Dos Minutos | José María Toro/Noticias Obreras
Dime cómo respiras y
te diré cómo vives
La respiración en mucho más
que un mero meter y sacar aire. Es el gran alimento de la vida atravesando, recorriendo,
irrigando nutriendo todo mi cuerpo, todo mi ser.
Vivo según respiro y
respiro como vivo. Por eso, cuando mi respiración se descoloca mi vida se
desordena. Por el contrario, si respiro de manera espontánea, fluida y natural,
mi vida fluye adecuadamente, como el río sin obstrucciones, hacia el mar de su más
auténtica esencia.
La naturaleza puramente física
del proceso respiratorio encierra dentro de sí un rico y profundo simbolismo,
una advertencia o mensaje espiritual.
Respirar consiste en
adecuar, armonizar, integrar convenientemente en un solo movimiento dos
pulsaciones o polaridades básicas: inspirar y espirar.
Mi manera de “inspirar” está
expresada cómo me dilato, cuál es mi apertura, cómo recibo y de qué manera me
lleno.
Mi modo de “expirar”
refleja cómo me contraigo, cómo me vacío, cuál es mi capacidad para soltar y
para desapegarme.
Mi modo de respirar puede
constituir una certera “profesión pública” que continuamente hago de la
naturaleza y consistencia de mi fe, de mi capacidad de entrega y abandono, de
la confianza en que un nuevo soplo irrumpirá de nuevo para vivificarme por
entero.
Asentado en una respiración
defectuosa, deficiente e inadecuada, mi estado general y las acciones
particulares que de él surgen, se muestran incorrectas y actúan inadecuadamente.
Los rasgos de mi respiración
impregnan e imprimen con un sello característico mi forma de pensar y mi modo
de sentir.
No solo de pan vive el
hombre, sino también del aire que respira y de la manera como lo respira.
Paradójicamente, y aunque podemos estar muchos días sin comer y tan solo unos breves minutos de ayuno respiratorio, “pensamos mucho más en el comer que en el respirar”.
Publicado por Noticas Obreras
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