Actualidad Mundial | Renato Martínez/VN
Pueblos Indígenas. El Papa: ¡Qué valioso es ese sentido de
familiaridad y comunidad!
En
el día en que se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del
Mundo, celebración instituida por las Naciones Unidas el 9 de agosto de 1982,
el Santo Padre resalta la importancia de “cultivar bien el vínculo entre los
jóvenes y los ancianos, y custodiar una relación sana y armoniosa con toda la
creación”.
“¡Qué
valioso es ese sentido de familiaridad y de comunidad que es tan genuino entre
los Pueblos Indígenas! ¡Y qué importante es cultivar bien el vínculo entre los
jóvenes y los ancianos, y custodiar una relación sana y armoniosa con toda la
creación!”, lo escribe el Papa Francisco en un tuit, en el día en que se
celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, celebración
instituida por las Naciones Unidas el 9 de agosto de 1982, fecha de la sesión
inaugural del Grupo de Trabajo sobre las Poblaciones Indígenas y que este año
está dedicado a reflexionar sobre “El papel de las mujeres indígenas en la
preservación y transmisión del conocimiento tradicional”.
Sembrar
esperanza en las generaciones indígenas
El
tuit del Santo Padre para esta Jornada es tomado de su discurso en el Encuentro
con una delegación de Indígenas en el arzobispado de Quebec, el 29 de julio de
este año, en el marco de su 37 Viaje Apostólico a Canadá. En aquella ocasión,
el Papa Francisco recordó que su “peregrinación penitencial”, ese largo camino
de sanación y reconciliación con los pueblos indígenas, estuvo acompañado de
una frase que es “Caminar juntos”.
“He
venido a Canadá como amigo para encontrarme con ustedes, para ver, escuchar,
aprender, apreciar cómo viven los pueblos indígenas de este país. No vine como
turista, he venido como hermano, a descubrir en primera persona los frutos,
buenos y malos, producidos por los miembros de la familia católica local a lo
largo de los años. He venido con espíritu penitencial, para expresarles el
dolor que llevamos en el corazón como Iglesia por el mal que no pocos católicos
les causaron apoyando políticas opresivas e injustas. He venido como peregrino,
con mis limitadas posibilidades físicas, para dar nuevos pasos adelante con
ustedes y para ustedes; para que se prosiga en la búsqueda de la verdad, para
que se progrese en la promoción de caminos de sanación y reconciliación, para
que se siga sembrando esperanza en las futuras generaciones de indígenas y no
indígenas, que desean vivir juntos fraternalmente, en armonía”.
Sentido
de familiaridad y de comunidad
Asimismo,
el Santo Padre les dijo a los pobladores originarios de Canadá que al final de
su “intensa peregrinación” regresaba a casa enriquecido por el tesoro
incomparable hecho de personas y de pueblos que marcaron su visita apostólica:
“Realmente
puedo decir que, durante mi visita, fueron sus realidades, las realidades
indígenas de esta tierra, las que visitaron mi alma; entraron en mí y siempre
me acompañarán. Me atrevo a decir, si me lo permiten, que ahora, en cierto
sentido, yo también me siento parte de vuestra familia, y me siento honrado. El
recuerdo de la fiesta de santa Ana, vivida junto a varias generaciones y a
tantas familias indígenas, permanecerá indeleble en mi corazón. En un mundo que
lamentablemente es tan a menudo individualista, ¡qué valioso es ese sentido de
familiaridad y de comunidad que es tan genuino entre ustedes! ¡Y qué importante
es cultivar bien el vínculo entre los jóvenes y los ancianos, y custodiar una
relación sana y armoniosa con toda la creación!”.
Las
mujeres custodios de la vida
En
ese encuentro con una Delegación de los Pueblos Indígenas de Canadá en el
arzobispado de Quebec, el Papa Francisco encomendó al Señor lo que se vivió en
esos días y la continuación del camino que aún se espera recorrer; y los
encomendó al cuidado atento de quienes saben custodiar lo que es importante en
la vida, es decir, las mujeres, y en especial tres mujeres:
"Ante
todo, en santa Ana, de quien pude sentir su ternura y protección, venerándola
junto a un pueblo de Dios que reconoce y honra a las abuelas. En segundo lugar,
pienso en la Santa Madre de Dios: ninguna criatura merece más que ella ser
definida como peregrina, porque siempre, también hoy, también ahora, está en
camino; en camino entre el cielo y la tierra, para cuidarnos por encargo de Dios
y para llevarnos de la mano hacia su Hijo. Y, por último, mi oración y mi
pensamiento en estos días han ido frecuentemente a una tercera mujer de
presencia afable que nos ha acompañado, y cuyos restos se conservan no lejos de
aquí. Me refiero a santa Catalina Tekakwitha. La veneramos por su vida santa,
pero, ¿no podríamos pensar que su santidad de vida, caracterizada por una
entrega ejemplar en la oración y el trabajo, así como por la capacidad de
soportar con paciencia y dulzura tantas pruebas, también fue posible por
ciertos rasgos nobles y virtuosos heredados de su comunidad y del ambiente
indígena en el que creció?".
Abrir
camino y responder a la llamada
El
Papa Francisco concluyó su discurso afirmando que, “estas mujeres pueden ayudar
a unir, a volver a tejer una reconciliación que garantice los derechos de los
más vulnerables y sepa mirar la historia sin rencores ni olvidos… Estas mujeres
podrían haber respondido mal a todos los que se oponían a ese proyecto, o bien
permanecer sujetas a las normas patriarcales de su tiempo y resignarse, sin
luchar por los sueños que Dios mismo había impreso en sus almas. Pero no
tomaron esa decisión, sino que, con mansedumbre y firmeza, con palabras proféticas
y gestos resueltos se abrieron camino y cumplieron aquello a lo que habían sido
llamadas”.
Publicado
por Vatican News
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...