Mensaje | Centro Montalvo
Río Masacre: Agua que genere vida para
República Dominicana y Haití
El río Masacre abre un nuevo capítulo en las
relaciones dominico-haitianas. Sus aguas, nacidas en territorio dominicano,
sirven de frontera en el noroeste del país, y son noticia desde que trascendió
que en territorio haitiano se construye un canal en Ouanaminthe (Juana Méndez),
desviando agua del río para fines agrícolas. Algunos sectores han interpretado
la noticia como un atentado a la soberanía.
A propósito de ello, es oportuno recordar, que, en
la misma zona internacional, República Dominicana tiene tres canales que le
sacan agua al Masacre: el primero en la Aduana; el segundo, en la toma de Don
Pedro, que irrigan las tierras de Sanché; y el tercero, en la Colonia Japonesa.
En adición, está la presa que construyó el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos
(INDRHI), en Los Miches, Dajabón, durante la administración del presidente
Danilo Medina.
Ante denuncias de que en Haití se pretende
utilizar aguas del Masacre –un río que pertenece a los dos Estados-, el
presidente Luis Abinader señaló que “en este tipo de situaciones se ejecutarán
las leyes y acuerdos internacionales para que no perjudiquen a ninguna de las
dos naciones”.
Por su parte, el ministro de Medio Ambiente y
Recursos Naturales, Orlando Jorge Mera, recordó que existe un Tratado de Paz y
Amistad Perpetua y Arbitraje con Haití que data del 14 de marzo de 1929 y que
tiene la aprobación del Congreso Nacional.
No han faltado voces que tilden de “débil” y
“blandengue” la postura del gobierno dominicano frente al tema de la pretensión
de desviar aguas del Masacre hacia territorio agrícola haitiano.
Este episodio llega justo en un momento crítico de
la realidad de Haití. El país vecino está sumido en una profunda crisis de
gobernabilidad y alimentaria. Impera el desorden económico, político y social,
sin esperanzas de salida en el corto plazo. Una realidad así es caldo de
cultivo para que emerjan todos los negocios ilícitos, pandillas, narcotráfico,
mientras los sectores opositores haitianos están unidos en reclamar la renuncia
del presidente Jovenel Moïse. Al mismo tiempo, República Dominicana está
enfrascada en su recuperación económica y vacunando a su población contra la
COVID-19 para volver a la normalidad.
En este contexto, resulta inhumano alentar
conflictos como este del río Masacre y sus aguas. Es tiempo de armonizar, no de
pleitear. Es tiempo de negociaciones de gente madura de palabra y de obras. Es
tiempo de diálogo fructífero, más que de confrontaciones estériles. No es
tiempo de dar pie a provocaciones seudonacionalistas que no suman, sino que
restan; no multiplican, sino que dividen con su discurso de odio y encendidas
palabras patrióticas.
República Dominicana y Haití son dos Estados
nación compartiendo una misma isla. De una vez por todas, ambas naciones deben
asumir que elaborar una agenda binacional con visión a corto, mediano y largo
plazo, es la alternativa más viable. Esto supone buena voluntad política de
ambas partes. Es tiempo de retomar lo anunciado por el canciller dominicano, en
enero pasado, la determinación de los presidentes de ambos países a trazar una
ruta de colaboración para mejorar la convivencia entre ambas naciones. Es
tiempo de “canales y puentes, no de muros ni verjas”, como dice el papa
Francisco.
Aprovechar el agua del río Masacre es una gran
oportunidad para que ambas naciones cooperen concretamente en una necesidad
sentida: agua que genere vida para ambos lados de la isla. De una vez por
todas, debemos entender que un incremento en la calidad de vida de un vecino
mejora también la propia calidad de vida; y que lo contrario sucede si se
experimenta un deterioro colectivo.
Los capítulos seis (Diálogo y amistad social) y
siete (Caminos de reencuentro) de la Encíclica Fratelli tutti, del papa
Francisco, nos pueden ayudar a transformar este potencial conflicto en espacio
de fortalecer las relaciones binacionales. «Cada uno de nosotros está llamado a
ser un artesano de la paz, uniendo y no dividiendo, extinguiendo el odio y no
conservándolo, abriendo las sendas del diálogo y no levantando nuevos muros» (Fratelli
tutti, núm. 289).
La ruta para relaciones humanas fraternales es el
diálogo, la amistad social y los caminos de reencuentro.
Centro de Reflexión y Acción Social Padre Juan
Montalvo, S.J.
Santo Domingo, 10 de mayo de 2021
Radio Marién
P. Guillermo Perdomo S.J.
Director General
P. Regino Martínez, S.J.
Dajabón
P. Jesús M. Lora Lora, S.J.
Parroquia Nuestra Señora del Rosario
Dajabón
P. Leonardo Aquiles Ozuna Pérez, S.J.
Parroquia San Ramón Nonato
Partido, Dajabón
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