Opinión / Fr. Francisco L.
de Faragó Palou, OP
La misión ante
el ser-negado (I) *
No tenemos otra opción, ante las discriminaciones
y esclavitudes actuales que tomar partido por los pobres; si queremos vivir en
misión deberemos optar de forma clara y prioritaria por ellos.
Si examinamos en una muy breve síntesis de la
historia de la Orden de Predicadores la atención a los pobres, vemos que, en el
momento de su fundación, los predicadores junto con los franciscanos, ya en las
primeras décadas del siglo XIII, abandonan la seguridad de los monasterios,
propia de benedictinos y resto de Órdenes, sus riquezas, sus beneficios, y al
margen del poder, se desplazan a las afueras de las ciudades. La pobreza de
dominicos y franciscanos supone un corte radical respecto del ideal de pobreza
en la vida religiosa de los siglos anteriores, así como de los canónigos
regulares, en los que una estricta pobreza individual, que aumentaba su
credibilidad, era el contrapeso a la riqueza de los monasterios y colegios
canonicales, que se afanaban en sus hospederías a la atención y auxilio de los
pobres que se dirigían a ellos y por ellos eran acogidos.
Ser fiel a su carisma de predicación viviendo en permanente escucha de las interpelaciones de Dios en las distintas situaciones del contexto socio-eclesial
Cuando Domingo de Guzmán funda su Orden en 1216,
la pobreza ya no estaba solo alrededor de los monasterios, sino que se expandía
por las villas en crecimiento con el nacimiento de la burguesía. Surgen
entonces las Órdenes mendicantes que pretenden en su mendicidad la atención a
los pobres mediante la comunión de vida, esto es, viviendo como ellos. Michel
Mollat lo expresa así: “para Francisco y Domingo el pobre es un ser viviente y
la pobreza un hecho concreto. Ellos no se adhieren a una noción, sino que
quieren compartir un género de vida y esta pobreza real, van a buscarla allá
donde ella tiene un terreno nuevo: la Villa”.
Los diferentes institutos religiosos de los siglos
posteriores orientados en su misión apostólica a los diferentes campos de
actividad: educación, salud, etc., siempre mantendrán, con mayor o menor éxito,
el ideal de fidelidad al carisma de los fundadores respondiendo a las
exigencias y urgencias sociales, con momentos en los que la atención a los
pobres sufrirá también los mismos vaivenes.
Pero en toda la historia de la vida religiosa hay
que reconocer que esa tensión entre momentos álgidos y decadencia, reforma y
laxismo siempre estuvo relacionada con la pobreza y los pobres.
Lo que sí está claro es que la vida religiosa, y
más aún la religiosa-misionera, como lo es la dominicana, solo podrá ser fiel a
su carisma de predicación viviendo en permanente escucha de las interpelaciones
de Dios en las distintas situaciones del contexto socio-eclesial; así ocurrió
con Benito, Domingo de Guzmán, Francisco de Asís, con la salvedad que si
hablamos del contexto socio eclesial-misionero, me refiero a la misión “ad
gentes”, se hace aún mucho más necesaria esa escucha que comprende hoy día el
estudio, a la luz del evangelio, de la antropología, de la historia de las
culturas, de la historia de las misiones…, en una palabra la misionología, para
pasar de los tratados teológicos clásicos al campo metodológico (pastoral
misionera) y vivencial (espiritualidad misionera). Primera parte.
La condición humana del pobre no es su culpa; ni
es suficiente juzgarla y tildarla de injusticia, porque sería responsabilizar
de ella a un grupo social que serían los injustos. La condición humana del
pobre es una cuestión que afecta a toda la sociedad humana en su globalidad y a
las relaciones que se establecen en ella. Los pobres de hoy no solo postulan
una sociedad nueva, sino un mundo de relaciones sociales nuevo.
Los pobres no nacen, nacen personas. Los pobres
los producimos y los mantenemos en su pobreza por nuestras estructuras de
dominio casi siempre de dimensión transnacional. Los países pobres han sido
encadenados a su pobreza por otros países de los que dependen, y que les
exprimen su mermada riqueza con mayor o menor fuerza y opresión.
Tenemos el mejor ejemplo actual en la vacunación
del COVID19: mientras los países ricos del norte, con mayor o menor éxito, van
vacunando a sus poblaciones, ¿para cuándo se vacunará a la población del
continente africano o de América Latina?
*Fr. Francisco L. de Faragó Palou, OP
Director de Selvas Amazónicas – Misioneros
Dominicos
https://selvasamazonicas.org/ver-noticia?idNoticia=3374
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