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    jueves, 14 de julio de 2022

    Marta y María, dos cristianas adultas


    Espiritualidad | Rufo González

     


    Marta y María, dos cristianas adultas 

    El texto muestra a Jesús tratando igual a hombres y mujeres, y a la mujer tan discípula de Jesús como los varones

     

    Marta lo recibió en su casa… María estaba sentada a los pies” (Lc 10,38s)

     

    Esta narración, exclusiva de Lucas, muestra la consideración de Jesús con las mujeres, y de éstas con Jesús. Se transparenta el papel paritario que tuvo la mujer en los inicios del cristianismo. Consta también en las cartas de Pablo. Evangelizadoras como María eran Evodia y Síntique: “Ruego a Evodia y también a Síntique que piensen lo mismo en el Señor. Y a ti en particular, leal compañero, te pido que las ayudes, pues ellas lucharon a mi lado por el Evangelio, con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida” (Flp 4,2-3). Otras, como Marta, hacen tareas varias: “Saludad a María, que con tanto afán ha trabajado en vuestro favor... Saludad a Trifena y Trifosa, que han trabajado afanosamente en el Señor. Saludad a la querida Pérside, que ha trabajado con mucho afán en el Señor” (Rm 16,6.12).

     

    Yendo ellos de camino, entró Jesús en una aldea”. Paso brusco del plural al singular. Se pretende quizá destacar la iniciativa de Jesús, pero “entrarían” todos. Por el evangelio de Juan sabemos que la aldea era Betania (Jn 11,1; 12,1-3).

     

    Una mujer llamada Marta lo recibió en su casa”. No era normal en ambientes judíos del siglo I. Ocurría en el mundo griego: “Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, se bautizó con toda su familia y nos invitó: `Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa´. Y nos obligó a aceptar” (He 16,14-15). Lucas refleja la nueva cultura cristiana, en sintonía con el espíritu de Jesús.

     

    María, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra”. Es la actitud de los discípulos varones en el judaísmo. Así confiesa Pablo que se hizo discípulo de Gamaliel: “Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia... me formé a los pies de Gamaliel” (He 22, 3). Jesús permite la igualdad de la mujer y no tiene reparo en enseñarle su Evangelio.

     

    La queja de Marta presupone la actitud igualitaria en la primera Iglesia: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano”. María, al dedicarse sólo a la escucha del Señor, desequilibra la actitud servidora en aquella situación. Jesús trata de reconciliar a las hermanas: “Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada”. Corrige a Marta: “andas inquieta...” (`perispómai´: estar en tensión proveniente de varios frentes). Algunos intérpretes creen que Jesús le sugiere a Marta que no prepare tanto. Con un plato basta.

     

    El texto refleja dos servicios importantes de la comunidad cristiana: el Servicio a las mesas y la Palabra. Los dos son importantes. Suele traducirse “agathén merida” como “la parte mejor”. Pero dice: “buena parte”. Quizá la “más cómoda”. Aunque es “buena”, y “no le será quitada”. Ninguna actividad tiene prelacía ni hay división entre vida activa y contemplativa. Esta interpretación surge a partir de la clericalización eclesial (Orígenes s. III, teólogos monjes -Basilio, Casiano... s. IV-V, Alberto Magno s. XII-) que exalta la superioridad de la vida “consagrada”, respecto de la vida laical. No hay base evangélica. El texto muestra a Jesús tratando igual a hombres y mujeres, y a la mujer tan discípula de Jesús como los varones. “Todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gál 3, 28). En el evangelio la primacía está en las obras de misericordia (Mt 7,21-23; 25,34-36).

     

    Oración: “Marta lo recibió en su casa... María estaba sentada a los pies” (Lc 10,38-42)

     

    Jesús, creador de la verdadera comunidad:

    hoy, en el evangelio, vemos una comunidad a tu estilo;

    una mujer te invita y recibe en su casa;

    su hermana “a tus pies” aprende a ser discípula;

    las mujeres construyen también las comunidades primeras.

     

    Lucas destaca la memoria de servicio de las mujeres:

    a tu cuerpo lacerado y roto, después de la muerte:

    Las mujeres que lo habían acompañado... lo siguieron...

    El primer día de la semana, de madrugada,

    las mujeres fueron al sepulcro

    llevando los aromas que habían preparado” (Lc 23,55 – 24,1);

    Pedro tras salir de la cárcel, “se dirigió a casa de María...,

    donde había muchos reunidos en oración” (He 12,12-16).

    daban hospedaje a los misioneros itinerantes:

    Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura...

    Se bautizó con toda su familia y nos invitó:

    «Si estáis convencidos de que creo en el Señor,

    venid a hospedaros en mi casa». Y nos obligó a aceptar” (He 16,13-15);  

    confeccionaban ropa, daban limosnas:

    Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas...

    A Pedro le mostraron los vestidos y mantos que hacía” (He 9,36-39);

    dirigían las comunidades y profetizaban:

    a Apolo...,cuando lo oyeron Priscila y Áquila,

    lo tomaron por su cuenta y

    le explicaron con más detalle el camino de Dios” (He 18,26-27.

    Felipe, el evangelista, uno de los Siete...,

    tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban” (He 21,9).

     

    Hoy dos mujeres son prototipos de tu seguimiento:

    Marta “inquieta, preocupada” en multitud de detalles;

    María “a tus pies”, preparándose para anunciar el reino;

    Marta es modelo de discípulos, servidores de la vida;

    María representa a discípulos en formación misionera;

    una y otra cosa son necesarias en tu “camino”;

    “la fe no se reduce a ciertos actos de culto

    y al cumplimiento de determinadas obligaciones morales...; 

    el divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos

    debe ser considerado como

    uno de los más graves errores de nuestra época” (GS 43).

     

    Hoy, al contemplar a dos cristianas, Marta y María:

    pedimos al Espíritu decisión libre para seguirte;

    queremos “estar a tus pies” y hacer tu reino de vida;

    celebramos tu pasión por el reino, haciéndola nuestra;

    acogemos a toda persona, prefiriendo a los más débiles;

    en las comunidades sólo hay relaciones fraternales:

    entre empresario y obrero,

    entre hombre y mujer,

    entre padres e hijos,

    entre responsables eclesiales y fieles...;

    mujeres y hombres pueden ejercer los carismas

    con que Dios los ha agraciado.

     

    Preces de los Fieles (D. 16º TO C 17.07.2022)

    “Siguiendo el ejemplo de Cristo, quien ejerció el trabajo artesano, alégrense los cristianos de hacer una síntesis vital del esfuerzo humano, familiar, profesional, científico o técnico, con los valores religiosos” (GS 43). Pidamos ser activos y contemplativos a la vez, diciendo: “Queremos `dar la vida por los hermanos´” (1Jn 3,16).

     

    Por la Iglesia:

    - que anuncie y realice el reino de Dios;

    - que sea ejemplo de transparencia fraternal.

    Roguemos al Señor: “Queremos `dar la vida por los hermanos´” (1Jn 3,16).

     

    Por las intenciones del Papa (Julio 2022):

    - que cuidemos a los ancianos “raíces y memoria del pueblo”;

    - que “su experiencia y sabiduría ayude a los más jóvenes

    a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad”.

    Roguemos al Señor: “Queremos `dar la vida por los hermanos´” (1Jn 3,16).

     

    Por nuestras familias:

    - que lleguen a ser una “pequeña iglesia”;  

    - que “estemos a los pies” de Jesús y en trabajos solidarios.

    Roguemos al Señor: “Queremos `dar la vida por los hermanos´” (1Jn 3,16).

     

    Por la paz del mundo:

    - que cesen las armas y hablen el amor y la ayuda mutua;

    - que desaparezca el espíritu de Caín, y nazca la fraternidad.

    Roguemos al Señor: “Queremos `dar la vida por los hermanos´” (1Jn 3,16).

     

    Por los más débiles:

    - que seamos capaces de ayudarles a superar su debilidad;

    - que nuestra comunidad esté atenta a sus necesidades.

    Roguemos al Señor: “Queremos `dar la vida por los hermanos´” (1Jn 3,16).

     

    Por esta celebración:

    - que sintamos la “pasión” de Jesús por humanizarla vida;

    - que nos consuele y anime a superar nuestros fracasos.

    Roguemos al Señor: “Queremos `dar la vida por los hermanos´” (1Jn 3,16).

     

    En tu Corazón, Jesús, ponemos nuestros deseos. Que nos dejemos llevar por tu Espíritu, que “nos habita y nos dice que somos hijos de Dios” (Rm 8,9.16). Que tu Espíritu guíe nuestro esfuerzo en favor de la “dignidad humana, la unión fraterna y la libertad” (GS 39). Te lo pedimos a ti, Jesús resucitado, que vives por los siglos de los siglos.

     Amén.

     


    Religióndigital.org





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