Entrevista | PrensaCelam
Hna. María Inés Ribeiro:
“Es un
paso adelante que el Papa Francisco quiera poner cada vez más mujeres al
servicio de la Iglesia”
El Papa
Francisco nombró a la presidenta de la Conferencia de Religiosos de Brasil –
CRB, como consultora de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada
y Sociedades de Vida Apostólica por cinco años. Marian Ambrosio, que fue
presidenta de la CRB de 2007 a 2013, fue nombrada junto con la hermana María
Inés Vieira Ribeiro.
Según la
presidenta de la CRB, donde la vida “es más sufrida y amenazada, ése es nuestro
lugar”. Junto a esto, insiste en la necesidad de que la Iglesia escuche a los
laicos y a la vida religiosa femenina, algo que ve que está haciendo el Papa
Francisco, que “está viendo que la Iglesia no puede caminar sólo con piernas de
hombre”.
Usted
acaba de ser nombrada por el Papa Francisco consultora de la Congregación para
los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. ¿Qué
representa este nuevo servicio que le pide la Iglesia?
Para mí
representa un gesto de confianza de la Iglesia, en primer lugar. Es una nueva
llamada de Dios a mi vida consagrada, porque Dios siempre nos llama cada día a
la fidelidad, al compromiso, e incluso a responder con generosidad. Para mí
representa, sobre todo, un gesto de confianza de Dios, del Papa Francisco, por
la Vida Consagrada.
Para mí
es casi una continuación de lo que ya he estado haciendo como consagrada, como
responsable de nuestra Conferencia, es una confirmación, un acto de confianza.
La vida
religiosa en Brasil tiene mucho que aportar a la misión de la vida religiosa en
la Iglesia universal. ¿Qué cree que puede aportar usted, desde su nuevo
servicio, como representante de la Vida Religiosa en Brasil a la misión de la
Vida Religiosa en el mundo?
La
orientación que he recibido de la Sagrada Congregación de Religiosos, del
Dicasterio, es exactamente ésta: recibiré consultas sobre diversos y variados
asuntos que surjan para la Congregación de Religiosos y seré consultada para
dar mi opinión. Ciertamente, veo que en la medida en que abramos el corazón,
abramos la boca para opinar sobre cualquier tema, ya sea en nuestro país o para
el mundo, será desde la experiencia de vida, desde mi comunión con Dios, desde
mi fidelidad al Evangelio, que daré mi opinión, porque esa es precisamente la
misión, de consulta.
Seré
consultada, como dice el cardenal João Braz de Aviz, para las diversas
situaciones, recibiré correspondencia, comunicaciones, y participaré en las
asambleas que tendrán lugar en Roma para todos los consultores y asesores. Para
mí, el posicionamiento, la respuesta, como consagrada de Brasil, se basará, por
supuesto, en nuestra experiencia de una Iglesia servidora, de una Iglesia
sinodal, de una Iglesia abierta a los pobres, de una Vida Consagrada que
insiste cada vez más en el compromiso de fidelidad al Evangelio y al carisma de
cada Instituto.
Es
también un gran reto porque estamos viviendo situaciones difíciles, no sólo en
la Vida Consagrada sino también en la Iglesia. El momento actual es de dolor,
de dificultad, de problemas que estamos viviendo en la Iglesia de Brasil ante
la Campaña de la Fraternidad y otras situaciones. Pero creo que responderé con
la experiencia de vida que el Señor ya me ha dado.
¿En qué
debe insistir la vida religiosa en la misión de la Iglesia? ¿Cuáles deberían
ser, en su opinión, las principales aportaciones y los principales retos que
hay que afrontar?
Uno de
los principales retos que me plantearía es precisamente ese caminar juntos, esa
tolerancia, ese respeto. El mismo cardenal João Braz de Aviz me dijo por
teléfono, hermana, esto es algo del Papa Francisco, él que quería tener un
colegio de consultores con paridad, con el mismo número de hombres y mujeres,
para que podamos hacer nuestra contribución.
La Vida Consagrada
en Brasil y en el mundo debe existir desde el caminar juntos, desde el respeto
a las diferencias, desde el verdadero amor a las diferencias, a las personas,
amar cada vez más las realidades que vivimos más sufridas, estar donde la vida
está amenazada, este es el lugar de la Vida Consagrada. Para mí, tenemos que
insistir en esto, porque en realidad, donde la vida es más sufrida y amenazada,
es nuestro lugar. No hay que poner la Vida Religiosa en el candelero, en un
pedestal, en el punto de mira, sino ser una Vida Consagrada encarnada, inserta,
humilde, sencilla. Este es el gran reto tanto para la Iglesia como para la Vida
Consagrada.
Usted
habla de la insistencia del Papa Francisco en la paridad entre hombres y
mujeres en este consejo de consultores. Recientemente, una religiosa ha sido
nombrada subsecretaria del Sínodo de los Obispos, por lo que será la primera
mujer que vote en un Sínodo de los Obispos. Para la vida religiosa femenina,
¿qué significan estos pasos que está dando el Papa Francisco en los últimos
años?
Esto
tiene un significado muy fuerte, porque tenemos diferencias, la psicología
femenina es diferente de la masculina, y tenemos que abordar esto con igualdad.
Para todos los temas de la Iglesia, de la sociedad, tenemos que contar con la
presencia de hombres y mujeres, precisamente para lograr los objetivos, en una
comunión, en una unidad y en un consenso. Creo que las diferencias nos ayudan a
encontrar respuestas más coherentes.
En
nuestra Iglesia queda mucho camino por recorrer para que se produzca esta
escucha de los laicos y de la vida consagrada femenina, sobre todo. El Papa
Francisco es una luz, es un hombre muy lúcido, está viendo que la Iglesia no
puede caminar sólo con piernas de hombre, tenemos que caminar juntos. La
contribución femenina, tanto laica como consagrada, es muy importante para el
camino de la sociedad, de la Iglesia y de la Vida Consagrada.
Vemos
que, en el ámbito civil, las mujeres están ocupando todos los espacios, y en la
Iglesia todavía no. Nosotros, en Brasil, tenemos una voz muy grande en relación
a la participación de la mujer, pues desde hace mucho tiempo nuestra Iglesia ya
tiene mujeres lectoras y acólitas, y ahora que ha salido el Documento oficial
liberando, digamos, a las lectoras y acólitas en la Iglesia. Ya hemos dado
pasos, pero nuestra aportación es para la Iglesia universal, para toda la
Iglesia, esta aportación de la parte femenina de la Iglesia, tanto laica como
consagrada.
Es una
lucidez, una claridad y un paso adelante que el Papa Francisco quiera poner
cada vez más mujeres al servicio de la Iglesia. Tal vez no vea más progresos,
pero lo necesitamos. A veces hay contratiempos, hay retrocesos, dificultades,
incluso en el interior de la Iglesia, como dijo hoy monseñor José Negri, obispo
de Santo Amaro, que es el presidente de la comisión para la protección de los
niños y adolescentes y de las personas vulnerables. Según él, lo doloroso para
nuestra Iglesia es la polarización dentro de la Iglesia. A todos nos gustaría
formar realmente una Iglesia única, santa y católica, pero vemos este
sufrimiento también en la Iglesia de hoy.
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