Reflexión | Johan Pacheco/VN
Ojo por caridad: “Amen a sus enemigos”
“Hagan
el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian”
(Mt 5, 38-48)
En
aquel tiempo se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”, pero hoy también se
sigue planteando como una opción a sentirse superiores al otro y ganar una
falsa victoria, mientras muchos son oprimidos, encarcelados o mueren en la
tragedia de la guerra. Pero en el Evangelio, Jesús abre una ventana a la
esperanza del encuentro: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los
odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian”.
Hoy
lo encontramos como respuesta a las persecuciones que viven algunos pastores y
fieles, que para muchos podría ser una derrota, pero para la lógica de Dios es
la forma de vivir el Evangelio en la carne: “Si alguno te golpea en la mejilla
derecha, preséntale también la izquierda”. Es difícil comprender su significado
si siempre nos limitamos amar a quien está a nuestro lado, sin ir más allá.
Por
ello, el Evangelio del VII domingo del Tiempo Ordinario, nos abre al desafío de
encontrarnos con todos sin los límites del odio y el rencor que quieren
delimitar nuestro mundo, promoviendo la guerra, encarcelando al inocente, o
vulnerando al más débil.
Y
ante la tentación de solo amar y servir a nuestro círculo cercano, el Señor nos
interroga: “si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No
hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué
hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos?”.
Pero
de manera insistente hoy se sigue repitiendo: “Ama a tu prójimo y odia a tu
enemigo”; seguramente son los sentimientos que experimentamos al ver desatada
la guerra o someter pueblos con ideologías. Pero la respuesta e invitación del
Señor es vivir la perfección de la caridad: “sean perfectos, como su Padre
celestial es perfecto''.
Es
la respuesta cristiana: “rezar y amar”, incluso aquellos que nos odian. Lo decía
el Papa Francisco en una homilía: “esto es lo que debemos hacer; y no sólo por
los que nos aman, por los amigos, por nuestra gente. Porque el amor de Jesús no
conoce límites ni barreras”.
Al
‘ojos por ojo’ estamos llamados a responder con ‘ojo por caridad’, con la
perfección del amor de Cristo que murió en la Cruz para enseñarnos la forma
extrema de amar, dando la vida para nuestra salvación.
Publicado
por Vatican News
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