Diálogo Interreligioso| Marie Duhamel
Obispo anglicano Ernest: El
ecumenismo, un ideal que hay que vivir
Tras cinco
años como representante personal del arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede
y director del Centro Anglicano en Roma, el prelado se prepara para regresar a
su Mauricio natal. Con un deseo: que el primado de la Comunión Anglicana y el
Papa sean juntos "faros de esperanza" para el mundo.
Este sábado 25
de enero, el obispo anglicano Ian Ernest saludará a Roma y a sus hermanos
en la fe, entre ellos varios cardenales de la Curia Romana, durante la
celebración de las VÃsperas previstas para esta tarde en la BasÃlica de San
Pablo Extramuros, en el dÃa en que la Iglesia recuerda la conversión del
Apóstol de los gentiles, para la conclusión solemne de la Semana de Oración por
la Unidad de los Cristianos en presencia del Papa, a la que asistirá también
una representación de la comunidad anglicana. El prelado se prepara para
regresar a Mauricio, donde fue jefe de la comunidad local de 2001 a 2019, año
de su nombramiento por monseñor Justin Welby.
El antiguo
arzobispo de Canterbury le habÃa nombrado su representante personal ante la
Santa Sede y director del Centro Anglicano de Roma. "Estuve profundamente
influido -aseguró a los medios vaticanos- durante mis estudios en Inglaterra
por el libro 'Dios de las sorpresas' del jesuita Gerard W. Hughes. Debo decir
que mi nombramiento en Roma y el hecho de haber sido llamado para servir a lo
que Cristo dijo en la vÃspera de su muerte, 'que todos sean uno', fue realmente
una maravillosa sorpresa".
"¿Quién soy yo para hacer este trabajo?"
Una sorpresa
que tiene una raÃz más antigua. Durante su infancia, Ian Ernest asistió a una
escuela católica cuyo capellán se hizo amigo de su padre, también pastor.
"Mi padre fue el primero en celebrar en una iglesia católica después del
Concilio Vaticano II", cuenta el obispo anglicano, para quien el
ecumenismo “no era nada nuevo para mÃ, pero marcó mi vida”. Luego, durante sus
dieciocho años de episcopado, entabló una relación privilegiada con el cardenal
Maurice Piat, obispo católico de Port-Louis.
Una relación
que favoreció su llegada a Roma, donde monseñor Ernest se declara sorprendido y
también, confiesa, impresionado por tener que "encarnar la presencia
visible de la Comunión anglicana" al servicio del ecumenismo. El
ministerio del obispo anglicano se desarrolló en tres etapas. En primer lugar,
deseaba encontrarse con quienes compartÃan su pasión "por ese Dios
revelado en Jesucristo y cuya presencia estamos llamados a llevar al
mundo".
Y de estos
encuentros "enraizados en el amor de Cristo, que -dice- permite superar
las diferencias", surge una acogida que, si es recÃproca, ofrece la
posibilidad de hacer sitio al otro. "El primero en reconocerme fue Su
Santidad en persona, el 13 de octubre de 2019 en el parvis de la Plaza de San
Pedro para la canonización de un antiguo sacerdote anglicano convertido en
católico, cardenal y santo de la Iglesia (John Henry Newman)", recuerda el
arzobispo anglicano.
La peregrinación de la paz a Yuba
El vÃnculo
establecido entre el Papa y el representante anglicano del Primado de la
Comunión Anglicana se reforzó, al igual que la amistad entre el Santo Padre y
Justin Welby, elegido ese mismo año. "Como representante personal del
arzobispo de Canterbury", explica monseñor Ernest, "tenÃa que ser
capaz de comunicar su visión para que él y el Papa pudieran convertirse juntos
en faros de esperanza en un mundo fragmentado y sediento de paz y
justicia". La "peregrinación de paz" que realizó en 2019 a Sudán
del Sur con el moderador de la Iglesia de Escocia, pocos años después de que
los lÃderes sursudaneses se retiraran al Vaticano, sigue siendo para él
"un ejemplo concreto de esperanza" y "de su colaboración
visible" para "establecer el reino de Dios".
Una experiencia llena de gratitud
"Rico"
es el calificativo dado al diálogo entablado durante la preparación del SÃnodo
sobre la sinodalidad con el cardenal Mario Grech y la hermana Nathalie
Becquart, respectivamente secretario general y subsecretaria de la SecretarÃa
del SÃnodo.
Para el obispo
anglicano, que dice estar contento con la vÃa sinodal ofrecida por el Papa,
"la Iglesia no se detiene en la transmisión de enseñanzas basadas en la
doctrina, sino que debe ser portadora de la Buena Noticia que transforma las
mentes".
Todos los
jueves se invita a representantes ecuménicos al Centro Anglicano. Juntos rezan,
comparten una comida e intercambian puntos de vista. "Yo dirÃa que esto
refleja la propia misión de Cristo: la comida que une, la oración, la Palabra
que alimenta y las conversaciones que dan dirección a lo que tenemos en común,
servir a Cristo". No se trata, argumenta, de un "ecumenismo
ingenuo" - "cada uno aporta lo que tiene, sus conocimientos y su
experiencia"-, y también subraya que el camino hacia la plena unidad es
una senda sembrada de obstáculos que requieren resistencia y paciencia. Se va
de Roma con la alegrÃa de haber tocado con la mano "lo que más tenemos que
ofrecer a la Iglesia universal", es decir, "un rostro nuevo",
que define como Fratelli tutti. Se va con "una palabra grabada en lo más
profundo de su corazón", la gratitud.
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