Fe y Vida | Miguel A. Munárriz/FA
Dios es parcial
Mt
11, 2-11
«A
los pobres se les anuncia la buena Noticia»
Juan
pide una señal porque teme por su vida y quiere dejar a buen recaudo a sus
seguidores. Manda una delegación, y Jesús les contesta citando a IsaÃas: «Los
ciegos ven … y a los pobres se les anuncia la buena Noticia» …
La
gran revolución de Jesús es mostrarnos que Dios es de todos. Que lo suyo no va
de templos magnÃficos, vestiduras ostentosas o gente sagrada y poderosa, sino
de todo lo contrario. Los sabios, los sacerdotes o los puros no tienen ninguna
preferencia ante Él; es más, si nos guiamos por lo que vemos en Jesús, Su
corazón se inclina hacia los marginados, los impuros, los desafortunados.
PodrÃamos decir que el Dios de Jesús no es justo, sino descaradamente parcial
en favor de los más necesitados.
El
evangelio nos presenta a Jesús rodeado siempre de enfermos, lisiados, pobres y
pecadores. Gente despreciada por los poderosos, los privilegiados, los
predilectos de un dios que premia a los justos con bienes y castiga a los
pecadores, como ellos, con miserias. Jesús en cambio se compadece de ellos, les
cura de la enfermedad, les enseña y les devuelve la esperanza que habÃan
perdido. Y a aquellos desarrapados, mÃseros, a veces cojos, o ciegos, casi
siempre impuros, les dice que poseen la dignidad de hijos de Dios; que son
herederos de su Reino; que no son unos pobres desgraciados, sino los más
importantes a Sus ojos.
Ellos
por su parte le siguen fascinados. Son como ovejas sin pastor que tienen la
necesidad perentoria de que alguien los escuche y les dedique su atención;
alguien que no los considere unos malditos empecatados aborrecidos de Dios… Y
eso es lo que les ofrece Jesús. Para ellos aquello es el reino de Dios en la
Tierra; ya no tienen que esperar más; está allÃ, a su lado.
Los
sabios, los puros y los poderosos no sienten necesidad de él, no le siguen, y
se quedan a las puertas del Reino sin ninguna oportunidad de entrar en él. Y es
que la primera condición para entrar es sentirse necesitado: «Si no os hacéis
como niños —los seres más necesitados— no entraréis en el reino de los cielos».
Y
aquà viene la aplicación a nuestra propia vida, porque nosotros —gente sabia y
acomodada— creemos tener cubiertas todas nuestras necesidades materiales y
espirituales, y cada vez sentimos menos necesidad de los criterios de aquel
carpintero que, hace veinte siglos, recorrÃa los polvorientos caminos de
Galilea y hablaba de Dios contando cuentos sencillos a gente sencilla.
Mateo,
el pequeño recaudador de Cafarnaúm, no se sintió necesitado hasta que se vio
llamado por Jesús; lo mismo que Zaqueo, el odiado jefe de recaudadores de
Jericó. Pero Jesús sabÃa que, aunque ellos lo ignorasen, eran gente necesitada
de ayuda, los llamó y cambió su vida. Quizás algún dÃa caigamos en la cuenta de
lo necesitados que somos a pesar de acumular tanto conocimiento y bienestar, y
cambie también la nuestra.
Publicado
por Feadulta.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...