Mensajes | Edoardo Garibaldi
Francisco: Que la caridad y
la no violencia guíen al mundo
El Papa
Francisco envió un mensaje con motivo de la inauguración del Instituto católico
para la no violencia, ante la presencia de los cardenales Bo y McElroy: la paz
dura más que la guerra y la justicia
La no
violencia como «guía del mundo», un mundo que aprende a descubrirse hecho de
hermanos. Este es el deseo con el que el Papa acompañó el nacimiento, que tuvo
lugar en la tarde del 29 de septiembre, del Instituto católico para la no
violencia, fundado por la Iniciativa católica para la no violencia de Pax
Christi Internacional, movimiento de promoción de la paz formado por 120
organizaciones de todo el planeta.
El instituto,
con sede en Roma, se dedicará a promover la no violencia como enseñanza básica
de la Iglesia, embarcándose en la ambiciosa misión de hacer que la
investigación, y los recursos que produce, sean más accesibles no sólo a los
líderes de la Iglesia, sino también a las comunidades e instituciones
mundiales.
Monseñor
Giovanni Ricchiuti, presidente nacional de Pax Christi, transmitió
el saludo de Francisco, quien se mostró «calurosamente complacido por la loable
iniciativa» y deseó a los participantes en este evento «una renovada adhesión a
los valores de la paz y de la fraternidad».
El Papa
también exhortó a «trabajar juntos para garantizar la defensa de los derechos
de toda criatura», así como a «llegar a ser constructores de una sociedad
fundada en el amor mutuo». «Que la caridad y la no violencia guíen el mundo –
escribió Francisco – y el modo en que nos tratamos unos a otros».
La no violencia como fundamento de la Iglesia
El evento se
celebró en el Instituto Maria Santissima Bambina, en Via
Paolo VI, ante la presencia del cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de
Yangon, la ciudad más grande de Myanmar, y del cardenal Robert Walter McElroy,
obispo de San Diego (EEUU), junto con la hermana Teresia Wachira, del
Instituto Maria Santissima Bambina, y la célebre escritora e
investigadora Maria Stephan, que moderó el acto y la conversación.
En una
entrevista concedida al margen del acto a los medios de comunicación vaticanos,
el cardenal McElroy subrayó la dificultad objetiva de compartir un ideal de no
violencia en un contexto, el actual, empañado por los conflictos y la
violencia. «Sin embargo, me parece que es el único mensaje que tenemos a la luz
del Evangelio y de los tiempos que estamos viviendo».
El camino a
seguir, dijo el cardenal, es el «indicado por la Fratelli tutti,
que nos interroga sobre cómo mostrar cada uno de nosotros «el amor que estamos
llamados a tener por nuestros hermanos y hermanas en el mundo en estas
situaciones tan difíciles, que incluyen conflictos armados, y conflictos
internos». La respuesta a estas preguntas, según el purpurado, «no puede ser
continuar la guerra, y devolver ataque tras ataque o generar nuevos ataques».
Por el
contrario, está llamada a «fundarse en la disposición a dar pasos, y a veces a
correr riesgos, para alcanzar la paz, preservarla o fortalecerla». En esto,
para el cardenal McElroy, se realiza la «llamada del Evangelio», que dibuja una
definición de la no violencia capaz de ir más allá de la mera pasividad ante
las crueldades del mundo, dando lugar a un «método eficaz para hacer frente al
mal que existe y que a menudo genera conflictos».
No hay que
hacerse falsas ilusiones, «esto no resuelve todos los problemas» pero se erige,
sin embargo, como «la posición fundamental que la Iglesia debe tener, enraizada
en nuestras tradiciones más antiguas y ciertamente articulada por el Papa
Francisco de una manera muy eficaz y coherente».
La no
violencia es el «fundamento» de la Iglesia y «su testimonio y sus esfuerzos
deben tender a ayudar en las situaciones particulares de conflicto en el
mundo». Una tarea «difícil» y «no siempre eficaz», pero que sigue siendo «el
camino cristiano en su esencia».
La paz construida sobre la no violencia es
inquebrantable
El siguiente
en intervenir fue el cardenal Bo, quien situó la figura de Jesús, «Príncipe de
la Paz», junto a las de otros grandes «apóstoles de la paz: Mahatma Gandhi y
Martin Luther King». Ellos «nos instan a marchar con valentía hacia una tierra
prometida en la que cada hermano y hermana viva con dignidad, paz y
prosperidad».
El cardenal
también recordó el sufrimiento de las poblaciones israelí, palestina y
ucraniana, así como el de su patria, Myanmar.
“Estamos
llamados a detenernos y reflexionar: ¿podemos continuar por este camino
destructivo? ¿O debemos, como familia humana, hacer un cambio profundo, pasando
de un paradigma de guerra y violencia a otro de paz y no violencia?”
Retomando el
concepto expresado por el cardenal McElroy, el purpurado explicó cómo «el
rechazo de la violencia por parte de Jesús no representa un estado de
debilidad, sino que proclamó que el amor es más fuerte que el odio, que la paz
dura más que la guerra y que la justicia, si se construye sobre los cimientos
de la no violencia, es inquebrantable. Y como nos dijo en las Bienaventuranzas,
'bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de
Dios'».
En este
contexto, la creación del Instituto «nos ayudará a recuperar la no violencia de
Jesús, basándonos en la sabiduría de la reflexión teológica, las estrategias
prácticas para hacer frente a la violencia y, sobre todo, las experiencias
vividas por las comunidades marginadas que encarnan esta llamada radical a la
paz». «Es de estas comunidades – dijo el arzobispo de Yangon – de las que
aprendemos el verdadero significado de la no violencia centrada en el
Evangelio».
El sueño que puede hacerse realidad
A
continuación, la hermana Teresia Wachira recordó que la base de la no violencia
es «la aceptación de todos, incluso del enemigo». Una enseñanza aprendida en
sus años de infancia en Kenia, rememorada a través del recuerdo de las
enseñanzas de su madre, frente a las nociones que le inculcaron en la
universidad.
«Estábamos
hablando de violencia de género y se dijo que estaba bien que un hombre pegara
a su mujer. Esto es porque nuestra cultura dice que cuando un hombre pega a su
mujer, es que la quiere. Y yo me preguntaba: ¿cómo puede ser?». Con demasiada
frecuencia, «en la cultura africana, de la que puedo hablar, la violencia
estructural puede convertirse en una norma».
A
continuación, la doctora Stephan volvió a interrogar al cardenal McElroy, quien
subrayó que la no violencia sigue siendo «un sueño», aunque algo «mucho mejor
que la pesadilla que estamos viviendo estos días, que está destruyendo a las
personas y sus vínculos». Cualquiera que participe en las actividades del
Instituto «soñará» y ayudará a otros a reconocer cómo la no violencia «puede
funcionar». «Este es el gran obstáculo – según – que todo se quede en un sueño.
En cambio, debemos decir que puede hacerse realidad».
Los primeros seminarios del Instituto
Las
actividades del instituto incluirán invitar a teólogos, investigadores y
profesionales clave de la no violencia, como asociados del instituto, que
trabajen en áreas como la no violencia evangélica, las prácticas no violentas y
el poder estratégico, y las experiencias contextuales de la no violencia.
Entre los
miembros del Consejo asesor figuran María Clara Bingemer, profesora del
Departamento de Teología de la Pontificia Universidad católica de Río de
Janeiro (Brasil), el arzobispo de Suva, capital de Fiyi, Peter Chong, y Erica
Chenoweth, quien, como decana y profesora de la Universidad de Harvard, está
considerada una autoridad en materia de no violencia estratégica.
Ya en octubre,
tras las consideraciones sobre el tema de la no violencia de las que informó la
XVI Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos, el Instituto ofrecerá
seminarios que abordarán precisamente estas cuestiones, tanto con relación a la
autodefensa como con la gestión de los conflictos a gran escala.
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