Noticia | Michele Raviart/Ciudad del Vaticano
Los obispos a la UE: de la crisis creemos
un mundo mejor
Mensaje de los presidentes de las Conferencias
Episcopales a las instituciones europeas y a los Estados miembros: después de
la pandemia tratemos de realizar un cambio radical para mejor a través de la
solidaridad y la acogida.
"El futuro de la Unión Europea depende no
sólo de la economía y las finanzas, sino también del desarrollo de un espíritu
común y una nueva mentalidad". Por ello, la crisis generada en Europa por
el coronavirus "es una oportunidad espiritual para la conversión",
durante la cual "no debemos limitarnos a dedicar todos nuestros esfuerzos
a volver a la vieja normalidad, sino que debemos aprovechar esta crisis para
lograr un cambio radical para mejorar". Lo escriben los presidentes de las
Conferencias Episcopales de los países de la Unión Europea, a través de la
COMECE, en un mensaje dirigido a las instituciones europeas y a los estados
miembros.
Salvarnos permaneciendo juntos
Al principio de la pandemia, los países europeos
reaccionaron “con temor”, cerrando las fronteras internas y externas, y algunos
incluso se negaron a compartir entre los países los suministros médicos que más
se necesitaban. Todo el proyecto europeo parecía estar en peligro. Sólo al
darse cuenta, como dijo el Papa Francisco, "de que estamos en el mismo
barco y de que sólo podemos salvarnos a nosotros mismos si permanecemos
junto", la UE, "con una renovada determinación ", "comenzó
a responder de forma conjunta a esta dramática situación", redescubriendo
así el espíritu de los Padres Fundadores, convencidos de que Europa se forjaría
con sus crisis.
Repensar el modelo de globalización
Este momento, afirman los obispos europeos, nos
obliga a replantearnos la reestructuración del modelo actual de globalización,
para garantizar el respeto del medio ambiente, la apertura a la vida, la
atención a la familia, la igualdad social, la dignidad de los trabajadores y
los derechos de las generaciones futuras. Temas en los que las encíclicas
del Papa Francisco "Laudato si'" y "Fratelli tutti" y los principios
fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia pueden ser una guía.
Solidaridad más allá de Europa
Entre ellas se encuentra, en primer lugar, la
solidaridad, "centro del proceso de integración europea", que, dicen,
mucho más allá de las transferencias internas de recursos para las políticas de
cohesión, debe entenderse como el “actuar juntos” y como “estar abiertos para
integrar a todos”, especialmente a los marginados. Esto para los obispos
significa que la vacuna para el Covid-19, una vez disponible, debe ser
accesible a todos, especialmente a los más pobres. Al igual que para Robert
Schuman la Europa unida presagiaba la solidaridad universal, los prelados
destacan a continuación la responsabilidad particular del Viejo Continente en
el desarrollo de África, pidiendo “el incremento de la ayuda humanitaria y la
cooperación para el desarrollo y la reorientación de los gastos militares hacia
los servicios sanitarios y sociales”.
Acogida de migrantes
Un enfoque que debe extenderse “con urgencia” a los
refugiados que viven en condiciones inhumanas en los campos y están seriamente
amenazados por el virus. Una solidaridad que significa no sólo “la
financiación”, sino también la apertura de las fronteras de la Unión Europea de
forma proporcional, por parte de cada Estado miembro. Si bien se distinguen
varios tipos de migración y se tienen en cuenta las cuestiones de seguridad,
existen de hecho "principios, valores y obligaciones jurídicas
internacionales que siempre deben ser respetados", que son "la base
de la identidad de Europa y tienen su origen en sus raíces cristianas". La
recomendación en este sentido es facilitar "vías seguras y legales para
los migrantes y corredores humanitarios para los refugiados".
Libertad de religión y signos de esperanza
Para la Iglesia, en muchos de los Estados
miembros, es crucial "el respeto de la libertad de religión de los
creyentes, en particular la libertad de reunirse para ejercer su libertad de
culto, respetando plenamente los requisitos sanitarios". Tanto más porque,
como subrayan los obispos, "las obras de caridad nacen y se arraigan
también en una fe vivida". La esperanza es que podamos salir de la crisis
más fuertes y fortalecidos en solidaridad. En este sentido, los obispos señalan
los muchos signos que nos abren a la esperanza. "Desde el trabajo del
personal sanitario, y el de quienes cuidan de los ancianos, hasta los gestos de
compasión y creatividad de las parroquias y comunidades eclesiales".
"Muchos en estos difíciles meses, han tenido que hacer considerables
sacrificios, renunciando al reencuentro con sus seres queridos y estando cerca
de ellos en momentos de soledad y sufrimiento, y a veces, incluso, de su
fallecimiento".
El compromiso de los obispos
De este modo, la Iglesia reafirma su compromiso al
lado de las instituciones europeas y de los Estados miembros para construir un
futuro mejor y el apoyo a las iniciativas que promueven los auténticos valores
de Europa. Valores fundadores "de solidaridad, libertad, inviolabilidad de
la dignidad humana, democracia, estado de derecho, igualdad y defensa y
promoción de los derechos humanos". La esperanza es redescubrir el
espíritu de los padres fundadores. Es de esperar, dicen los obispos, "que
el plan de recuperación del Covid-19 y el plan reforzado del presupuesto de la
Unión Europea para 2021-27”, acordados en la reunión del Consejo Europeo en
julio, y actualmente negociado entre el Parlamento Europeo y el Consejo,
“reflejen este espíritu”.
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