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    martes, 9 de julio de 2019

    Ser Señal de Esperanza

    Apuntes Misioneros | Pedro Ruquoy, cicm 


    Ser Señal de Esperanza  

    Dentro de tres días, tomaré de nuevo el avión para llegar a Zambia, en el sur del continente africano. Mi maleta está casi lista y contiene principalmente decenas de frascos de medicina para controlar más o menos la enfermedad de Parkinson que, desde hace cuatro años, me acompaña a donde sea que yo vaya. Pasé unos dos meses en Bélgica donde visité a varios hospitales para dar seguimiento a los distintos problemas de salud que me aquejan. Me voy con una gran duda acerca de mis capacidades reales de coordinar el proyecto del Centro de las Flores de Sol donde unos 60 huérfanos me esperan.
    Mi estancia en Bélgica me ayudó a tomar más consciencia de la situación crítica que se vive en Europa y a reflexionar sobre nuestra misión como cristianos. Les presentaré algunos elementos sobre esos dos puntos.

    Inmigración y Xenofobia
    La situación política de Bélgica y de la mayoría de los países de Europa se ha vuelto muy preocupante. Al final de mayo, nos tocó votar para establecer nuevos gobiernos a tres niveles: regional, nacional y europeo. En Bélgica, la extrema derecha se hizo notar por el aumento considerable de los votos recibidos. Con la victoria de esos extremistas, el país conoce hoy una ola de palabras y comportamientos racistas. Los ciudadanos de origen extranjero son los destinatarios de insultos xenófobos en las redes sociales de comunicación y los inmigrantes son rechazados y tratados como animales.

    El consumismo
    El consumismo sin límites está destruyendo cada vez más el medio ambiente: los pedazos de plástico han transformado al Mar Mediterráneo en un inmenso océano de basura, la contaminación del aire está cada día mayor y el uso indiscriminado de los pesticidas envenena la tierra. Desde el punto de vista religioso, si bien Bélgica es un país que se dice cristiano y católico, la mayoría de sus habitantes no conocen absolutamente nada de Jesús y nunca ponen un pie dentro de una iglesia. La gran mayoría de los días feriados existen, originalmente, para marcar una fiesta cristiana pero los nombres han cambiado. Por ejemplo, las vacaciones de la semana santa se han mantenido, pero se llaman ahora “vacaciones de primavera”, el día de la ascensión es un día no laborable pero casi nadie sabe el significado de la “ascensión”. Las vacaciones de Navidad se llaman “vacaciones de invierno” y la religión ha desaparecido de los cursos dados en las escuelas primarias y secundarias. Los misioneros y misioneras son una “especie en vía de extinción” y muchas parroquias se han quedado sin sacerdote.
    En algunos monasterios, se reflexiona seriamente sobre el tema “¿cómo ser cristianos en una sociedad descristianizada?”

    Los empobrecidos en África
    Mientras tanto, en África, los empobrecidos son más numerosos, el hambre es la compañera fiel de las grandes mayorías y no se ve ninguna posibilidad de mejoría en el futuro inmediato. Entonces, en esta situación ¿qué debería ser nuestra misión como cristianos? Y de regreso en Zambia, ¿cuál debe ser mi prioridad? Con la enfermedad y la edad, está más que claro que no puedo seguir como en el pasado. Obviamente, todos los cristianos, incluyendo los misioneros, deben ser discípulos de Jesús.
    Con esa pregunta en la mente, leí un artículo proveniente de una conferencia dada por una pastora protestante llamada Najala Kassab, presidenta de la Comunión mundial de las Iglesias reformadas; en marzo del año pasado, en Tanzania, ella describió la característica principal del discípulo: ¡Vivir según el Espíritu! Obviamente, ella dio varios elementos para explicar lo que significaba “vivir según el Espíritu”: Caminar bajo el impulso del Espíritu, vivir libre, asumir un estilo de vida que refleja a Cristo, cargar la Cruz con el Señor, salir del recinto de las iglesias y vivir en la esperanza.
    Un rayo de esperanza
    Este último elemento me llamó mucho la atención. ¿qué significa vivir en la esperanza? Para responder a esa pregunta, la pastora contó la historia de una familia cristiana que estaba perseguida por causa de sus convicciones religiosas. A pesar de la situación difícil y del riesgo de ser agarrado, el padre de esa familia insistió para reunir a los miembros de su familia y celebrar un culto con ellos. El tomó un pedazo de mantequilla que él había encontrado en la casa y le dio candela para que sirva de vela. La lucecita de la mantequilla quemándose poco a poco alumbraba la oración de la familia. Pero uno de los hijos dijo a su padre: “¡Papa! No nos queda más comida y tú te atreves a utilizar lo poco de mantequilla que nos quedaba para quemarlo por nada.” El padre le respondió: “Hijo, si no nos queda comida, podremos vivir algunas semanas, pero si perdemos la esperanza, perdemos todo.”
    El mundo sufre mucho, África sufre mucho. América Latina sufre mucho… Ser misionero, ser discípulo de Jesús, es ser como una velita de esperanza para el mundo: es dar todas nuestras fuerzas que nos quedan para ser un rayo de esperanza para todos los que tienen el sentimiento de que todo lo que les rodea es dolor y muerte. ADH 836.

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