Reflexión | Rafael Salomón/VN
Los errores de una madre
En
muchos lugares del mundo se festejará a las mujeres que por gracia de Dios han
sido madres; sin embargo, no todas tienen el instinto maternal, también es
necesario abordar aquellas personalidades de mujeres que no tienen la vocación
amorosa, paciencia suficiente y cuidadosa para con sus hijos. Son menos,
pero existen y dejan profunda huella en los seres humanos que no cuentan con
esos recuerdos de una madre que estuvo pendiente de las necesidades de sus hijos.
Madres
con adicciones, con problemas psicológicos, con grandes carencias afectivas,
esas mamás de las que nadie quiere hablar por el dolor y por la huella que
dejan en la vida de su familia. No todas las mamás se adaptan a la tradicional
mujer que lo da todo por sus hijos o que llegan a ser el “pilar” de la casa con
su esfuerzo y dedicación.
He
escuchado y visto una gran cantidad de historias donde la personalidad de la
madre, llega a ser un tormento para los integrantes de la casa, son mujeres y
madres con su manera particular de ser, de enfrentar la vida y por diferentes
circunstancias dejan sus nobles y buenos sentimientos para causar daños
irreparables, vidas destruidas y dolor tan profundo en quienes les rodean.
Muchos
de estos hijos viven con traumas que tendrán que enfrentar a lo largo de sus
vidas, algunas veces con gran dificultad y en otras aprender a vivir con esa
carencia de una madre que no demostró amor y afecto, que no quiso entender
la relación eterna entre sus hijos y ella.
Maternidad
con dificultades
Madres
violentas, egoÃstas, desinteresadas y sin duda una gran cantidad de
descripciones de acuerdo con el tipo de mamá que haya causado algún daño en
particular; sin embargo, no se trata de señalar a nadie, pues eso no serÃa
cristiano.
Simplemente,
es reconocer con objetividad que no todas las madres tienen la misma esencia en
el acompañamiento a sus hijos, que depende de muchos aspectos y que los
“moldes” no son una constante en la vida de quienes han tenido el privilegio de
la maternidad.
Aunque
el instinto maternal permanecerá en las mujeres que han dado a luz, la vocación
puede verse debilitada debido a muchos aspectos, la relación con el padre, la
ausencia de este, la decisión de ser madre sin un padre y las condiciones
determinantes como la estabilidad económica, asà como las condiciones
sociales, todo influye y repercute, en el comportamiento y calidad de sus
relaciones.
Madres
que no pueden estar con sus hijos porque la responsabilidad laboral se los
impide, mujeres que deben trabajar el doble para poder subsistir, en fin, todo
afecta. Las personalidades de cada mujer y sus intereses llegan a ser tan
diversos, que la maternidad deja de idealizarse, se vive una maternidad con
dificultades y con grandes vacÃos emocionales.
Lo
repito, no se trata de juzgar el trabajo de ninguna madre, más bien, es darle
visibilidad a un problema del que a veces nadie quiere hablar. Madres que
golpearon a sus hijos, que vendieron a sus hijos, quienes les abandonaron a su
suerte, madres que dejaron la vida familiar para iniciar una nueva relación.
Como
cristianos, el perdón es el acto de amor más grande y perdonar los errores
de una madre deberÃa considerarse el acto más sublime. En estos dÃas, habrá
personas que signifique muy poco la frase: ¡Felicidades mamá! “Porque tú
formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre”. Salmos
139, 13
Publicado
por Vida Nueva
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