Rincón de la Palabra | Hna. Ángela
Cabrera, mdr
La Misión
de Jesús en Galilea: Una reflexión a partir del Evangelio de Lucas (Lucas
4,14-44; 5,1__9,62)
Desde la Gracia
a la Profecía Misionera (7)
Referencia a los textos:
Lucas
nos recuerda de una gran muchedumbre que seguía a Jesús, buscando oírle,
tocarle, ser curado (Lucas 6,17-19). Quiere decir que Jesús siempre estuvo
rodeado de gente, lo que hacía que de vez en cuando se alejara en solitario
para poder orar con mayor hondura.
La
profecía es un rio que atraviesa todas las páginas de la Biblia, desde el
Antiguo hasta el Nuevo Testamento. Jesús también deja evidente la profecía
mediante sus palabras: consoladoras para algunos, cuestionadoras para otros,
pero todas con el fin de que la gente se
convierta y crea.
Desde
esta óptica acogemos las bienaventuranzas que el evangelista presenta en Lc 6,
20-23:
Bienaventurados los pobres |
Porque de ustedes es el Reino de Dios |
… los que tienen hambre ahora |
Porque serán saciados |
… los que lloran ahora |
Porque reirán |
…cuando los odien, expulsen, injurien y proscriban su
nombre como malo, por mi causa |
Alégrense y salten de gozo, porque su recompensa será
grande en el cielo. Pues de ese modo trataron a los profetas |
Llama
la atención el discurso de Jesús, es ante mucho público, el que le seguía.
Entre ellos había pobres. Por eso les dice “de ustedes es el Reino”. Todo
parece indicar que también les seguían de otros sectores sociales,
inconscientes y opresores, pues también prosigue con las maldiciones a los
presentes (Lucas 6,24-26):
Ay de ustedes, los ricos |
Porque ya han recibido su consuelo |
… los que ahora están hartos |
Porque tendrán hambre |
…los que ríen ahora |
Porque se afligirán y llorarán |
… cuando todos hablen bien de ustedes |
Pues de ese modo trataron a los falsos profetas |
La
profecía de Jesús también se hace sentir en el cuestionamiento registrado en
Lucas 6,39-45. Escojamos algunas de sus frases interpeladoras, que provocan
reflexión y conversión:
1.
¿Podrá un
ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
2.
¿Cómo eres
capaz de mirar la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas la viga
que hay en tu propio ojo?
3.
¿Cómo
puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu
ojo’, ¿si no ves la viga que hay en el tuyo?
4.
Hipócrita,
saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás ver para sacar la brizna que
hay en el ojo de tu hermano.
5.
“¿Por qué
me dicen ‘Señor, Señor’ y no hacen lo que digo?”
En
la tradición bíblica y profética, el profeta verdadero se conoce por sus
frutos, su testimonio y resultados. De ahí que Juan, preso, mande a preguntar a
Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» (Lucas 7,19).
Inmediatamente, antes de Jesús dar una afirmación, el texto bíblico muestra los
signos de curaciones, liberación y, seguidamente, se introducen las palabras de
Jesús: “Vayan y cuenten a Juan lo que han
visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios,
los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena
Nueva” (Lucas 7,20-22).
Jesús
también cuestiona a las personas de la generación en la que vive, que es
también toda la generación que por más que vea y oiga permanece incrédula (Lucas
7,31-35). Con el fin de que entiendan, crean y se conviertan, Jesús les hablaba
en parábolas (Lucas 8,4-15), con todo, había gente que mirando no veían y
oyendo no entendía (v.10).
Espiritualidad misionera
La
misión de Jesús deja claro que no podemos caerle bien a todo el mundo. La vida
y el mensaje de Jesús no buscaron agradar, sino hacer reflexionar, provocar
reflexión, el cambio de vida, la conversión. Desde su dimensión profética supo
distinguir al público receptores de su mensaje: liberador para algunos, y
cuestionador para otros.
Jesús
no buscó ser simpático para ganarse a la gente. Sino que se mantuvo en la
verdad, siendo Él mismo la verdad. Esta autenticidad nacía de sus largas horas
de oración, porque el mismo itinerario misionero en Galilea lo deja evidente:
Jesús era un hombre de oración (Lucas 5,16; 6,12).
¿Qué nos provoca el texto?
¿Sé
hacer una parada importante para dialogar con Jesús?
¿Qué
me preocupa en la misión?
¿Qué
le dice a mi vida la palabra profecía?
¿Estoy
encarnando la dimensión profética en la misión?
¿Cuáles
son las exigencias personales para una profecía creíble?
ADH
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