Matrimonio
y Familia | Noelito de León Mercedes
La
vida conyugal moderna y el matrimonio como sacramento
La situación actual del matrimonio
presenta diferentes problemáticas que sugieren diferentes alternativas. Unos de
los problemas es que muy fácilmente la modernidad puede aislar a la familia. La
sociedad va creciendo y se vuelve más funcional. Las alegrÃas y los
sufrimientos permanecen encerrado en lo circulo familiares, la sociedad
abandona la familia. Es necesario buscar instituciones sanitarias con raÃces
profundas que puedan prestar a los cónyuges un apoyo espiritual, psicológico,
psiquiátrico, en todas las lÃneas de sus responsabilidades.
No se puede suprimir un sentimiento de
admiración al ver cómo la familia moderna, a pesar de la situación exterior de
debilidad y aislamiento en que se encuentra sumergida la relación conyugal en
nuestra sociedad, puede conseguir una profundidad personal e intersubjetiva, es
aquà donde debe apoyarse el matrimonio para sustentarse.
Este sacramento se caracteriza por ser una realidad terrena que orienta al espÃritu a una realidad trascendente
El matrimonio es un sacramento, porque
es Dios mismo que está actuando en él y nos da una prueba tangible de su
actividad. Dios no es extraño al amor de la pareja, donde quiera que dos
personas se encuentren con un amor verdadero Dios está presente. Este sacramento no se caracteriza por ser solo
manifestación sensible de una realidad sobrenatural, sino más bien por la
realidad terrena que orienta al espÃritu a una realidad trascendente.
Desde el interior del sacramento, Dios
hará nacer en el amor recÃproco de un joven y una joven, algo más profundo. Su
amor personal, que se centra en la pareja como tal y que se vuelve sensible y
visible en el sacramento del matrimonio. En el momento del consentimiento,
Cristo está presente, justamente porque él quiere ofrecer a los casados,
levantar su amor por encima de todas las limitaciones terrenas y hacer de él,
en aquello que tiene de más humano, el signo de un amor más grande y más
profundo.
El matrimonio no es solamente un
elemento de una creación buena, sino que constituye un don personal, portador
de salvación divina. Tomando en cuenta esta realidad, hará falta desacralizar
el matrimonio de toda religiosidad pagana, para poder sacralizarlo a Dios y
devolverle su valor de realidad sacramental, el Dios creador puede situar a la
unión de la pareja en una perspectiva de salvación.
La fe permite asumir el matrimonio como
sacramento, de esta manera se puede sostener con ayuda de la gracia. El
sacramento del matrimonio es un signo que indica cuánto amó Cristo a su
Iglesia. este sacramento es un signo eficaz que determina una unión objetiva,
el lazo sacramental de los esposos es un proyecto de salvación.
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