Reflexión | P. José Pastor Ramírez/LD
Jesús patrimonio de la humanidad
Jesús
no es propiedad ni exclusividad de los cristianos. No pertenece a una religión
u otra. Tampoco es propiedad de los buenos, es de todos. Jesús es patrimonio de
la humanidad.
Los
días previos al 24 de diciembre de cada año, que la Iglesia católica denomina
Adviento, constituyen una estupenda oportunidad para que los cristianos y los
hombres y las mujeres de buena voluntad asumamos una actitud de compromiso con
nosotros mismos, con la familia, con la Iglesia y con la sociedad en general
preparando el nacimiento de Jesús.
La
decisión de preparar el nacimiento del hijo de Dios, en la humildad de nuestra
condición humana, se ve asediada por múltiples realidades y propuestas del
mundo consumista que banalizan la conmemoración del evento histórico más grande
de la historia de la humanidad. Para buen número de personas la gran
preocupación se reduce, simplemente, a regalar cosas materiales a los seres
queridos. Envueltos en tal obsesión privan del mejor regalo que se puede
obsequiar a quienes nos quieren bien y a los demás: darse a sí mismo,
manifestar el amor, la acogida, la cercanía, la valoración, la escucha y el
respeto.
Es
la oportunidad para que todos (niños, adultos, jóvenes, viejos, ricos, pobres,
migrantes y nacionales), prefiramos vivir en la luz, en la verdad y dejar a un
lado la indiferencia, el rencor, la rivalidad; pero, sobre todo, el interés de
querer suplir el amor con regalos materiales. El desafío consiste en ofrecer en
estos días más luz y más verdad, en la propia vida y en la de los demás para
juntos celebrar la Navidad.
Es
tiempo para llevar luz a esos lugares, familias y grupos sociales donde se
violan los derechos humanos, se ridiculiza al migrante, se golpea a la mujer,
se abusa del al niño, donde puede más la influencia o las mentiras. Donde se
generan las más grandes contradicciones de la vida. Antonio Pagola dice al
respecto: “Al niño se le mima, se le manipula, se le golpea y se le besa. Se le
obliga a comer y se le manda callar. No se le escucha; se le amenaza, se le
intenta programar para que diga y haga lo que queremos los mayores.
Frecuentemente, se le agobia con libros, estudios y deberes. Se le restringe su
tiempo de juego y de fantasía. Se ahoga su creatividad y se le exige
comportarse como adulto”.
Les
propongo algunas acciones para vivir el Adviento y la Navidad todo el año.
Practicar el silencio. Según el profeta Elías Dios está en el silencio;
comencemos eliminando ruidos innecesarios para guardar silencio.
Hay
que desconectarse de toda contaminación sónica. Encontrar más tiempo para
orar. Existen muchas formas para
hacerlo: la Liturgia de las horas, la Eucaristía, el examen de conciencia y el
rosario. Servir a los más pobres, es la oportunidad para “descubrir a Jesús en
el disfraz angustioso de los pobres”.
Publicado
por Listín Diario
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