Convivencia | Hoy
Día Mundial de los Huérfanos: ¿Cómo decirle a un niño que
perdió a sus padres?
El
deceso de un ser querido o una mascota pueden sorprender a temprana edad y
dejar un interrogante muy grande a la hora de entender qué es lo que pasó.
Por
eso hoy, María de la Soledad Escamilla Cejudo (licenciada en psicología,
psicoterapeuta Gestalt y master en tanatología) explicó que la muerte da cuenta
del significado de la vida y, la edad en la que nos enfrentamos a ella, le
imprime un tono distinto.
“Generalmente
no es el tema preferido a tratar en la sobremesa, nos da miedo hablar sobre
ella. Incluso, podemos paralizarnos cuando es el niño quien nos obliga a
explicar el significado de la muerte”, sostuvo la especialista.
«Si
bien la muerte es el hecho que cierra el ciclo del inicio de la vida, es
también el evento que nos pone en contacto directo con el sufrimiento
inevitable y en la consciencia de nuestra temporalidad humana¨.
¨Es
quizá el tema al que (de un modo u otro) se ha puesto atención durante toda la
humanidad, ya sea por parte de filósofos, antropólogos, médicos, psicólogos,
sociólogos, etcétera. Sabemos que puede llegar de manera imprevista, o bien de
algún modo esperado¨.
¨Puede
suceder en cualquiera de las etapas del desarrollo humano: niños, jóvenes,
adultos, ancianos… Puede sorprender en casa o en un hospital, en la calle, en
el centro laboral, en un día de campo, en el auto, en el colectivo… Por la
mañana, por la tarde, por la noche… En fin, la posibilidad de encontrarnos con
la muerte nos acompaña en el transcurso de toda nuestra vida«, explicó
Escamilla Cejudo.
A continuación 10 consejos para hablar de la
muerte con los niños:
1.Decir
siempre la verdad
La
verdad es un valor central en la educación y formación de los hijos, y el tema
de la muerte debe tratarse con el cuidado y el lenguaje que cada niño requiere.
Escuchar
con atención qué es lo que realmente necesita confirmar de lo que ya sabe;
asegurarnos de conservar la confianza depositada en nosotros como una guía en
la vida.
Seguramente
lo que necesita, más que enterarse del tema, es saber que encuentra consuelo al
hablar de su tristeza y que su sentimiento es real y valioso.
2. Qué decir
Hablar
de la vida nos permite hablar de la muerte. El niño conoce y vive las funciones
básicas de la respiración, alimentación, sueño, actividades motrices, como el
caminar, correr, jugar… cognitivas, como pensar y las funciones emotivas.
Cuando
una persona muere todo esto deja de suceder. Podemos ejemplificar con hechos
reales, con alguna experiencia de muerte de alguna persona cercana o ajena al
núcleo familiar, o con la muerte de alguna mascota e incluso, podemos apoyarnos
en algunas historias que nos ofrece la cinematografía, con películas como
«Bambi» o «El Rey León». Recordemos que el niño simboliza sus experiencias.
3.
El momento oportuno
Debe
ser lo más cercano al evento. Hay que estar atentos al momento en que necesita
hablar sobre la muerte.
Los
niños actúan sus sentimientos: si los vemos aislados, tristes, o quizá
especialmente inquietos, irritables; si reciben notas escolares de bajo rendimiento
escolar, conductual; si se han vuelto chicos que se enferman muy seguido, etc.
Hay
que tener siempre presente que, más que razonamientos, generalmente necesitan
sentirse amados y cobijados.
4.
El duelo
Los
niños participan en el entorno familiar. Naturalmente están abiertos los
canales de aprendizaje, el auditivo, visual, táctil -y especialmente en
momentos de duelo- el niño está atento a lo que sucede a su alrededor y a
partir de las reacciones que cada uno presente, integrará y aprenderá a
elaborar procesos de duelo a lo largo de su vida.
Es
por esto, que los adultos que acompañamos y compartimos el duelo con niños,
debemos expresarles que también sufrimos, que extrañamos al ser querido, que
hacemos lo mejor para vivir estos momentos, que es un tiempo para descubrir
recursos personales antes desconocidos y, que poco a poco, recuperaremos la
estabilidad.
5.
Los rituales
Es
cierto que las ceremonias para la despedida del ser amado ofrecen momentos y
espacios para compartir nuestro dolor y la participación de los niños dependerá
del caso particular.
Explique
lo que significa la velación y en donde se llevará a cabo, pregunte al niño si
desea asistir o no. Si la respuesta es negativa, acéptelo y si es positiva,
asegúrese de que alguna persona significativa estará todo el tiempo junto a él.
Es
recomendable, que asista por un corto tiempo. Tengamos en cuenta, que este
momento quedará impreso para toda su vida.
6.
Objeto transicional
Los
niños siempre tienen un objeto de especial interés y cariño que les ofrece
seguridad y consuelo.
Es
un objeto que simbólicamente les asegura la conservación del vínculo con su ser
significativo, y les ayuda a manejar la ansiedad que produce la separación.
Ofrezca
esta posibilidad al niño, que él mismo decida qué objeto desea llevarse de su
ser querido.
7.
¿En dónde están los que mueren?
El
cuerpo, que ahora se ha convertido en un cadáver o cenizas, están en el panteón
o en una urna. Nunca se convierten en estrellitas, o en florecitas especiales
para el jardín de dios, tampoco se fueron de viaje… estas respuestas despiertan
falsas esperanzas y, con el tiempo, desconfianza.
8.
La urna funeraria
Depositar
la urna en el lugar que ocupará definitivamente. No es un ornamento ni una
pieza que decora la casa.
Para
el constructo mental, es difícil procesar que nuestro ser querido se ha
reducido a cenizas.
Para
el niño esto representa mayor complejidad y la posibilidad de desarrollar un
proceso de duelo patológico, tanto en el niño como en la familia.
9.
Transformar dolor en aprendizaje a través de juego
El
mejor medio de expresión para los niños es el juego. A través de éste y su
simbolización, le es posible integrar, comprender y resolver conflictos.
El
objetivo primordial del proceso de duelo es lograr adaptarnos lo más pronto
posible a la ausencia del ser amado, integrando recursos al nuevo entorno
familiar.
10.
Pedir ayuda profesional
La
muerte de un miembro en la familia impacta de diversas y particulares maneras.
Naturalmente,
echamos a andar recursos para vivir el proceso de duelo. Sin embargo, en
ocasiones el evento nos rebasa. Si es el caso, no dude en solicitar apoyo
profesional.
Publicado
por el periódico Hoy
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