Ecología Integral | Cecilia Seppia
Del bambú gigante a un recurso para sanar el
planeta
La historia de una empresa milanesa, líder y pionera en el cultivo y la
transformación de esta planta de características prodigiosas, y el testimonio
de su presidente, Emanuele Rissone: Sentí la necesidad de volcarme en la
sostenibilidad después de ser padre. La Tierra necesita urgentemente buenas
prácticas
"Si por despiste dejo un grifo abierto en casa, enseguida oigo a
mis hijas reñirme: "¡Papá, cierra el grifo, que se desperdicia!". Los
niños, los jóvenes de hoy han comprendido el concepto de sostenibilidad mucho
mejor que los adultos. Nacieron con esta actitud hacia la protección del medio
ambiente, y por ellos decidí avanzar también en esta dirección, intentando marcar
la diferencia". Emanuele Rissone, genovés de origen pero milanés de
adopción, es el fundador y presidente de Forever Bambù, empresa líder y pionera
en el cultivo y transformación del bambú gigante en Europa. Pero su carrera
como empresario, que le ha llevado a figurar entre las 100 personas más
influyentes de Italia según la revista Forbes, comenzó a los 19 años cuando,
gracias a su pasión por el deporte y al mito de Rocky Balboa, emprendió con
éxito el negocio de los complementos alimenticios destinados a fortalecer a los
atletas. Pero hace 12 años fue padre. Cuando nace un hijo, las prioridades
cambian", dice Rissone, "e inmediatamente sentí la necesidad de
dedicarme a algo que pudiera mejorar la vida de la gente, especialmente la de
las generaciones futuras. Decidí vender mi primera 'criatura' y dedicarme a la
familia, pensando no en el beneficio sino en lo mejor para ellas, para mis
pequeñas que ahora tienen 12 y 10 años. Sin embargo, para convencerme de
emprender un nuevo negocio, necesitaba algo que me estimulara, ¡algo por lo que
mereciera la pena luchar! Fue entonces cuando conocí al Bambú Gigante. Una
planta extraordinaria, tan bella como útil, que me produjo una sensación
especial, fue como "amor a primera vista". Al ver un bosque de bambú
en persona, tuve la impresión al entrar en él de que me adentraba en una
dimensión de quietud, de serenidad, de bienestar. Incluso sentí que respiraba
un oxígeno diferente y ¡tenía razón! Así que, junto con un grupo de cinco
empresarios y técnicos, puse en marcha "Forever Bambù".
Las maravillas del bambú
Esta planta parece tener características realmente prodigiosas: es capaz
de absorber CO2 casi como si fuera una potente aspiradora, purificando el aire,
el agua y el suelo. Da cobijo a innumerables especies animales, favoreciendo la
biodiversidad, y además es un material renovable y altamente ecológico capaz de
sustituir a muchos plásticos contaminantes. La inversión en esta especie
agrícola, que ha demostrado ser especialmente rentable, también está
representando la posibilidad de que muchas tierras abandonadas vuelvan a ser
productivas. Dice Rissone: "con 2200 hectáreas plantadas desde 2014, solo
en Italia, y más de 1000 inversores que han explorado y creído en este
segmento, quienes invierten hoy en bambú pueden decir con certeza que están
haciendo un bien al planeta de forma realmente tangible". Hemos recuperado
vastas extensiones de tierra, degradadas, utilizadas como vertederos ilegales,
sin cultivar durante décadas, y las hemos devuelto a su antiguo esplendor,
transformándolas en bosques que tardan más o menos 8 años en formarse
completamente, produciendo oxígeno, tragándose literalmente el dióxido de
carbono. Por nuestra parte, hemos optado por trabajar los bosques de forma
ecológica, biodinámica y simbiótica, es decir, de manera muy suave y
respetuosa, sin utilizar abonos ni agentes químicos. Básicamente, como lo
hacían los agricultores del pasado, nuestros abuelos, utilizando las manos o,
como mucho, pequeños medios. Los estudios han demostrado que estos bosques son
capaces de tener un impacto positivo en el medio ambiente 36 veces mayor que un
bosque o arbolado normal: así, 100 hectáreas de cultivo de bambú realizan las
mismas funciones que 3.600 hectáreas de bosque normal: ¡es una cifra asombrosa!
Además, a diferencia de un álamo que se tala y se vuelve a plantar y necesita
al menos 12 años para volver a talarse y utilizarse, nosotros tardamos una
media de 8 años en crear estos bosques, pero luego cada invierno podemos
segarlos y cada primavera están ahí de nuevo, estructurados, listos para hacer
su trabajo".
El lado social del bambú
Por supuesto, también hay un "bienestar" social que este
ejemplar es capaz de garantizar. Forever Bambù gestiona actualmente 250
hectáreas de plantaciones en cuatro regiones del centro y el norte de Italia y
se está expandiendo al extranjero, con más de 100 personas empleadas sólo en el
cultivo. Para esta empresa milanesa, sostenibilidad también significa trabajo
digno, salarios justos, con contratos regulares y constantes. Además del
cultivo, hay que añadir toda la parte de transformación de las cañas maduras,
para la que se emplea otra mano de obra. Tras la siega, las cañas se clasifican
y se crean las llamadas "astillas", es decir, madera reducida a copos
que, con la colaboración de algunas industrias, se transforma en bioplástico:
se trata de un plástico totalmente innovador, resistente, no contaminante y con
una matriz vegetal en su interior. "Con este material", explica
Rissone, "podemos fabricar suelos, sillas, mesas, muebles y utensilios de
cocina, pero avanzamos hacia la gran industria, que es lo que más nos interesa
porque supondría almacenar carbono durante más tiempo. La rentabilidad del
bambú gigante Moso también reside en el sector alimentario. El brote de esta
planta es, de hecho, una de las piedras angulares de muchas cocinas asiáticas
tradicionales y cada vez se utiliza más en las vegetarianas. En concreto, sólo
en Milán, los restaurantes de cocina china -cuya comunidad es la cuarta más
numerosa de Italia (más de 5.000 personas)- consumen casi 10.000 kg de brotes
al día. A la versatilidad y sostenibilidad ecológica del bambú gigante hay que
añadir su capacidad para dar frutos durante muchas décadas: la vida media de un
bosquecillo de bambú es de más de un siglo.
Abrazar la sostenibilidad como pide el Papa
"Nacimos un año antes de Laudato si', en 2014", dice Rissone,
"pero fue sorprendente leer que nuestra misión, nuestro objetivo, ya
estaba escrito en las palabras del Papa: es decir, dejar a nuestros hijos un
planeta mejor que el que nosotros encontramos". Y comprometernos a hacer
florecer de nuevo este maravilloso jardín que el Creador nos ha regalado se ha
convertido realmente en una vocación. El Santo Padre se dirige a todos,
creyentes y no creyentes, sin distinción alguna, pero creo que tienen mayor responsabilidad
de responder quienes tienen medios para ponerse manos a la obra desde ahora
mismo, y me refiero a nosotros los empresarios que estamos en el circuito
económico o a los políticos o a quienes ocupan cargos de gobierno. La mayor
satisfacción es ver cómo la tierra vuelve a reverdecer como hacemos con estos
barbechos. Debemos limpiar el planeta de los demasiados vertederos que lo
asfixian. Lo que tengo que decir a las empresas es que se pongan manos a la
obra. No se atrincheren tras la bandera de lo verde y la sostenibilidad sólo
porque esté de moda. Primero debemos cambiar nuestra mentalidad y crear las
bases para esa conversión ecológica que nos pide el Papa Francisco". Con
estos cuatro macroobjetivos subyacentes al proyecto, es decir, secuestrar CO2,
desarrollar y difundir productos de impacto cero, generar riqueza y beneficios
para todas las partes interesadas en la cadena de suministro, garantizar la
sostenibilidad, escalabilidad y replicabilidad del modelo en el tiempo y, por
último, contribuir en términos culturales al movimiento de la Economía Verde,
Forever Bambù, acaba de convertirse este mismo año en una empresa benéfica con
un doble propósito la consecución de objetivos medioambientales, a través de
una gestión cada vez más inteligente de todo el ciclo de vida de las
plantaciones de bambú, y de objetivos socioculturales, destinados a orientar y
multiplicar la transición ecológica en curso, creando y difundiendo un modelo
de negocio ecológico exitoso e innovador. "Lo que me hace sentir especialmente
feliz y orgulloso del paso dado", concluye Emanuele Rissone, "es la
respuesta objetiva y constante que recibimos de nuestros clientes: las buenas
prácticas son contagiosas y capaces de hacer un gran bien al medio ambiente”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...