La Autoestima sobreestimada
Uno de los términos psicológicos más populares hoy en dÃa es el de autoestima. Innumerables artÃculos, libros y videos se publican anualmente buscando instruir sobre su importancia y sobre cómo fortalecerla.
William James, filósofo y pionero de la psicologÃa, introdujo el término en cuestión, en el 1890, y lo definió[1] como la razón entre el éxito y las pretensiones, es decir, entre aquello que se alcanza y las expectativas de logro. Acorde con su visión pragmática y funcionalista de la psicologÃa, James propuso una definición sencilla de un concepto más bien complejo. Recurriendo al sÃmil de matemático, afirmó que la autoestima crecerÃa cuando asà crecieran los éxitos (numerador) y disminuyeran las expectativas (denominador). Tal parece que la visión actual solo ha enfatizado el valor del numerador, o sea, los éxitos, por lo que se presume que el coleccionar premios, reconocimientos, es imprescindible para la construcción de una autoestima adecuada y, por lo tanto, para el disfrute de una vida plena. Sin embargo, esto ha representado un grave problema, porque se ha dejado a un lado que el fracaso es parte de la vida. Los últimos lugares también deben ser ocupados.
La importancia de la autoestima ha sido sobrevalorada peligrosamente. Esto no se ha hecho de manera irreflexiva, realmente se pensó y se piensa que los individuos con una autoestima adecuada son inmunes o menos proclives a comportamientos desadaptados y, en general, son más felices. Educadores, terapeutas, padres han dedicado los más loables esfuerzos para alimentar la autoestima de las personas que tienen a cargo, con la esperanza de que esto contribuya positivamente a su desarrollo personal. Para más de uno, la respuesta a una vida libre de conductas adictivas, depresión, fracaso escolar, embarazos en adolescentes y violencia intrafamiliar, empero, varios autores han retado estas ideas, y se basan en el debate teórico y en la revisión crÃtica de investigaciones realizadas. En este sentido, resulta muy interesante el artÃculo publicado por Baumeister y colaboradores[2], donde se establece que la autoestima, ciertamente, reduce las probabilidades de que mujeres jóvenes adolescentes sufran de bulimia, aumenta los sentimientos placenteros y la motivación a tomar iniciativas. Al mismo tiempo, se cuestiona, el intentar fomentar artificialmente la autoestima, al reconocer de manera indiscriminada conductas o trabajos no meritorios. No por casualidad puede resultar tan difÃcil para algunos el aceptar crÃticas. ParecerÃa que más y más personas fueran adictas a la aprobación por parte de otros, teniendo como estandarte que perder es inaceptable y, como el pájaro dodo de Alicia en el paÃs de las maravillas, se recomienda que todos sean premiados, ¡no sea que se lastime su amor propio!
Los triunfos no hacen a una persona más valiosa que aquella cuya vida ha sido un rosario de fracasos. Se es valioso en cuanto se es persona. No vale más el joven que se gradúa con honores de la universidad, que aquel que a duras penas aprueba. Ese entender que se vale más en cuanto se es mejor que otros, tiene repercusiones sociales a considerar, ya que esta visión fomenta la competencia y no la colaboración, tan necesaria hoy en dÃa.
La sociedad se ha volcado a promover el logro, olvidando que la otra parte de la ecuación propuesta por James está constituida por las expectativas. Muchos pensamos que debemos ser infalibles, perfectos, impolutos, soslayando que somos barro, y que la fragilidad es parte inherente de nuestra humanidad. Aceptar esto, es el primer paso para vivir a gusto con nosotros mismos y con los demás. La meta serÃa que todo ser humano fuera capaz de reconocer sus fortalezas y admitir sus limitaciones, viéndose como un ser valioso, sÃ, claro, sin embargo, común, nada especial, como la flor silvestre que embellece el campo y se marchita sin ruidos ni aplausos. ADH 823
[1] James, W. (1890). The principles of psychology. Recuperado de:
[2] Baumeister, R; Campbell, J; Krueger, J; Vohs, K. Does High Self-Esteem Cause Better Performance, Interpersonal Success, Happiness, or Healthier Lifestyles? Psychological Science in the Public Interest
Vol 4, Issue 1, pp. 1 – 4, First Published May 1, 2003. Recuperado de https://doi.org/10.1111/1529-1006.01431
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