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    martes, 16 de febrero de 2021

    ¿Impaciente con tus hijos?


    La Familia | Andrea Safir

     



    ¿Impaciente con tus hijos?

     

    La paciencia se conoce como la capacidad humana de soportar o tolerar situaciones molestas, irritantes o de adversidad. Es una actitud positiva que nos ayuda a alcanzar objetivos deseados, o de hacerlo de un modo más sereno y controlable. Esta actitud se reconoce como propia de personas maduras, que tienden a ser razonables, tolerantes, que no se precipitan a sus impulsos, ni reaccionan proporcionalmente a acciones molestosas o irritante de los demás.

     

    Los padres saben bien a que nos referimos. En la educación de sus hijos, en la convivencia familiar, los adultos necesitan un buen grado de paciencia. La experiencia de acompañar a los hijos en su dinámico crecimiento a través de los primeros años de vida, se enfrentan en numerosas ocasiones con situaciones que ponen a prueba la capacidad de ser pacientes, de aguantar, de respirar primero contando, como se sugiere con frecuencia.

     

    Más de una vez, es puesta a prueba su paciencia cuando han de enfrentar momentos emocionales que si se desbordan provocan unas situaciones difíciles para las relaciones humanas, para la sana convivencia familiar. Y cuando se actúa llevados por la impaciencia, los resultados son desfavorables, las palabras y las acciones pueden poco afortunadas y afectar considerablemente sus relaciones.

     

    La paciencia es una virtud que se hace perseverancia, pues nos permite no desesperarnos en situaciones que nos ponen a prueba. El autocontrol de una personalidad sana, ayudará a manejar emociones, sentimientos, malestares que nos impulsarían a actuar de manera negativa, a decir o hacer cosas de las que luego nos harían sentir ma.

     

    En la vida familia esta virtud evita muchos roces negativos que dañan la convivencia, evitan que se den situaciones que corten la comunicación, creen desconfianza y alce barreras en el modo de convivir. Por estas y otras razones, los adultos tienen que estar muy bien conscientes del esfuerzo y a veces hasta el sacrificio para no dejarse llevar por la impaciencia.

     

    La paciencia se acrecienta también en la medida en que nos hacemos más comprensivos. Los adultos no pretendemos que las nuevas generaciones sean como nosotros, sino que respetamos sus procesos, tratamos de entender sus actuaciones, escuchar y crear un ambiente de amistad y acogida mutua que permita la confianza y la sinceridad.

     

    La paciencia no se identifica con la flojera. En ciertos momentos los padres tienen que actuar con firmeza. Las expresiones de amor dentro del hogar dan a los más jóvenes afirmación y seguridad, al mismo tiempo que reciben mensajes firmes respecto a su comportamiento, como expresiones de ternura, de acogida.

     

    Muchos autores han escrito sobre la paciencia. Es muy conocido el proverbio árabe que dice que “La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces”. Así es reconocido por quienes han tenido que lidiar en la guía del hogar, pues muchas veces se requiere sacrificio, aguantarse; pero al final, el fruto alcanzado vale la pena. Las relaciones intrafamiliares se viven en amistad, escucha, respeto mutuo.

     

     

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