• Noticias

    martes, 10 de enero de 2023

    Cordero de Dios


    Espiritualidad | Miguel A. Munárriz/FA

     


    Cordero de Dios

     

    Jn 1, 19-24

    «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo»


    El cuarto evangelio se escribe muy tarde y pone en boca del Bautista la cristología desarrollada en las comunidades joaneas a lo largo de ese tiempo. En el texto de hoy, Juan presenta a Jesús como el Cordero de Dios; como el Hijo amado alentado por su Espíritu, pero la teología posterior retuerce la imagen del cordero —víctima que se sacrifica a Dios— para elaborar una horrenda doctrina de la redención que ha prevalecido a lo largo de mucho tiempo (y que todavía persiste).


    Jesús —el Bueno— carga con nuestros pecados para ofrecerse como víctima vicaria al Padre —el Justo—, que de esta forma ve zanjada la ofensa que le hemos infringido y puede reconciliarse con el género humano. Pero esta interpretación contradice al propio evangelio de Juan, que más adelante nos dice que en Jesús hemos visto al Padre; es decir, que si Jesús es misericordioso es porque el Padre lo es, y que si es capaz de comprometerse hasta el final con el Reino, es porque Dios también está comprometido hasta el final con el género humano… En Jesús hemos visto que Dios es nuestro aliado contra el mal, y él, Jesús, su instrumento para librarnos del pecado: «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo».


    Pero esta expresión nos suscita tres preguntas importantes. La primera, ¿Cuál es la naturaleza del pecado?... Hoy tendemos a rechazar la noción de culpa y creer que el pecado, el mal, es básicamente error y debilidad. Nos apetece lo que en realidad no merece la pena: nos fascina lo que nos perjudica… Pero el hecho de no considerar el pecado como ofensa a Dios no le quita entidad, pues sigue siendo nuestra peor lacra, porque nos esclaviza, socaba la convivencia y destroza nuestra vida.


    La segunda pregunta es, ¿Cuál es el origen del mal?... porque si el mal no procede del Dios creador de todas las cosas ¿de dónde procede?... Argumentos como el de Epicuro para ligar la existencia del mal a la inexistencia de Dios son muy convincentes, pero faltos de rigor, porque lo único que demuestran es que el problema del mal es inasequible a nuestra razón. Y nada más.


    La tercera pregunta es quizá la más importante para nosotros: ¿Cómo puede Jesús quitar el pecado del mundo; cómo puede librarnos del pecado?...


    Pues, en primer lugar, desculpabilizándonos. A lo largo del evangelio, Jesús no trata a los “pecadores” como culpables, sino como necesitados de Dios y amados por Él. Jesús no nos considera malvados por estar sometidos a la ley del pecado, sino sus víctimas, porque el pecado, más que cometerse, se padece. En segundo lugar, Jesús nos libra del pecado encendiendo su luz para que no tropecemos en las trampas de la vida. Los seres humanos somos propensos a equivocarnos; a tropezar, y Jesús nos presta su luz para mostrarnos el camino.


    Finalmente, Jesús nos propone una forma de vida, a la que compara con un tesoro, y nos dice que quien lo encuentra vende todo para comprarlo; lo demás deja de tener valor para él… incluida la atracción que sobre nosotros ejerce el pecado.


    Publicado por Feadulta.com


    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...

    Para Vivir Mejor


    Entradas Recientes



    La Familia


    Amigo del Hogar | Revista

    Orientada esencialmente a la familia desde una visión humano-cristiana, la Revista Amigo del Hogar nace en el año 1942, como obra evangelizadora de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC).

    ¿Quiénes Somos?

    Somos una comunidad religiosa fundada por el P. Julio Chevalier en el año 1854, en Issoudun, Francia. El proyecto al que buscamos ser fieles es, desde el Corazón misericordioso de Jesús, anunciar el amor de Dios al mundo.

    Temas de Salud


    Entradas populares