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La comunión para la
reconstrucción de la vida social
El laico
mexicano Rodrigo Guerra, secretario de la Pontificia Comisión para América
Latina, abordó el tema de la cooperación, comunicación y gestión de información
compartida la tarde del 5 de marzo, en el marco del encuentro de agencias de
cooperación de la Iglesia en América Latina y el Caribe, organizado por el
CELAM
La lógica de
la comunión y lógica filantrópica: Cooperación, comunicación y gestión de
información compartida. Con este tema Rodrigo Guerra, secretario de la PCAL
contextualizó el panel de la tarde del 5 de marzo, en el marco del encuentro de
agencias de cooperación de la Iglesia en América Latina y el Caribe, organizado
por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM).
Tal como
informa ADN CELAM, el laico mexicano ha hecho una diferenciación
entre el trabajo meramente humanitario y ético con la visión cristiana, porque
“lo específico y propio del cristianismo nunca es lo meramente humano, sino que
abrazando lo humano haya un plus que solo el cristianismo pueda”.
Esta lógica ha
fascinado a Francisco y su pontificado se ha centrado en “no reducirse
moralísticamente a código ético alguno, sino que el cristianismo supera
cualquier comprensión ética de la vida”.
En este
sentido, el cristianismo no se mide por la caridad o nivel de coherencia que
mantengamos, sino que “la caridad que viene de arriba”, incluso “antes que
nuestras buenas ideas sobre fraternidad, bien común, se encuentra la lógica de
la encarnación, es decir, la iniciativa de Dios de inmiscuirse en nuestra
historia y hacerse contemporánea de cada uno de nosotros”.
Sobre este
particular – comenta Guerra – san Óscar Romero insistió en que ya basta de una
reducción ética del cristianismo, porque el seguimiento a una persona es
distinto que ser una persona de valores. El cristianismo anuncia algo más.
Llega a un
nivel extraordinario “Dios abraza nuestra historia personal para que nadie
quede fuera de un horizonte, marcado por algo más que un exhorto ético”. De
hecho, “podremos encontrar miles de frases hermosas, de ayudar a otros, pero el
plus cristiano está en la iniciativa de Dios que se nos adelanta y de esta
manera nos muestra que hay un gesto de don más grande que el mero don ético y
humanitario”.
Salir a las periferias
Guerra plantea
las diferencias entre la lógica filantrópica y la lógica de la comunión en
estos términos: “La primera existe, es buena, muchas asociaciones de este tipo
existen en el mundo, hay gestos muy fraternos y solidarios, del todo
admirables. Lo propio de esta lógica es responder a la dignidad de la persona
humana que es un llamado a la conciencia y que nos invita a una acción
solidaria cercana y eficaz”
“En cambio, la
lógica cristiana, está basada en la comunión que Cristo tiene en nuestras
vidas, es distinta. No ha anunciado un compromiso ético a modo del proemio de
la declaración de los derechos humanos que dice que todos tenemos dignidad y
merecemos igual respeto”
Los cristianos
“anunciamos lo más trascendental: que Dios se hizo carne en el más estricto
sentido, al grado que hay presencia real de Jesucristo en el prójimo, porque ni
siquiera nuestra incoherencia es motivo para desfallecer en el anuncio de la
buena nueva.
Por
consiguiente, a medida que “entendemos con toda paz este tema, nos encontramos
en capacidad de ir a las periferias, las geográficas y, especialmente, las
existenciales, donde los espacios incómodos, donde la pura coherencia encuentra
un límite”.
La caridad, la
ayuda “no es sólo con nuestros similares”, sino que se debe practicar “con los
más alejados, descartados, divergentes, disidentes y hasta adversarios»
Abrazar a los descartados
El secretario
de la PCAL apuntó que “el hombre ético tiene miedo de acercarse a las
situaciones complicadas, mientras que el cristiano está llamado a ser el
primero en estar en la periferia abrazando”.
Añadió: “Más
vale salir de la zona de confort y volvernos una Iglesia en salida y hasta
equivocarnos, pero asumiendo el riesgo, que mantenernos en la comodidad”, sobre
todo tener muy claro que la caridad, la ayuda “no es solo con nuestros similares”.
Se debe
practicar “con los más alejados, descartados, divergentes, disidentes y hasta
adversarios, en la medida que nuestro abrazo alcanza eso, anunciamos algo más
que un bonito compromiso ético, sino que la comunión es el método para la
reconstrucción de nuestra vida social”.
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