Reflexión
| Alexis Cifuentes
La Fraternidad es un proyecto
La Iglesia
se realiza en un ambiente comunitario, la vocación a vivir como familia apunta
a la fraternidad y la misión, que es de todos, de toda la Iglesia en cuando
llamada y enviada. La vida comunitaria es clave en el tejido eclesial y en el
espÃritu de una misión fecunda, participando en las tareas del mundo. La vida
comunitaria no es individualista, ni se pierde en el conjunto de sus miembros. La
vida comunitaria oscila entre la soledad y la comunidad, el compartir y servir,
nuestra condición personal que no es posible si el nosotros…
Somos
llamados a una entrega incondicional desde una visión de conjunto: el modo cómo
Dios obra en el mundo y Jesús lo orienta hacia Él, bajo el influjo del
EspÃritu, “Señor y dador de vida”. La vida comunitaria se vive como un espacio
de mediación de la gracia, no somos intermediarios; la vivimos sirviendo desde lo
Ãntimo de nuestro ser: no es una función o profesión; la gratuidad del Padre
nos llena de alegrÃa, nos consuela y nos hace humildes, no cabe allÃ
autosuficiencia.
El Evangelio no es primeramente confrontación, sino oferta gratuita; tiene que manifestar alegrÃa, esperanza, confianza
La Iglesia
vive con la certeza de realizar una misión que la humanidad requiere y acoge,
pero que en muchos casos, también olvida y rechaza. Los tiempos cambian y
aprendemos a dialogar con el mundo de hoy. En muchos espacios se necesita una
Iglesia dialogante, que escucha, y se compadece, se acerca y comprende… El
Evangelio no es primeramente confrontación, sino oferta gratuita; tiene que
manifestar alegrÃa, esperanza, confianza; tiene que estimular al amor, al
servicio, a la construcción del Reino de Dios…
En tantos lugares tiene la comunidad la oportunidad de establecer un diálogo fecundo, una presencia facilitadora de la convivencia, de la amistad, del respeto y acogida de las personas. Allà entrega lo que ha recibido. Se muestra misericordiosa, por estar más atenta a perdonar que a enjuiciar o condenar. Más disponible para el servicio que para hacerse servir. Más provocadora de fraternidad, que de reclamos por cuestiones temporales.
En un proyecto de fraternidad, la comunidad cristiana está llamada a dialogar con el mundo de la
pobreza, de la cultura, de las religiones, de la diversidad y los derechos
humanos, de la ecologÃa integral; tenemos que acompañar las nuevas
sensibilidades, desde una sensibilidad misericordiosa. La fraternidad afirmará entonces nuestra catolicidad.
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