Actualidad Mundial | Patricia Ynestroza- desde la sede de la FAO
León XIV pide erradicar el
hambre y denuncia las desigualdades en su visita a la FAO
Con motivo del
Día Mundial de la Alimentación y del 80º aniversario de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Papa León XIV
visitó este jueves la sede central del organismo en Roma, donde pronunció un
discurso en el que exhortó a la comunidad internacional a “movilizar toda
energía disponible para que en el mundo no haya nadie que carezca del alimento
necesario”.
En su visita a
la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO), León XIV recordó que la lucha contra el hambre es “una responsabilidad
compartida” que interpela a gobiernos, instituciones, empresas y ciudadanos.
“Quien padece hambre no es un extraño. Es mi hermano y he de ayudarlo sin
dilación alguna”, afirmó ante representantes diplomáticos y autoridades
internacionales.
“El corazón
del Papa, que no se pertenece a sí mismo sino a la Iglesia y, en cierto modo, a
toda la humanidad, mantiene viva la confianza de que, si se derrota el hambre,
la paz será el terreno fértil del que nazca el bien común de todas las
naciones.”
LEE EL DISCURSO COMPLETO DEL
PAPA LEÓN XIV EN LA FAO
Una llamada global a la acción y a la solidaridad
En su mensaje,
León XIV subrayó que, a pesar de los avances tecnológicos y científicos, 673
millones de personas aún se acuestan sin comer cada noche, y 2.300 millones no
pueden acceder a una alimentación adecuada. “No son cifras, son vidas
truncadas”, dijo, calificando la situación de “fracaso colectivo, extravío
ético y culpa histórica”.
“Quizá el dato
más conmovedor sea el de los niños que sufren la malnutrición, con las
consecuentes enfermedades y el retraso en el crecimiento motor y cognitivo.
Esto no es casualidad, sino la señal evidente de una insensibilidad imperante,
de una economía sin alma, de un cuestionable modelo de desarrollo y de un
sistema de distribución de recursos injusto e insostenible.”
El Papa
insistió en que la erradicación del hambre no puede limitarse a declaraciones
solemnes, sino que requiere una “voluntad real y sostenida”. En este contexto,
recordó el compromiso de la Agenda 2030 y el objetivo de “Hambre Cero”, que
consideró aún lejano si no se refuerza la cooperación internacional.
“... a cinco
años del cumplimiento de la Agenda 2030, hemos de recordar con vehemencia que
alcanzar el Hambre Cero sólo será posible si existe una voluntad real para
ello, y no únicamente solemnes declaraciones. Por esto mismo, con renovado
apremio, hoy estamos llamados a responder a una pregunta fundamental: ¿dónde
estamos en la acción contra la plaga del hambre que continúa flagelando
atrozmente a una parte significativa de la humanidad?”
El hambre como arma de guerra
Uno de los
pasajes más contundentes del discurso del Santo Padre fue su denuncia del
uso del hambre como herramienta de conflicto, práctica que calificó como “un
crimen de guerra”. “El silencio de quienes mueren de hambre grita en la
conciencia de todos”, advirtió, recordando que el derecho internacional
humanitario prohíbe atacar bienes esenciales para la supervivencia de la
población.
“con dolor,
somos testigos del uso continuo de esa estrategia cruel, que condena a hombres,
mujeres y niños al hambre, negándoles el derecho más elemental: el derecho a la
vida. Sin embargo, el silencio de quienes mueren de hambre grita en la
conciencia de todos, aunque a menudo sea ignorado, acallado o tergiversado.”
El Papa
lamentó que los consensos alcanzados por la comunidad internacional hayan sido
“olvidados” en numerosos conflictos actuales, y llamó a “fortalecer el
entusiasmo para remediar este escándalo” que atenta contra la dignidad
humana:
“No podemos
seguir así, ya que el hambre no es el destino del hombre sino su perdición.
¡Fortalezcamos, pues, nuestro entusiasmo para remediar este escándalo! No nos
detengamos pensando que el hambre es sólo un problema que resolver. Es más”.
Desperdicio, desigualdad y responsabilidad política
León XIV
también cuestionó las paradojas del sistema económico global, en el que
millones de toneladas de alimentos son desperdiciadas mientras millones de
personas buscan comida entre los desechos. “¿Cómo explicar las desigualdades
que permiten a unos pocos tenerlo todo y a muchos no tener nada?”, preguntó con
tono crítico.
El Pontífice
pidió a los líderes políticos superar “un paradigma enconado” y actuar con una
visión ética que ponga a la persona por encima del beneficio económico. “Los
eslóganes no sacan de la miseria. Urge garantizar la seguridad alimentaria, el
acceso a los recursos y el desarrollo rural sostenible”, afirmó.
“¿se merecen
las generaciones venideras un mundo que no es capaz de erradicar de una vez por
todas el hambre y la miseria? ¿Es posible que no se pueda acabar con tantas y
tan lacerantes arbitrariedades como signan negativamente a la familia humana?
¿Pueden los responsables políticos y sociales seguir polarizados, gastando
tiempo y recursos en discusiones inútiles y virulentas, mientras aquellos a
quienes deberían de servir continúan olvidados y utilizados en aras de
intereses partidistas?”
“Mano a mano por unos alimentos y un futuro mejores”
El Papa elogió
el lema del Día Mundial de la Alimentación de este año —“Mano a mano por unos
alimentos y un futuro mejores”— como una oportunidad para promover la
cooperación y la acción conjunta. Subrayó el papel esencial de la mujer en la
lucha contra el hambre, a quien describió como “arquitecta silenciosa de la
supervivencia y custodia metódica de la creación”.
Asimismo, León
XIV defendió el multilateralismo como vía para enfrentar los desafíos globales,
alertando contra las “tentaciones autocráticas” y las decisiones impuestas
desde centros de poder ajenos a la realidad de los países más pobres. “Lo que
los más necesitados esperan es que se les escuche sin filtros y se les dé una
oportunidad real”, sostuvo.
“Ha llegado el
tiempo de asumir un renovado compromiso, que incida positivamente en la vida de
aquellos que tienen el estómago vacío y esperan de nosotros gestos concretos
que los arranquen de su postración. Tal objetivo sólo puede alcanzarse mediante
la convergencia de políticas eficaces y una implementación coordinada y
sinérgica de las intervenciones.”
Un llamado universal a la empatía y la esperanza
En la parte
final de su discurso, León XIV amplió su mirada hacia las crisis humanitarias
en Ucrania, Gaza, Haití, Afganistán, Mali, la República Centroafricana, Yemen y
Sudán del Sur, recordando que “la comunidad internacional no puede mirar hacia
otro lado”. “Por nuestra omisión, nos volvemos cómplices de la injusticia”,
advirtió el Pontífice, quien exhortó a replantear los estilos de vida y
prioridades globales para construir una sociedad más justa y solidaria.
“No podemos
aspirar a una vida social más justa si no estamos dispuestos a deshacernos de
la apatía que justifica el hambre como si fuera música de fondo a la que nos
hemos acostumbrado, un problema sin solución o, simplemente, responsabilidad de
otros. No podemos exigir a los demás que actúen si nosotros mismos no cumplimos
nuestros propios compromisos.Con nuestra omisión, nos convertimos en cómplices
de la promoción de la injusticia. No podemos esperar un mundo mejor, un futuro
brillante y pacífico, si no estamos dispuestos a compartir lo que nosotros
mismos hemos recibido. Solo entonces podremos afirmar, con verdad y valentía,
que nadie se ha quedado atrás.”
Finalmente,
invocó la bendición de Dios sobre los responsables y trabajadores de la FAO,
animándolos a continuar su labor “con esperanza y coraje”. “Hambre tiene muchos
nombres y pesa sobre toda la humanidad”, concluyó, citando las palabras de
Jesús: “Denles ustedes de comer” (Mc 6,37).
“Los retos que
tenemos ante nosotros son inmensos, pero también lo son nuestro potencial y las
posibles líneas de acción. El hambre tiene muchos nombres y pesa sobre toda la
familia humana.”
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