Vida Religiosa | MarÃa MartÃnez López
Tres monjas se escapan de una
residencia para volver a su convento, ya cerrado
Bernadette, Regina y Rita prefieren vivir en la que
siempre fue su comunidad a pesar de no contar, según sus superiores, con las
condiciones mÃnimas para estar bien atendidas
«Estoy muy feliz de estar en casa», aseguró la hermana
Rita, de 82 años, a la BBC. «Extrañaba mi hogar en la residencia. Estoy muy
alegre y agradecida de estar de vuelta». Hace unos dÃas, ella y otras dos
religiosas se convirtieron en noticia por escaparse de la residencia de
ancianos a la que las habÃan enviado en 2023 sus superiores con el objetivo de
volver a su antiguo convento, Kloster Goldenstein, a las afueras de
Salzburgo.
«Antes de morir en esa residencia de ancianos,
preferirÃa ir a un prado y entrar en la eternidad de esa manera», ratifica a su
lado la hermana Bernadette, de 88 años. La tercera rebelde es Regina, de
86.
Las tres monjas han pasado gran parte de su vida en el
Schloss Goldenstein, un castillo que ha sido convento y colegio privado para
niñas desde 1877. El centro, que empezó a aceptar niños en 2017, sigue
funcionando. Debido a la crisis de vocaciones, en 2022 el edificio pasó a manos
de la Arquidiócesis de Salzburgo y de la AbadÃa de Reichersberg, un monasterio
agustino. El rector de la abadÃa, Markus Grasl, se convirtió en el superior de
las monjas.
En diciembre de 2023, se decidió trasladarlas a un ancianato católico. Pero no se contó con ellas en la decisión, aseguran, ni allà se sentÃan cómodas. «He sido obediente toda mi vida, pero ya fue demasiado», aseguraba Bernadette.
Con algunas pertenencias, regresaron a Goldenstein.
Tuvieron que llamar a un cerrajero porque se habÃan cambiado las cerraduras.
También se encontraron con que el convento no tenÃa luz ni agua —ahora
restablecidos parcialmente— ni el elevador que las ayudaba a sortear las
escaleras. Aun asÃ, están dispuestas a quedarse.
Salen adelante con ayuda de muchas personas que las
apoyan y las visitan continuamente, llevándoles comida y enseres. Asimismo, un
médico las está atendiendo. Sus principales aliadas son alumnas del colegio.
Una de ellas, Sophie Tauscher, aseguró a los medios que «Goldenstein sin las
monjas simplemente no es posible». «Cuando nos necesitan, solo tienen que
llamarnos y allà estaremos, sin duda. Las monjas aquà cambiaron muchas vidas de
forma muy positiva».
La noticia no ha sido tan bien recibida por sus
superiores directos. En un comunicado, el rector Grasl calificó la decisión de
las monjas de regresar al convento de «completamente incomprensible» y «una
escalada». «Las habitaciones del convento ya no se pueden utilizar y no cumplen
en absoluto los requisitos para una atención adecuada».
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