Nuestra Fe | Abel Camasca/ACI Prensa
El
día que el Padre Pío confesó al diablo
La vida del
Padre Pío fue una constante lucha frontal contra el diablo, quien se le
apareció y le confesó sus pecados en el Sacramento de la Reconciliación.
De acuerdo al
sitio web en italiano “San Pío de Pietrelcina”,
en una ocasión el Padre Pio contó que estando confesando le tocó el turno a “un
señor alto y esbelto, vestido con cierto refinamiento y de maneras educadas y
amables”.
El particular
penitente empezó a confesar pecados “aberrantes” contra Dios, el prójimo y la
moral. Por ello, el santo buscó reprenderlo a la luz de la Biblia, las
enseñanzas de la Iglesia y la moral de los santos.
No obstante,
el visitante le rebatía de manera astuta todo lo que el santo le decía,
justificando los pecados como si no tuvieran malicia y buscando mostrarlos como
algo normal.
Esto
impresionó al Padre Pío, que se preguntaba “¿Quién es este? ¿De qué mundo
viene?”, mientras trataba de ver su rostro y seguía escuchando lo que decía.
En ese
momento, a través de una “luz interior”, el Santo se dio cuenta de quién era y
con voz firme y decidida dijo: “¡Viva Jesús, viva María!”.
De inmediato,
Satanás desapareció “en un destello de fuego” y se esparció un olor fétido
insoportable en el lugar.
La huida del
diablo
Otra
experiencia parecida la contó el P. Tommaso, quien vivió en comunidad con el
Padre Pío. El fraile narró que el Santo una vez confesó a un hombre en la
sacristía.
Cuando empezó
a pronunciar las palabras de la absolución, el penitente comenzó a sentirse muy
mal y retorcerse, diciendo que sentía que se le apagaba el alma.
De pronto, el
hombre se paró y huyó al templo.
El Padre Pío
se quedó aturdido y temblando, pero fue detrás de él y se dio cuenta que en la
Iglesia no había nadie.
Entonces salió
a la puerta y preguntó a las mujeres que allí estaban si vieron al hombre que
salió, pero nadie vio nada. Finalmente, el Padre Pío se fue muy molesto.
El P. Tommaso
concluyó el relato preguntándose: “¿Quién será ese tipo? Debe suponerse algún
demonio, en forma de hombre. ¿Y con qué propósito? Quizás para intimidarlo”.
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