Nuestra Fe | P. Ciprián Hilario, msc
La Esperanza Fortalece
En un mundo donde las dificultades y
las incertidumbres parecen multiplicarse, la esperanza emerge como un pilar
inquebrantable para el corazón humano. Como católicos, nuestra esperanza no es
una mera ilusión ni un deseo pasajero, sino una certeza anclada en la promesa
de Cristo: "Yo estoy con ustedes todos los dÃas hasta el fin del
mundo" (Mt 28, 20). Esta verdad nos invita a vivir con una confianza
renovada, sabiendo que, incluso en medio de las tormentas, Dios camina a
nuestro lado.
La esperanza cristiana no es pasiva; es
una virtud activa que nos impulsa a construir el Reino de Dios aquà y ahora.
Nos llama a ser luz en la oscuridad, a tender la mano al necesitado y a llevar
consuelo a los que sufren. En cada acto de caridad, en cada oración elevada al
cielo, fortalecemos nuestra fe y la de quienes nos rodean. La esperanza nos da
la fuerza para perseverar, para levantarnos tras las caÃdas y para confiar en
que el amor de Dios siempre tiene la última palabra.
En este tiempo, donde los desafÃos
sociales, económicos y espirituales pueden parecer abrumadores, recordemos las
palabras de San Pablo: "Todo lo puedo en aquel que me fortalece"
(Flp 4, 13). Que esta certeza nos anime a vivir con audacia, a compartir el
Evangelio con alegrÃa y a edificar comunidades de fe que sean faros de
esperanza para el mundo.
Que MarÃa, Madre de la Esperanza, nos
guÃe en este camino, recordándonos que en Cristo encontramos la fuerza para
enfrentar cualquier adversidad. ¡Que nuestra esperanza sea un testimonio
vivo de la presencia de Dios en nuestras vidas!
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