Lectura Orante |
P. Marcos Plante, msc
En Éfeso, la magia es vencida
Un acontecimiento se produce en Éfeso que muestra la superioridad de la
fe en la lucha contra los espíritus, la magia o la brujería. Léase el texto en
Hechos 19, 11-20, fijándose en las palabras claves que marcan el progreso del
relato.
1° Interpretación del texto: A través de Pablo, Dios realizaba maravillas, sanando enfermos y
expulsando los malos espíritus. Viendo el éxito de Pablo, unos exorcistas
judíos, intentaron invocar, también ellos, el nombre de Jesús, el Señor, sobre
los que tenían malos espíritus. Estos exorcistas sin tener la fe en el Señor lo
mezclaban todo en sus ritos mágicos. Pero el espíritu malo les contestó:
“Conozco a Jesús y sé quién es Pablo, pero ustedes ¿quiénes son? Entonces el
hombre poseído se precipitó sobre los exorcistas que eran siete y los sacudió
de tal modo que tuvieron que salir huyendo de la casa desnudos y mal heridos.
Un gran temor se apoderó de los habitantes de Éfeso y creció el respeto hacia
el nombre de Jesús, el Señor. Una reacción central sobrevino entonces: Muchos
de los que habían creído venían a confesar públicamente sus prácticas de magia.
Prácticas muy frecuentes entonces en la región. Traían sus libros de magia y
los quemaban delante de todos. Eran muchos los libros pues se calculó su precio
en unas cincuenta mil monedas de plata o denarios. Concluye el texto diciendo:
tal era la fuerza con que se extendía y se confirmaba la palabra de Señor.
2° Meditación: Nos reconforta
ver cómo la fe en el nombre de Jesús, el Señor, tomaba mucha fuerza por el
ministerio de Pablo. Los atrevidos siete brujos usurpando el nombre de Jesús
para sus exorcismos recibieron el pago de esa usurpación sacrílega. Para nosotros,
la palabra del Señor es un tesoro que llena nuestra vida de fe. Rechazamos toda
brujería o magia negra que requiere el concurso de los espíritus. Se sabe que
estos cobran siempre, a gran precio, los trabajos que conciben en favor de los
que lo invocan. Del mismo modo que los efesios quemaron sus libros de magia,
también nosotros quemamos los altares que se levantan para invocar a los
espíritus. Esto es brujería y toda brujería deja mal parados a los que la
ejercen. Purifiquemos nuestra fe en la acogida de Jesús, el Señor.
3° Oración: Dios es
temible en la asamblea de los santos, grande et temible para todo su cortejo.
Señor Dios todopoderoso, ¿quién como tú? Eres poderoso y te rodea tu fidelidad.
Tú dominas el orgullo del mar, y amansas sus olas embravecidas. Tu brazo es
brazo poderoso, fuerte y magnífica tu mano; la justicia y el derecho sostienen
tu trono, el amor y la fidelidad están ante ti. Dichoso el pueblo que sabe
aclamarte. Salmo 89, 8-10.14-16. Señor, ningún brujo puede más que tú. Por eso
renuncio para siempre a todo pensamiento de recurrir a los espíritus. Sólo el
Espíritu Santo libera de verdad la humanidad.
4° Contemplación:
Estoy acompañando a Pablo en su ministerio y veo la acción de Dios a través de
sus andanzas y enseñanzas. Me da hilaridad ver a los siete exorcistas judíos
que invocan el nombre de Jesús como Señor sin reconocer verdaderamente en él, el
Dios de su fe. Se atreven a exorcizar un espíritu malo en nombre de Jesús, pero
les resulta funesto el hacerlo, porque el espíritu no percibe en ellos ningún
poder sobre él y, en consecuencia, resultan muy maltrechos. Todo aquello es un
ejemplo para los brujos y los de la magia negra. Sus intentos quedan tarde o
temprano inútiles. Lejos de nosotros toda brujería. ADH 842
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