Es Navidad y una silla está vacía…
Luces brillantes, elegantes manteles sobre decoradas mesas, preciosos adornos, música, baile, comida, fiesta; para muchos la Navidad será esto, para otros, la ocasión para reconocer que una silla permanecerá vacía. Alguien no estará. Se lo habrá llevado la hermana muerte, como diría San Francisco de Asís. Quizás el divorcio lo habrá alejado, la cárcel, una enfermedad, o bien, la promesa de una mejor vida en tierras frías. Múltiples serán las razones, una la realidad: esa persona no estará. Para algunos resulta especialmente difícil esta época. Se supone que la alegría debería primar, sin embargo, la ausencia de personas queridas puede generar profunda tristeza, amén de otros sentimientos que pueden causar gran confusión, como por ejemplo el sentir culpa por querer celebrar.
A seguidas algunas recomendaciones para vivir esta época, cuando se ha experimentado la pérdida de un ser querido o de una relación:
Planifica una manera diferente de celebrar
En algunas familias, el fallecimiento de un abuelo, abuela, de una figura central, supone la pérdida de la manera tradicional de celebrar. Es momento, entonces, para crear nuevas tradiciones, nuevas formas de festejar. Quizás un encuentro sencillo en una casa distinta bastará.
Permítete recordar
Se pueden utilizar rituales que permitan recordar a la persona ausente y honrar su recuerdo. Hacer una ronda de agradecimiento por los favores recibidos a través de esta persona puede ser una hermosa manera de recordar a quien ya no está, y cuyo recuerdo permanecerá junto al amor cultivado.
¡No olvides a los niños!
La psicoterapeuta Alba Payás Puigarnau[i] recomienda integrar a los niños a los rituales de recordación de la persona fallecida. Hacerlos a ellos partícipes de lo que en especial se preparare para la ocasión, facilita el procesamiento de la pérdida y contribuye a su sano desarrollo emocional. Puede que algunos niños piensen que no está bien sentir alegría, o ilusión por recibir regalos, y quizás experimenten culpa por no estar tristes. Es conveniente que se les verbalice que está bien sentir alegría por la Navidad, aun cuando, quizás simultáneamente, sientan tristeza al recordar a quien no está.
Camina a tu ritmo
Puede que las personas que hayan perdido a un ser querido sientan que deben complacer a quienes desean distraerlos, entretenerlos, “salvarlos” del dolor. El ceder ante los intentos de “rescate” de otros puede que dificulte el camino de la recuperación que en ocasiones supone silencio y soledad, aunque sea por un tiempo.
Comparte con quienes más necesitan
El involucrarse en actividades de servicio puede ser muy beneficioso. Identificar en la comunidad personas que necesiten tiempo, compañía, atención, puede ser una maravillosa manera de honrar la memoria de la persona ausente.
Para que el sol se asome en el horizonte, el manto negro debe cubrir antes el cielo. ¿Quién puede hacer que amanezca más temprano? La tristeza pasará, igual que la noche. Sirvan estas recomendaciones para atravesar la oscuridad y, mientras, que brille la estrella en el oriente, como aquella noche que el cielo nos regaló el llanto de un pequeño niño. ADH 818
[i] Payás, A. Es Navidad...en casa hay una silla vacía. Consejos para afrontar la navidad para familias en duelo. Tomado de http://www.hospital-sanjuandedios.es/upload/cuidando/doc/es_navidad_y_hay_una_silla_vacia.pdf
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