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    miércoles, 3 de marzo de 2010

    Quien comete suicidio ¿Se condena?

    A debate La Sagrada Escritura no se ocupa del suicidio, pero es legítimo verlo incluido en el mandamiento que dice: No matar (Ex 20,13). Ya San Agustín lo había interpretado de tal manera: 'No es lícito matarse, ya que esto se debe entender como incluido en el precepto No matar, sin ningún agregado…
    El juicio sobre la responsabilidad subjetiva
    Otra cosa es la valoración de la responsabilidad moral del suicida. Hasta el siglo pasado era común juzgar al suicida como responsable de su gesto, y por tanto, culpable de su acción. Hoy en día, tanto la situación social, cuanto la formación moral del hombre moderno, obligan a tener otros criterios de valoración. Dicho de otro modo:
    1º dada la situación social potencialmente cargada de mentalidad suicida;
    2º dado el elevado número de sujetos psíquicamente frágiles e incluso disturbados mentalmente;
    3º y dado, por último, los escasos o casi nulos valores morales que pueden contrarrestar la mentalidad antivida reinante...
    ... podría admitirse que: en los casos en que faltan elementos para juzgar que un suicidio es plenamente voluntario, puede presumirse que la persona que se ha quitado la vida no ha gozado de suficiente responsabilidad moral, o incluso, en algunos casos, ha sido totalmente irresponsable. Se podría decir que, en muchos casos, lo que debe demostrarse es la 'total responsabilidad' del suicida.
    De todos modos, hay que decir que en muchos casos sí hay ciertos elementos que pueden servir de guía para elaborar un cierto juicio sobre la responsabilidad objetiva del suicida (dejando, por supuesto, el juicio último únicamente a Dios). Así, por ejemplo, indican responsabilidad plena en un suicidio: el hecho de que éste haya sido preparado fríamente, o por largo tiempo, o con motivaciones precisas, o por una persona psíquicamente sana. También el que la decisión haya madurado dentro de una concepción de vida en la que no hay lugar para Dios o en la cual no se encuentra sentido a la vida por principios filosóficos (aunque sean vulgares).
    En cambio, son indicios de responsabilidad incompleta: el suicidio impulsivo, el suicidio realizado bajo el shock de una tragedia, el suicidio ocurrido en contraste con toda una vida o una concepción de vida en la cual no parece haber lugar para el mismo, o, finalmente, el suicidio realizado por sujetos psíquicamente alterados.
    Responsabilidad social
    Gran responsabilidad por el fenómeno del suicidio corresponde a la misma sociedad, en cuanto ejerce o permite influencias que llevan a tal desenlace. Entre estos elementos cabe señalar:
    a) La disgregación de los grupos primarios, especialmente la familia; la desaparición o al menos el enrarecimiento de las relaciones familiares (con el consecuente predominio de las relaciones de tipo funcional y utilitaristas) conducen al aislamiento de los individuos, condenándolos a afrontar solitariamente los problemas personales más profundos de la persona.
    b) La proposición de 'valores' que no satisfacen las exigencias más profundas del alma (bienestar, afirmación personal, riqueza, hedonismo, culto de la personalidad, el divismo o idolatrización de algunos personajes públicos).
    c) La negligencia en formar el carácter de sus miembros con una educación humana auténtica. Esto, en vez de robustecer las estructuras psíquicas, las debilita. Surgen de aquí notables debilidades psíquicas.
    Tomado de El Teólogo Responde, P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E. Por razones de espacio ofrecemos las conclusiones de su estudio más extenso en la página web: www.teologoresponde.com.ar.

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