Liturgia | Redacción
ADVIENTO: Renace la Esperanza…
Para
celebrar el Adviento, hay que tomar conciencia que preparamos la segunda
venida de Jesús, que sigue naciendo entre nosotros y que de nuevo vendrá
con gloria al final de los tiempos. Celebramos su encarnación y su venida…
1. El adviento es
adventus, llegada; la espera
confiada y gozosa de la venida del Redentor del mundo, que ya vino, que está
entre nosotros, que nos conduce al Padre; que nos indica el horizonte de vida y
salvación, que un día volverá.
2. Los personajes de
Adviento: Los profetas
y con ellos, Isaías, el profeta de Adviento. La segunda lectura, los domingos,
tiene también un sabor escatológico, abrirnos al futuro llenos de esperanza… La figura de
adviento es María, la que
encarna la vida de Dios entre nosotros, la que formó el Misterio en su vientre.
3. Los símbolos
visibles de la fe: la
Luz (la Corona), los colores (conversión), la Palabra de Dios; el Pesebre que
se va instalando; la preparación eclesial (Novena de Adviento, Misas de Aurora);
la Liturgia (cantos, celebraciones).
4. Las cuatro semanas
de Adviento siguen un
itinerario, que tiene dos momentos: las primeras dos semanas sirven para meditar
sobre la venida final del Señor, cuando ocurra el fin del mundo;
5. La primera parte del
adviento tiene
una dimensión eminentemente escatológica. No está dedicada a preparar el
misterio de Navidad, sino a celebrar que el Señor de nuevo vendrá con gloria,
al final de los tiempos, para juzgar a vivos y muertos. La primera parte del
adviento no se refiere al pasado, sino al futuro; no celebra lo ya acontecido,
sino lo que vendrá;
Mientras que las dos siguientes
sirven para reflexionar concretamente sobre el nacimiento de Jesús y su
irrupción en la historia de la humanidad en Navidad.
El Evangelio propone la
vela como una actitud básica del cristiano. “Estén en vela”. Como la herramienta
adecuada para encontrar a Jesús "aquí y ahora", en medio de nuestra
vida cotidiana. En medio de ese bosque oscuro del místico, que respira, que
escucha.
Y quizás también porque nos falte la sabia disposición a estar siempre donde realmente estamos y vivir allí con plenitud, en la oscuridad o en la luz, sin que necesitemos ir a ningún otro lugar, como aconsejan los sabios.
Estar atentos al presente que perfila el futuro
Es tiempo de atención y de cuidado, tiempo de
vigilancia dice Jesús en el Evangelio. Tiempo de estar atentos. Atentos a quienes
más sufren las consecuencias de esta pandemia; atentos a los grupos,
personas e instituciones que están empeñadas en cuidar la tierra y cuidar
de los habitantes de la tierra; atentos para consumir de forma que la vida
sea abundante para todos; atentos a
tantas injusticias y desigualdades; atentos a lo que está diciendo el
Espíritu en los signos de los tiempos; atentos para descubrir el rostro
de Cristo en quién nos necesita; atentos para no hacer ningún daño ni
causar ninguna lágrima…
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