, sembrando plantas hermosas, que le dieran un giro
a mi espacio, y a la vez, contagiaran con la magia de su hermosura. Salgo al
patio y contemplo la labor de nuestro creador hacia ellas. Salgo y es como respirar un aire puro, contemplo las flores vestidas de
una seda que ni el lino más puro, viste como ellas.
Su color tan indeleble y natural, hace que cualquier persona se derrita
observando su delicadeza. A veces he pasado unos dÃas sin visitarlas y al volver, les he dicho: “cuánto han
crecido y que bellas están”. Mi patio marcó la diferencia.
Cuando marcamos la diferencia, irradiamos
un aura de virtud, de paz, de bondad y de hermosura, como lo hacen las plantas.
Cada una de ellas son diferentes, como nosotros, pero encajan brindando su
grandeza y belleza. Ellas se unen y aplauden a la naturaleza. Ellas guardan un
pedazo de cielo con ternura, donde cualquier persona, cansada de un dÃa de
trabajo, descansa en su esplendor.
Cada planta, tiene su tiempo y momento para crecer y cautivarnos con su
belleza. Cada uno de nosotros, posee la actitud
de querer cambiar y más cuando es de manera positiva.
El sembrar te da ingenio, innovación, creatividad y a la vez, te motiva
a vivir cambiando y que otros noten y vean ese cambio en ti. El sembrar te da quietud, te hace moverte
hacia un ambiente diferente, que solo su magia es capaz de explicar.
Cuando era muy joven, visité una empresa donde mi padre, me envió a
realizar una compra. TÃmida, no querÃa acercarme, sin embargo, un joven me vio
y con su sonrisa, me indico: Adelante, ¿en qué puedo ayudarle? La sonrisa y la
amabilidad de ese joven, me cautivaron de tal manera, que donde quiera voy o
estoy, quiero también tratar a los demás con esa misma sonrisa.
Marcar la diferencia es
ser diferente a los demás, pero con amor y nunca haciendo daño,
al contrario, construyendo lazos de amistad verdadera, sincera y leal.
Marca la diferencia en
tu trabajo, construyendo puentes de armonÃa con humildad.
Siempre debemos marcar la diferencia y no esperar que alguien lo haga
por nosotros.
En nuestra comunidad, podemos
marcar la diferencia siendo luz para los demás, imitando a Jesús, reflejando su
mirada y convirtiendo el ambiente donde estamos, regando semillas de amor que
retoñen en felicidad, tal como él lo hizo. No somos
perfectos, sin embargo, nuestro Dios nos llama como cristianos, a marcar la diferencia,
donde quiera que nos vean, reflejemos su admirable mirada.
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