Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
Preparación para la venida del Señor
Homilía
para el 23 de diciembre 2025
Queridos
hermanos y hermanas,
Estamos
en los umbrales de la Navidad, y la liturgia de hoy nos invita a contemplar la
figura de Juan el Bautista, el precursor del Mesías, a través de estas lecturas
ricas en esperanza y llamada a la conversión.
Puntos
fundamentales:
El
anuncio del mensajero y la purificación (Malaquías 3,1-4.23-24)
El
profeta Malaquías anuncia: «Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el
camino ante mí». Este mensajero es identificado en el Nuevo Testamento como Juan el Bautista, y también con el regreso de Elías, que reconciliará a
padres e hijos antes del gran Día del Señor.
Pero
la venida del Señor no es solo consuelo: es purificación. Él será «como
fuego de fundidor y como lejía de lavandero», refinando al pueblo como oro y
plata para que ofrezca sacrificios agradables.
Mensaje
clave:
Dios viene a salvarnos, pero su llegada exige conversión y purificación del
corazón. No podemos recibir al Señor sin dejar que su gracia queme lo que nos
separa de Él.
La
pureza requerida para entrar en la presencia del Rey (Salmo 24,4-14)
El
salmo responsorial nos pregunta: «¿Quién podrá subir al monte del Señor?
¿Quién podrá estar en su lugar santo?». La respuesta es clara: «El hombre de
manos limpias y puro corazón, el que no confía en ídolos».
Y
culmina con la invitación triunfal: «¡Portones, alzad los dinteles, que va a
entrar el Rey de la gloria!».
Mensaje
clave:
Para acoger al Señor que viene en Navidad, necesitamos un corazón puro, libre
de falsos ídolos y pecados. Solo los limpios de corazón verán a Dios y
recibirán su bendición.
El
nacimiento de Juan Bautista y la acción de Dios (Lucas 1,57-66)
El
Evangelio nos relata el nacimiento milagroso de Juan, la alegría de los
vecinos, la imposición del nombre «Juan» (que significa «Dios es
misericordioso»), y el prodigio de la lengua de Zacarías que se suelta para
bendecir a Dios. Todos se preguntan: «¿Qué llegará a ser este niño?»,
porque «la mano del Señor estaba con él».
Juan
no lleva el nombre de su padre, sino el que Dios le ha dado: es signo de una
novedad radical, de la irrupción misericordiosa de Dios en la historia.
Mensaje
clave:
Dios cumple sus promesas de manera sorprendente, rompiendo esquemas humanos. El
nacimiento de Juan anuncia que el Salvador está muy cerca.
Conexión
y aplicación para hoy
Estas
lecturas se unen en un solo grito: ¡El Señor viene! Prepárenle el camino.
Juan el Bautista es el gran profeta del Adviento tardío: su vida entera es
preparación, purificación y anuncio gozoso de la misericordia.
En
estos días previos a la Navidad, preguntémonos:
- ¿Estamos dejando que el
Señor purifique nuestro corazón, como el fuego del fundidor?
- ¿Tenemos manos limpias y
corazón puro para recibir al Rey de la gloria?
- ¿Permitimos que Dios
rompa nuestros esquemas y nos sorprenda con su gracia?
Que
esta Navidad no sea solo externa, con luces y regalos, sino una verdadera
acogida del Señor que viene a reconciliarnos, a purificarnos y a llenarnos de
su alegría.
Como
los vecinos de Isabel y Zacarías, dejemos que corra la noticia: ¡Dios es
misericordioso! ¡La mano del Señor está con nosotros!
Que
María, la Madre que esperó y acogió, y san Juan Bautista, el precursor, nos
ayuden a preparar el camino del Señor. Amén.


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