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Realidades
de la mujer en República Dominicana
en la Carta Pastoral de la CED
En la Carta Pastoral La Mujer en la Sociedad Dominicana (21 de enero 2017), la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) pone su “mirada en un tema crucial, en una realidad vital para nuestro paÃs: la mujer en la sociedad. La primera parte de la Carta presenta las realidades de la mujer en República Dominicana. ¿Qué ha cambiado 4 años después? ¿Cuáles son los retos para la realidad de la mujer hoy? Señalamos a continuación aspectos centrales de la reflexión episcopal.
1.
Realidad familiar y laboral. La mujer dominicana es casi la
mitad de la población nacional: 50.2% es masculina, y el 49.8% es femenina. El
deterioro familiar ha incrementado el liderazgo exclusivamente femenino en los
hogares. Nuestro paÃs, en el marco latinoamericano y caribeño, posee uno de los
más altos niveles en disolución marital. El concepto “hombre proveedor”
desvanece. Ella asume tareas de proveer y cuidar, realidad que exige trabajos
informales para garantizar flexibilidad de horario; las estadÃsticas muestran
mejorÃas en las viviendas que estas mujeres lideran. El Sistema de Cuentas
Nacionales (SCN) reconoce el trabajo doméstico, no remunerado, como productivo.
Pero no lo registra en el sistema como aporte económico, como sucede en otros
paÃses. El 96.5% de estas labores son realizadas por mujeres.
2.
Realidad de participación social. Es de alabar el hecho de que la
mujer dominicana cada vez más se preocupa por su propia formación y desarrollo,
con una participación más activa y de incidencia en la vida social y polÃtica
de la nación. Con su capacitación profesional, como lo testimonian las
matrÃculas y graduaciones universitarias (62.8% mujeres, 37.2% hombres) ella va
ocupando puestos en las diversas esferas laborales que le auguran un mejor
porvenir para sà misma y su familia. Es deseable que sus esfuerzos y
sacrificios sean bien valorados.
Como
nota muy positiva debemos destacar la labor que en nuestra sociedad realizan
muchas mujeres en todas las áreas profesionales. Con su trabajo, disciplina y pensamiento,
aportan eficazmente al desarrollo dominicano. Varias figuras femeninas
descuellan en la promoción de valores humanos y cÃvicos, enalteciendo el
ejercicio y la ética profesional.
3.
Realidad de su inclusión en la polÃtica. Es
importante destacar que también en el campo de la polÃtica se está tomando
conciencia del aporte que la mujer, con su especial sensibilidad humana, puede
dar a la sociedad. Asà lo muestran los datos de la recién pasada contienda
electoral del 2016. El 44.32% de las candidaturas para todos los cargos fueron
mujeres, y el 55.68% hombres. Sin embargo, se destaca la ascensión femenina a
puestos de segunda autoridad o suplencia como vicepresidentes, vicealcaldesas,
subdirectoras, suplente de regidor, etc... La participación actual de la mujer
en los gobiernos locales es clave para la promoción de una polÃtica integradora.
4.
Realidad migratoria y aporte económico. Hemos de
reconocer también el aporte que dan a nuestra economÃa nacional muchas de
nuestras mujeres que han tenido que sufrir el problema de la migración. El 54%
de las remesas recibidas en el paÃs, a través de canales formales, provienen de
mujeres migrantes.
5.
Realidad en el mundo rural y sus aportes. Son
heroÃnas nuestras mujeres más pobres, madres del campo y de los barrios de
nuestras ciudades, que poseyendo menos estudios y, consecuentemente, con menos
posibilidades de trabajo formal, viven una vida de muchos sacrificios,
trabajando duramente en medio de precariedades para sostener sus hogares.
6.
Realidad de pobreza: causas y consecuencias. No
obstante lo anterior, la pobreza y el analfabetismo generan grandes problemas
que afectan también significativamente a nuestras mujeres, como es el embarazo
en edad temprana, cuyas causas principales son la desintegración familiar, la
falta de educación en valores, la mentalidad subjetivista, relativista y de
consumo de nuestra sociedad actual. Se evidencia la necesidad de reforzar
nuestras familias, de seguir educando fundamentado en valores, sobre todo en el
ámbito de la sexualidad, a nuestros niños y adolescentes; además de esto, hace
falta que las autoridades tomen medidas más eficaces para impedir que se
promueva libremente en los medios, la violencia, la vulgaridad y las
expresiones dañinas, especialmente para los más jóvenes.
7.
Realidad de pobreza y violencia estructural. Por otro
lado, notamos que una espiral de violencia invade los espacios de la sociedad
dominicana. Dicha violencia alcanza diversos escenarios, entre ellos: el
intrafamiliar; el laboral; el vinculado a un contexto social y cultural, donde
se somete a la mujer por el hecho de serlo; de conflictos de relaciones de
parejas y exparejas. Es oportuno recordar que conforme a la ley 24-97 es un
delito la violencia contra la mujer.
Aunque
las mujeres pobres son las más afectadas, la violencia contra ellas se registra
en diversos estratos sociales. La violencia en la familia es escuela de
resentimiento y odio en las relaciones humanas básicas. El reporte de la
ProcuradurÃa General de la República confirma que el nivel de denuncia femenina
es mayor que las órdenes de protección. En el 2014, se emitieron 271.4 órdenes
para cada 1,000 denuncias. Desde enero hasta julio del 2016 se han registrado
98 homicidios y feminicidios, contra mujeres en edad de 18-34 años. la ley
88-03 afirma que es un derecho tener garantizado un hogar de refugio para
mujeres, niños y niñas amenazados de muerte y agresión fÃsica, verbal,
sicológica y sexual.
Sentimos
profundo dolor con el drama de tantos niños y niñas huérfanos que ven morir a
su madre por manos de su pareja, con el agravante suicidio de su padre, dejándolos
en total abandono por la ausencia de una respuesta del Estado.
8.
Realidad de la prostitución y sus factores. La
precaria situación del hogar o la pobreza, incitan a muchas jóvenes hacia la
actividad de la prostitución. En muchos casos, detrás hay una historia infantil
triste y desconcertante: golpes, violaciones, humillaciones, desamparo, etc.
Estos son algunos de los factores que las empujan a la calle. Estudios revelan
los múltiples abusos que sufren a manos de clientes. Algunos de ellos les
exigen el uso de drogas, prometiéndoles mejor remuneración. Cuando son madres,
la adicción genera, al mismo tiempo, niños desamparados, aumentando de este
modo la tragedia.
9.
La realidad de la trata de personas. Otro mal
poderoso y “silencioso” es la trata de personas. El paÃs ha sido identificado
como proveedor de mujeres para el negocio ilÃcito de la industria del
“entretenimiento mundial”. En este orden, esperamos que se hagan mayores
esfuerzos en la aplicación de ley 137-03 que condena la trata ilÃcita de
persona.
10.
La realidad del dolor de las madres por sus hijos. Vemos
también los rostros de tantas madres de policÃas sentenciadas al sufrimiento
cuando estos salen a las calles arriesgando sus vidas con sueldos de miseria, y
un poder judicial lleno de precariedades y poco control de los jueces y
fiscales que con tanta facilidad liberan a delincuentes; y además con un Código
Penal que no sanciona ejemplarmente a los que tanto daño hacen a la
sociedad. Y también los rostros de
tantas madres que como a MarÃa, la espada de la inseguridad ciudadana les
atraviesa el corazón al ver a sus hijos morir en manos de delincuentes o de
policÃas en “intercambios de disparos”; además, de las madres de jóvenes sin
oportunidades, vÃctima del narcotráfico, atrapados por la ola de violencia,
atracos y robos.
11.
Realidades de la mujer ante la indiferencia del Estado.
Hemos de señalar que en el viacrucis de sus vidas, muchas mujeres dominicanas
transitan por la calle de la amargura y el sufrimiento, cargando con los
pecados y errores de una sociedad que no las valora ni respeta; condenadas a
grandes sacrificios de pago de impuestos para mantener la vida de confort de
muchos polÃticos sin escrúpulos. las garras de la corrupción impenitente las
despojan a ellas y a sus familias de las vestiduras, de la comida, de la
medicina... y las condenan a tener que vivir debajo de los puentes o a orillas
de rÃos y cañadas, mientras desde su pobreza observan cómo algunos polÃticos
disfrutan sin consecuencias e impunidad de riquezas mal habidas. mujeres que,
como Jesús camino al calvario, caen al suelo una, dos, y más veces, por el peso
insoportable de una canasta familiar inalcanzable y el drama de sus hijos
pasando hambre. Falta la conciencia de un Estado que como el Cirineo esté
dispuesto a hacer sacrificios reduciendo el gasto de la burocracia y el
clientelismo polÃtico para ayudar al desarrollo de la familia dominicana.
12.
La realidad de la desprotección en la salud. la gran
mayorÃa de nuestras mujeres dominicanas, tienen que cargar con la cruz de un
sistema de salud inoperante para los que no tienen recursos, rebotadas de las
clÃnicas privadas por no tener seguro ni dinero, empujadas a hospitales
públicos deficientes, teniendo que pagar los precarios servicios que les
ofrecen. otras instancias del Estado creadas para la protección de la mujer,
viven entretenidas con la agenda antivida internacional, encubierta en la
ideologÃa de género y hacen muy poco por asumir y encarar los verdaderos
problemas que aquejan a las mujeres dominicanas.
Carta Pastoral del 21 de enero de 2017: La Mujer en la Sociedad Dominicana. Conferencia del Episcopado Dominicano (CED).
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