Salud | Yris Rossi
La tercera causa de muerte que
nadie te cuenta y no, no es el cáncer
Cada año, más de 250,000 personas mueren en
Estados Unidos por reacciones adversas a medicamentos, según PR Newswire*. Una
cifra escalofriante que debería hacernos replantear la pregunta: ¿Estamos
enfermando por lo que nos cura?
El doctor Joan Ramón Laporte**, una de las voces
más críticas y respetadas en farmacología, suele decir algo que choca y provoca
reflexión: “al médico hay que ir lo menos posible… siempre que no sea
necesario”. Y es que, a partir de cierta edad, el riesgo no solo está en la
enfermedad que te diagnostiquen, sino en lo que puede venir detrás: la
maquinaria de la industria farmacéutica, que encuentra en cada nuevo paciente
un cliente potencial para toda la vida.
No se trata de demonizar a los médicos. La gran
mayoría salvan vidas a diario. El problema es estructural, generalmente los
medios de comunicación y el sistema educativo promueven y justifican la
industria farmacéutica, vive de nosotros como consumidores y, como cualquier
negocio, busca e impone fidelidad. Cuantas más pastillas tomes, más “fiel” te
vuelves.
La prevención debería comenzar por lo que
aconsejaba Hipócrates: “que tu comida sea tu medicina y tu medicina sea tu
comida”. A eso habría que sumar una buena dosis de risa, un sueño reparador,
agua suficiente y movimiento diario. Si cuidas lo básico: alimentación, manejo
del estrés, ejercicio y salud emocional, es muy probable que te enfermes menos
y que, cuando llegue tu hora, sea por el curso natural de la vida, cuando El
Altísimo te mande a buscar, y no por los efectos secundarios de un medicamento.
Esto no significa rechazar la medicina moderna.
Si un día me duele medio cuerpo o Dios me libre me cae un coco en la cabeza, o
tengo un accidente, iré corriendo (o me llevarán al médico). Pero mientras
tanto, prefiero no ser parte de la lista VIP de la farmacia.
Leamos los prospectos de cada medicamento antes
de tomárnoslo. Los médicos no son dioses son personas que según su
conducta son respetables, pero nosotros como pacientes también somos
responsables de cuidar nuestra salud y discernir.
Los médicos no son dioses, no todos los
padecimientos se curan con medicina convencional, ni con medicina alternativa,
la medicina convencional debería ser sólo una forma de ayuda, como
lo establece también la medicina alternativa. No tienen porqué enfrentarse,
pudieran ser complementarias. No al cuentificismo. Si, a lo científico como
parte de la verdad, no toda la verdad.
En fin, es buscar el equilibrio, es ser
prudente, es saber que estamos enfrentados entre escoger lo que es
imprescindible para mantener cierta calidad de vida o seguir la propaganda de
hacernos dependientes de uno de los sectores empresariales más poderosos del planeta
como es la industria farmacéutica.
Cuidado con acomplejarnos por pensar con cabeza
propia, pensemos, busquemos la verdad, volvamos a lo esencial.
No dejarnos inducir a la hipocondría, o al
trastorno facticio, sobre la base de una injustificada prevención
medicamentosa. Seamos prudentes y críticos al mismo tiempo, para vivir con
calidad es fundamental el discernimiento en la búsqueda de la verdad y hacer lo
que realmente nos conviene. Sepamos elegir nuestros galenos ¡No a los médicos del rebaño! Si a los médicos
que buscan la salud desde la verdad.
Porque, al final, no es que uno sea rebelde. Es
que hay días en que el aguacate sienta mejor que el ibuprofeno.
Fuentes:
- Según PR Newswire, las reacciones adversas a
medicamentos causan más de 250 000 muertes anuales en EE. UU., siendo la
tercera causa de muerte después de las enfermedades cardíacas y el cáncer*.
- Dr. Joan Ramón Laporte**
Nombre completo: Joan Ramón Laporte Roselló
(nacido en Barcelona en 1948).
Formación académica y profesional: Doctor
en Medicina por la Universidad de Barcelona (graduado en 1970; doctorado en
1974).
Cargos y trayectoria: Catedrático emérito de
Farmacología (Terapéutica y Farmacología Clínica) en la Universidad Autónoma de
Barcelona (UAB). Jefe del servicio de farmacología clínica en el Hospital
Universitario Vall d’Hebron, Barcelona (1984–2014).
Fundador del Instituto Catalán de Farmacología en
1983, centro colaborador de la OMS.
Áreas de especialización: Farmacología clínica,
farmacovigilancia, pharmacoepidemiología y seguridad de los medicamentos; con
más de 270 publicaciones académicas.
Reconocimientos y relevancia: Considerado uno de
los principales farmacólogos en Europa, especialmente por su destacada labor en
farmacovigilancia y su enfoque crítico hacia la industria farmacéutica.
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