Evangelios | Giuseppe De Rosa
Los años «oscuros» de Jesús en Nazaret
La "juventud" de Jesús
Jesús pasó los años de su adolescencia y juventud
en Nazaret, donde, viviendo el clima espiritual del «judaísmo del segundo
Templo», que era el clima religioso no solo de Judea sino también de Galilea,
llegó a ser espiritualmente «hebreo». ¿Pero qué podemos decir sobre estos
largos años de Jesús pasados en Nazaret? Aparte del episodio en que se «pierde»
en el Templo, narrado por Lucas (2,41-50), los Evangelios han callado al
respecto. Solo Lucas dice que, después de regresar de Jerusalén a Nazaret,
Jesús «progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los
hombres» (Lc 2,52), es decir, Jesús avanzaba cada vez más en el crecimiento de
su «sabiduría» interior, de la que había dado pruebas al responder tanto a los
doctores como a sus padres en el Templo. Como Samuel, este «crecía siendo
apreciado por Dios y por los hombres» (1 Sm 2,26). Crecía, luego, en edad y en
la bondad de sus compatriotas. Por ello, sobre los años que Jesús transcurrió
en Nazaret, solo se puede saber algo recurriendo a lo que habitualmente ocurría
en un pueblo de Galilea en los primeros 30 años del siglo y a lo que se puede
recabar de los Evangelios canónicos.
Nazaret
En tiempos de Jesús, Nazaret – (o Nazará [Lc
4,16]) – era un modesto pueblo rural de la baja Galilea, sin ninguna
importancia ni política ni religiosa, al punto de que Nazaret no se menciona ni
en el Antiguo Testamento, ni en los primeros escritos rabínicos. Contaba
probablemente entre 1.600 y 2.000 habitantes y tenía una sinagoga, que no era
necesariamente una construcción en piedra, destinada al culto sinagogal, sino
que también podía ser una sala amplia situada en alguna casa de grandes
dimensiones. Se ubicaba al norte de la llanura de Esdrelón, a 390 metros sobre
el nivel del mar, estaba a 25 km del lago de Genesaret y unos 35 km del mar
Mediterráneo. No era un pueblo aislado, porque se encontraba a pocos kilómetros
de la ciudad de Séforis, capital administrativa del distrito, mandada construir
por el tetrarca Herodes Antipas, al sur del camino principal que conducía de
Tiberíades (en el lago de Genesaret) a Tolemaida (en el Mediterráneo). La mayor
parte de las casas del pueblo estaban constituidas por pequeñas habitaciones
construidas alrededor de un patio central.
Fue en este modesto pueblo rural que Jesús vivió
su adolescencia y juventud, desarrollándose física y psicológicamente como un
adolescente y joven normal.
La familia de Jesús
El nombre que llevaba Jesús – YŁšû, forma
abreviada de YŁšûa‘, abreviatura a su vez del nombre de Josué, hijo de Nun,
Yehôšua‘, sucesor de Moisés en la guía del pueblo de Israel a la conquista de
la Tierra prometida – era muy popular en el mundo hebreo, y continuó siéndolo
hasta el inicio del siglo II después de Cristo, cuando la veneración cristiana
al nombre de Jesús indujo a los hebreos a dejar de dar el nombre de YŁšû o de
Yehôšua‘ a sus hijos.
Los antiguos nombres hebreos eran generalmente
abreviaturas de una frase que se refería a Dios: es decir, eran nombres
«teofóricos». Así, Yehôšua‘ (Josué) significaba originalmente «YHWH ayuda» o
«Pueda YHWH ayudar»; y el nombre de Jesús, YŁšû, significa «YHWH salva» o
«Salvación de Dios (YHWH)». Este carácter «teofórico» del nombre de Jesús deja
de advertirse en el griego IŁsous y en el latín Iesus o Jesu, y en el español.
Los Evangelios hablan de una «familia» de Jesús:
hablan, en efecto, de su padre «putativo» (hôs enomizeto) (Lc 3,23), José; de
su madre, María; de cuatro hermanos (Santiago, José [o Joses], Judas y Simón:
Mc 6,3; Mt 13,55); y de dos hermanas (ibid)[. ¿De qué «familia» se trataba?
Los exégetas en este punto están muy divididos. Buena parte de ellos, por
motivos lingüísticos, considera más probable la hipótesis que plantea que se
trataba de verdaderos hermanos y hermanas que María habría tenido con José
después de Jesús: esto cuestionaría la virginitas post partum de María,
presente en particular en la expresión «María, siempre virgen» (aei
parthenos)[2]. La perpetua virginidad de María, sostenida desde siempre con
certeza por la Iglesia, puede fácilmente conciliarse con los resultados de la
investigación histórica, suponiendo que, después de la muerte de José, María
pasó junto a Jesús a formar parte de una familia de parientes cercanos, y que
en ella Jesús creció con los otros hijos de la familia, convirtiéndose estos
últimos en sus hermanos y hermanas en base a esta comunidad.
https://www.laciviltacattolica.es/2021/05/19/los-anos-oscuros-de-jesus-en-nazaret/
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