Evangelización
| Documento de Puebla
Evangelización
e ideologías III
La III
Asamblea del CELAM en Puebla (27 de enero – 13 de febrero 1979, con la
presencia del papa Juan Pablo II), analizando las ideologías presentes en
América Latina, propuso una evangelización integral, que humanice y contribuya
a una nueva evangelización.
En pleno
acuerdo con Medellín insistimos en que «el sistema liberal capitalista y la
tentación del sistema marxista parecieran agotar en nuestro continente las
posibilidades de transformar las estructuras económicas. Ambos sistemas atentan
contra la dignidad de la persona humana; pues uno tiene como presupuesto la
primacía del capital, su poder y su discriminatoria utilización en función del
lucro; el otro, aunque ideológicamente sustenta un humanismo, mira más bien al
hombre colectivo y, en la práctica, se traduce en una concentración totalitaria
del poder del Estado. Debemos denunciar que Latinoamérica se ve encerrada entre
estas dos opciones y permanece dependiente de uno u otro de los centros de
poder que canalizan su economía» (Mes. Justicia 10).
Ante esta
realidad, «la Iglesia quiere mantenerse libre frente a los opuestos sistemas,
para optar sólo por el hombre. Cualesquiera sean las miserias o sufrimientos
que aflijan al hombre, no será a través de la violencia, de los juegos de
poder, de los sistemas políticos, sino mediante la verdad sobre el hombre, como
la humanidad encontrará su camino hacia un futuro mejor» (Juan Pablo II,
Discurso inaugural III 3: AAS 71 p. 199). Sobre la base de este humanismo, los
cristianos obtendrán aliento para superar la porfiada alternativa y contribuir
a la construcción de una nueva civilización, justa, fraterna y abierta a lo
trascendente. Será, además, testimonio de que las esperanzas escatológicas
animan y dan sentido a las esperanzas humanas.
Para esta
acción audaz y creativa, el cristiano fortalecerá su identidad en los valores
originales de la antropología cristiana. La Iglesia, «no necesita, pues,
recurrir a sistemas e ideologías para amar, defender y colaborar en la liberación
del hombre: en el centro del mensaje del cual es depositaria y pregonera, ella
encuentra inspiración para actuar en favor de la fraternidad, de la justicia,
de la paz, contra todas las dominaciones, esclavitudes, discriminaciones,
atentados a la libertad religiosa, opresiones contra el hombre y cuanto atenta
contra la vida» (Juan Pablo II, Discurso inaugural III 2: AAS 71 p.
199).
Inspirándose
en estos contenidos de la antropología cristiana, es indispensable el
compromiso de los cristianos en la elaboración de proyectos históricos
conformes a las necesidades de cada momento y de cada cultura.
Atención
y discernimiento especiales debe merecer al cristiano su eventual compromiso en
movimientos históricos nacidos de diversas ideologías que, por otra parte, son
distintos de ellas. Según la doctrina de Pacen in Terris (nn. 55 y 152)
retomada en Octogesima Adveniens, no se puede identificar las teorías
filosóficas falsas con los movimientos históricos originados en ellas, en la
medida en que estos movimientos históricos pueden ser influenciados en su
evolución. El compromiso de los cristianos en estos movimientos en todo caso,
les plantea ciertas exigencias de fidelidad perseverante que facilitarán su
papel evangelizador.
Puebla
nn. 550-554.
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