Desde la Misión |
P. Juan Tomás García, msc
Misión: somos enviados al mundo
El Envío
Misionero
Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos (Mt 28, 19). A los
Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, reunidos en Capítulo General en Roma,
al ser recibidos por el Papa Francisco les animó a “volver al primer y único
amor”, a mantener los ojos fijos en el Señor Jesucristo para aprender de él a
amar con un corazón humano, a buscar y cuidar a las perdidas y heridas, a
luchar por la justicia y la solidaridad con los débiles y los pobres, a dar
esperanza y dignidad a los desheredados, a ir a cualquier lugar
donde un ser humano espere ser acogido y ayudado. Cuando les manda como misioneros
al mundo, este es el primer Evangelio que la Iglesia les confía: mostrar en sus
personas y con sus obras el amor apasionado y amor tierno de Dios por
los pequeños, los últimos, los indefensos, los descartados de la tierra”. (Papa Francisco. Mensaje a los Misioneros
del Sagrado Corazón, sábado 16-9-2017, sala Clementina, Ciudad del Vaticano).
La Forma de vivir
la misión
Cuando Jesús envía a sus discípulos a la misión les instruye sobre la
manera de realizarla. Ellos habían compartido un buen tiempo con él y vieron
bien el estilo misionero de Jesús. El valor para este mes es recordar esto y
hacer lo necesario para vivirlo con alegría y determinación. Somos
continuadores de la misión de Jesús, en nuestra realidad y en nuestro contexto
concreto. Jesús se había dedicado a anunciar la Buena noticia de Dios a su
pueblo con gestos y palabras. Así vivieron los Primeros cristianos su misión,
hasta dar la vida por amor como su Maestro. Esta es también hoy nuestra misión.
Lo que el Papa Francisco nos dice a los MSC va en esta línea.
La Misión de Jesús
y de la Iglesia Hoy
La Iglesia, las comunidades cristianas y cada uno de los creyentes en
Cristo han de recordar lo que Jesús nos enseña con su vida. Él se apropió la
misión de profeta que encontramos en Lucas 4, 16-21. Siente la presencia del
Espíritu de Dios en él, quien lo ha ungido para anunciar la Buena Noticia a los
pobres, anunciar la liberación de todo tipo de opresión y anunciar el año de la
gracia para toda la humanidad… Esa es hoy la tarea de la Iglesia, para eso nos
dice Jesús Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos. No nos dice vayan y
traigan gente a la Iglesia sino hagan discípulos. Esta es la tarea de toda
evangelización, que las personas encuentren a Jesús. Y nosotros vivir de tal
manera, que crean en él y lo acojan como salvador.
La situación de la
Misión evangelizadora Hoy
Los
países del llamado primer mundo, han pasado de ser en un casi 100 % católicos a
menos de un 10% en nuestros días. Es el caso de Canadá. Australia y los países
europeos. La Iglesia no tiene más remedio que poner en venta una gran cantidad
de templos. ¿Por qué la gente se ausenta de la Iglesia? Si encontramos
respuestas a esta pregunta podremos encontrar caminos misioneros adecuados para
retomar la misión con un impulso nuevo, capaz de responder a las expectativas
de la gente. A millones de persona no le dice nada la Iglesia y sus prácticas
religiosas. Por eso hoy tenemos que encontrar caminos de reencantamiento
sostenible de la fe en Jesucristo. Si es verdad que a la Iglesia de Hoy les
faltan misioneros, evangelizadores, gente comprometida con su causa, no es
menos cierto que nos falta más testimonio.
Caminos de renovación
misionera
En
1995 Juan Pablo II invitó a la Iglesia a pasar de la conservación a la misión.
La misión no se vive de manera estática, esta implica
una dinámica de salida, de desplazamiento, un «ir hacia»: un movimiento hacia
lo otro, una penetración en la sociedad. Lo subrayan los evangelios vayan por
todo el mundo (Marcos 16,15); Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos
(Mateo 28,19) Serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea… (Hechos 1,8). La
misión exige descentramiento, salida, desinstalación. Nuestra misión nos está
pidiendo cada día con más urgencia pasar de una pastoral ligada al territorio
(parroquia), centrada sobre todo en la liturgia, la catequesis y la acción
caritativa, a una pastoral evangelizadora más decidida y misionera.
Finalmente, recordemos que la misión es de todos. Toda comunidad
constituida es siempre enviada, llamada a ser signo de salvación más allá de
sus límites. La misión es propiamente expansión de lo que vive la comunidad
cristiana. Nuestra manera de vivir la fe es ya una misión pero tenemos que ir
más allá y organizarnos para tener una presencia positiva en nuestro mundo. En
adelante será cada vez más importante que nunca la creatividad, la obediencia
al Evangelio que es quien pone vida en la Iglesia, introduce el Espíritu, abre
caminos, alienta a buscar salidas nuevas a situaciones nuevas.
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